Por: Indalecio Dangond Baquero
Esta semana tuve la oportunidad de asistir a una conferencia en Bogotá, sobre el Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno del Presidente Santos. Como todos los anteriores viene bautizado con un nombre “Hacia la prosperidad democrática, visión 2010-2014”, tiene una parte general donde se indican los propósitos y objetivos a largo plazo, unas metas y prioridades de la acción estatal a mediano plazo y unas estrategias de política económica, social y ambiental que serán adoptadas por el Gobierno a corto plazo.
Como es de costumbre, cada cuatro años, estos planes son elaborados desde unas oficinas lujosas en Bogotá por unos estudiosos economistas de los Andes, con maestría en Yale, que llevan unos cuantos años analizando la pobreza de Colombia, poseen todas las estadísticas, desarrollan todos los modelos y están convencidos de que saben todo lo que hay que saber sobre la pobreza de este país y cuando creen tener la solución a estos problemas, se estrellan porque carecen de entendimiento.
Este tema de los economistas elaborando el plan de desarrollo, es como la persona que se la pasa recitando poemas y estudiando sobre el amor, que tarde o temprano, se va a dar cuenta de que nunca entenderá el amor, al menos que se enamore. ¿Qué significa esto? Que sólo puedes llegar a aspirar a entender algo, si haces parte de ello. En otras palabras, cuando perteneces, entiendes, cuando estás aislado, solo acumulas conocimiento y esa ha sido la función de la ciencia.
No quiero pasar por pesimista, pero auguro cuatro años huérfanos de inversión y justicia social en nuestra Región Caribe. Para que tengan una idea, de cada cien personas que viven en la zona rural, 64 son extremadamente pobres. Familias que con una parcela de 20 hectáreas, reciben ingresos promedio de 240 mil pesos mensuales, que escasamente les alcanza para almorzar arroz con espaguetis, porque el Estado se las adjudicó sin un proyecto productivo rentable y financiable, sin vías de acceso para sacar sus productos y sin asistencia.
Comparto, totalmente, la molestia manifestada por los gobernantes, congresistas y sociedad civil en un foro regional celebrado esta semana en Barranquilla. Estoy casi seguro de que el doctor Hernando José Gómez director del Departamento Nacional de Planeación, no se tomó el trabajo de convivir un tiempo con la pobreza, para que al menos comenzara a entender que en ese ambiente hay distintos valores y diferentes principios comparados con los que existen de donde proviene él. Si usted se va una semanita para Campo de la Cruz por ejemplo; aprenderá más de los pobres, que lo que ha aprendido toda su vida en la universidad. Y ahí, seguramente, tendrá mejores estrategias (que las incluidas en el actual Plan de Nacional de Desarrollo), para lograr el sueño de llegar a ser un país con prosperidad para todos.












