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Columnista - 8 octubre, 2024

Recordando “La Carta a García”

Más de 120 años después, a pesar de que vivimos en una era diferente a la de entonces, el mensaje de “La Carta a García” sigue siendo importante.

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En 1899, el escritor y empresario estadounidense Elbert Hubbard publicó un ensayo titulado “La Carta a García”, que rápidamente se convirtió en una referencia mundial, siendo traducido a todos los idiomas. En este escrito, se narra la historia de Rowan, un joven oficial encargado de llevar una carta importante al general cubano Calixto García durante la Guerra Hispano-Estadounidense. Lo que resalta en la historia no es el contenido de la carta, sino cómo Rowan asume su misión sin preguntas ni excusas, actuando con determinación. Rowan no procrastina, simplemente actúa. Esta actitud de responsabilidad y compromiso es lo que, según Hubbard, distingue a las personas exitosas.

Más de 120 años después, a pesar de que vivimos en una era diferente a la de entonces, el mensaje de “La Carta a García” sigue siendo importante. Las máquinas han revolucionado la productividad, y la inteligencia artificial permite agilizar muchas de nuestras tareas diarias. Sin embargo, no podemos olvidar que el valor humano es insustituible. Una máquina puede hacer el trabajo de muchos, pero ningún avance tecnológico puede reemplazar a una persona que actúa con iniciativa, compromiso y responsabilidad.

¿Cuántas veces posponemos lo que debemos hacer? ¿Cuántas veces buscamos excusas antes de afrontar nuestras responsabilidades? Este hábito se convierte en uno de los mayores frenos para lograr el éxito, tanto en lo personal como en lo profesional. Al dejar todo para el último minuto, nos encontramos con la inevitable pregunta: ¿cómo nos sentimos al darnos cuenta de que no hemos cumplido con nuestras obligaciones? La procrastinación no solo perjudica nuestro rendimiento, sino que también genera estrés y ansiedad. Muchas veces, terminamos actuando de manera mediocre, entregando resultados que no reflejan nuestro verdadero potencial. Por eso, es fundamental dejar de lado las excusas y comprometernos a actuar con decisión y propósito.

Hoy, las empresas buscan más que simples trabajadores; buscan personas proactivas, capaces de resolver conflictos, de innovar y liderar. Es por esto que el concepto de “jefe” ha dado paso al de “líder”. Un líder no es quien controla, sino quien inspira, fomenta la autonomía y confía en su equipo para tomar la iniciativa.

En este contexto, como siempre lo digo, la educación juega un papel fundamental. La capacidad de resolver problemas y actuar con autonomía es una habilidad que se debe fomentar desde las aulas. Aprender a tomar la “carta” y buscar soluciones por uno mismo es tan importante como adquirir conocimientos teóricos y técnicos. Las habilidades blandas, como la comunicación efectiva, la adaptabilidad o el liderazgo, se requieren en el desarrollo profesional y deben ser parte integral de cualquier formación. En el emprendimiento, por ejemplo, los desafíos constantes requieren tacto, razonamiento crítico y creatividad, cualidades humanas que ninguna máquina puede imitar.

La tecnología, especialmente la inteligencia artificial, es una herramienta valiosa, pero no debemos perder de vista el enfoque humano. Las habilidades blandas no solo mejoran el entorno laboral, sino que son esenciales para el bienestar de cualquier comunidad. La capacidad de conectar con otros, de entender sus necesidades y de resolver problemas con una visión más amplia es lo que nos define y diferencia como personas.

Como dijo Hubbard: «La mejor preparación para un buen trabajo mañana es hacer un buen trabajo hoy». Y esa lección es tan cierta hoy como lo fue en 1899. El éxito no depende solo de la rapidez con la que se complete una tarea, sino de la dedicación, la calidad y el compromiso con el que se aborde, sin buscar excusas. Eso es lo que realmente nos llevará a triunfar. 

