Una verdadera oda a la amistad es la canción poética que interpreta el brasileño Roberto Carlos y que en su lujoso contenido pide: “Yo solo quiero mirar los campos, yo solo quiero cantar mi canto, pero no quiero cantar solito, yo quiero un coro de pajaritos; quiero llevar este canto amigo a quien lo pudiera […]
Una verdadera oda a la amistad es la canción poética que interpreta el brasileño Roberto Carlos y que en su lujoso contenido pide: “Yo solo quiero mirar los campos, yo solo quiero cantar mi canto, pero no quiero cantar solito, yo quiero un coro de pajaritos; quiero llevar este canto amigo a quien lo pudiera necesitar, yo quiero tener un millón de amigos y así más fuerte poder cantar”.
Y desde el contenido de la canción se percibe un deseo intrínseco de recorrer el mundo, grande o pequeño, dependiendo del espacio donde usted se mueva, es decir dependiendo de su mundo. “Yo solo quiero un viento fuerte, llevar mi barco con rumbo norte y en el trayecto voy a pescar para dividir luego al arribar; yo quiero creer la paz del futuro, quiero tener un lugar sin muro, quiero a mi hijo pisando firme, cantando alto, sonriendo libre; yo quiero amor siempre en esta vida, sentir calor de una mano amiga, quiero a mi hermano sonrisa al viento, verlo llorar pero de contento”.
La alegórica canción nos habla de un millón de amigos, pero en realidad se refiere a que puede ser uno, dos o tres, pero que definitivamente sea verdaderamente amigo, de tal manera que parezca un millón. Muchas páginas de oro se han escrito al valor de la amistad; una canción de Rafael Mendoza es incluida en el álbum tardes de verano de Los Hermanos Zuleta, allí exaltan la canción Amigo. “Amigo, ¿qué quiere decir amigo? Hasta donde he comprendido, significa un sentimiento de amistad sin interés. Amigo es aquel que te sirve cuando lo necesitas y no cobra interés, amigo es aquel que te observa que estás en un abismo y no te deja caer”.
Muchas personas a través de expresiones de inconformidad argumentan que no hay amigos, otros los cuentan con los dedos de una mano y le sobran dedos, dicen. Cuando Jesús vino a la tierra, profetizó que lo más importante era amar al prójimo como a sí mismo, se rodeó de 12 amigos, algunos lo traicionaron y él los perdonó. Cultivó una hermosa amistad con María, Marta y Lázaro, de esta amistad se dice que Jesús lloró al amigo en su muerte; luego se sabe que llegó hasta él y lo resucitó.
Hay una canción que desde niño hemos cantado y que dice: “Si una buena amistad tienes tú, alaba a Dios pues la amistad es un bien; ser amigo es hacer al amigo todo el bien, que bueno es saber amar. La amistad viene de Dios y a Dios ha de volver que bueno es saber amar”.
Por último y para cerrar esta disertación sobre la amistad, ya cada uno dará el valor preciso a los amigos que le llegaron a la mente leyendo esta nota, quiero compartirles un fragmento de un bello poema a la amistad. “Poema a un amigo” de un autor desconocido que dice: “no puedo cambiar tu pasado ni tu futuro. Pero cuando me necesites estaré junto a ti. No puedo evitar que tropieces. Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas”.
A mis amigos, los que están y son… ustedes saben quiénes. Sólo eso.
Una verdadera oda a la amistad es la canción poética que interpreta el brasileño Roberto Carlos y que en su lujoso contenido pide: “Yo solo quiero mirar los campos, yo solo quiero cantar mi canto, pero no quiero cantar solito, yo quiero un coro de pajaritos; quiero llevar este canto amigo a quien lo pudiera […]
Una verdadera oda a la amistad es la canción poética que interpreta el brasileño Roberto Carlos y que en su lujoso contenido pide: “Yo solo quiero mirar los campos, yo solo quiero cantar mi canto, pero no quiero cantar solito, yo quiero un coro de pajaritos; quiero llevar este canto amigo a quien lo pudiera necesitar, yo quiero tener un millón de amigos y así más fuerte poder cantar”.
Y desde el contenido de la canción se percibe un deseo intrínseco de recorrer el mundo, grande o pequeño, dependiendo del espacio donde usted se mueva, es decir dependiendo de su mundo. “Yo solo quiero un viento fuerte, llevar mi barco con rumbo norte y en el trayecto voy a pescar para dividir luego al arribar; yo quiero creer la paz del futuro, quiero tener un lugar sin muro, quiero a mi hijo pisando firme, cantando alto, sonriendo libre; yo quiero amor siempre en esta vida, sentir calor de una mano amiga, quiero a mi hermano sonrisa al viento, verlo llorar pero de contento”.
La alegórica canción nos habla de un millón de amigos, pero en realidad se refiere a que puede ser uno, dos o tres, pero que definitivamente sea verdaderamente amigo, de tal manera que parezca un millón. Muchas páginas de oro se han escrito al valor de la amistad; una canción de Rafael Mendoza es incluida en el álbum tardes de verano de Los Hermanos Zuleta, allí exaltan la canción Amigo. “Amigo, ¿qué quiere decir amigo? Hasta donde he comprendido, significa un sentimiento de amistad sin interés. Amigo es aquel que te sirve cuando lo necesitas y no cobra interés, amigo es aquel que te observa que estás en un abismo y no te deja caer”.
Muchas personas a través de expresiones de inconformidad argumentan que no hay amigos, otros los cuentan con los dedos de una mano y le sobran dedos, dicen. Cuando Jesús vino a la tierra, profetizó que lo más importante era amar al prójimo como a sí mismo, se rodeó de 12 amigos, algunos lo traicionaron y él los perdonó. Cultivó una hermosa amistad con María, Marta y Lázaro, de esta amistad se dice que Jesús lloró al amigo en su muerte; luego se sabe que llegó hasta él y lo resucitó.
Hay una canción que desde niño hemos cantado y que dice: “Si una buena amistad tienes tú, alaba a Dios pues la amistad es un bien; ser amigo es hacer al amigo todo el bien, que bueno es saber amar. La amistad viene de Dios y a Dios ha de volver que bueno es saber amar”.
Por último y para cerrar esta disertación sobre la amistad, ya cada uno dará el valor preciso a los amigos que le llegaron a la mente leyendo esta nota, quiero compartirles un fragmento de un bello poema a la amistad. “Poema a un amigo” de un autor desconocido que dice: “no puedo cambiar tu pasado ni tu futuro. Pero cuando me necesites estaré junto a ti. No puedo evitar que tropieces. Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas”.
A mis amigos, los que están y son… ustedes saben quiénes. Sólo eso.