Por: Sara Montero Muleth*

*AbogadaOficial de Medios de Vida

Corporación Opción Legal/Mercy Corps

Columnista
8 octubre, 2024

Recordando “La Carta a García”

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Sara Montero Muleth

Más de 120 años después, a pesar de que vivimos en una era diferente a la de entonces, el mensaje de “La Carta a García” sigue siendo importante.


En 1899, el escritor y empresario estadounidense Elbert Hubbard publicó un ensayo titulado “La Carta a García”, que rápidamente se convirtió en una referencia mundial, siendo traducido a todos los idiomas. En este escrito, se narra la historia de Rowan, un joven oficial encargado de llevar una carta importante al general cubano Calixto García durante la Guerra Hispano-Estadounidense. Lo que resalta en la historia no es el contenido de la carta, sino cómo Rowan asume su misión sin preguntas ni excusas, actuando con determinación. Rowan no procrastina, simplemente actúa. Esta actitud de responsabilidad y compromiso es lo que, según Hubbard, distingue a las personas exitosas.

Más de 120 años después, a pesar de que vivimos en una era diferente a la de entonces, el mensaje de “La Carta a García” sigue siendo importante. Las máquinas han revolucionado la productividad, y la inteligencia artificial permite agilizar muchas de nuestras tareas diarias. Sin embargo, no podemos olvidar que el valor humano es insustituible. Una máquina puede hacer el trabajo de muchos, pero ningún avance tecnológico puede reemplazar a una persona que actúa con iniciativa, compromiso y responsabilidad.

¿Cuántas veces posponemos lo que debemos hacer? ¿Cuántas veces buscamos excusas antes de afrontar nuestras responsabilidades? Este hábito se convierte en uno de los mayores frenos para lograr el éxito, tanto en lo personal como en lo profesional. Al dejar todo para el último minuto, nos encontramos con la inevitable pregunta: ¿cómo nos sentimos al darnos cuenta de que no hemos cumplido con nuestras obligaciones? La procrastinación no solo perjudica nuestro rendimiento, sino que también genera estrés y ansiedad. Muchas veces, terminamos actuando de manera mediocre, entregando resultados que no reflejan nuestro verdadero potencial. Por eso, es fundamental dejar de lado las excusas y comprometernos a actuar con decisión y propósito.

Hoy, las empresas buscan más que simples trabajadores; buscan personas proactivas, capaces de resolver conflictos, de innovar y liderar. Es por esto que el concepto de “jefe” ha dado paso al de “líder”. Un líder no es quien controla, sino quien inspira, fomenta la autonomía y confía en su equipo para tomar la iniciativa.

En este contexto, como siempre lo digo, la educación juega un papel fundamental. La capacidad de resolver problemas y actuar con autonomía es una habilidad que se debe fomentar desde las aulas. Aprender a tomar la “carta” y buscar soluciones por uno mismo es tan importante como adquirir conocimientos teóricos y técnicos. Las habilidades blandas, como la comunicación efectiva, la adaptabilidad o el liderazgo, se requieren en el desarrollo profesional y deben ser parte integral de cualquier formación. En el emprendimiento, por ejemplo, los desafíos constantes requieren tacto, razonamiento crítico y creatividad, cualidades humanas que ninguna máquina puede imitar.

La tecnología, especialmente la inteligencia artificial, es una herramienta valiosa, pero no debemos perder de vista el enfoque humano. Las habilidades blandas no solo mejoran el entorno laboral, sino que son esenciales para el bienestar de cualquier comunidad. La capacidad de conectar con otros, de entender sus necesidades y de resolver problemas con una visión más amplia es lo que nos define y diferencia como personas.

Como dijo Hubbard: «La mejor preparación para un buen trabajo mañana es hacer un buen trabajo hoy». Y esa lección es tan cierta hoy como lo fue en 1899. El éxito no depende solo de la rapidez con la que se complete una tarea, sino de la dedicación, la calidad y el compromiso con el que se aborde, sin buscar excusas. Eso es lo que realmente nos llevará a triunfar. 

Por: Sara Montero Muleth*

*AbogadaOficial de Medios de Vida

Corporación Opción Legal/Mercy Corps