Dedico estas notas a mis amigos columnistas de El Pilón, a quienes les noto, a algunos, enfrascados en este tema.
Dedico estas notas a mis amigos columnistas de El Pilón, a quienes les noto, a algunos, enfrascados en este tema.
El hombre a través de la ciencia y con los conocimientos adquiridos cada día sorprende a la humanidad y pone en peligro nuestra imaginación, pues a través de tantos inventos llenos de perfección, algunos comienzan a pensar que somos seres superiores a todos los posibles existentes en el universo hasta ahora descubiertos por la mente humana.
Se han enorgullecido tanto de su inventiva que algunos del montón piensan que no se tiene oportunidad de convertirnos en inventores, pues ya todo está inventado y nos desilusionamos cuando en nuestra mente se pierde esta posibilidad, ya que para los hombres comunes su capacidad sólo llega hasta donde lo permiten sus conocimientos.
Cada día surgen cosas y más cosas que la gran mayoría de vivientes ni siquiera tienen ideas de que existen. Ya algunos con el ego revuelto de tanta inventiva se van más allá del pasado y de la historia universal y sus acontecimientos deslumbrantes, para sin modestia llegar no solo a pensar, sino a expresar con sentimientos de certezas, que el hombre creo a Dios… ¡Vaya, las ironías de la
grandeza sin límites!
La modestia, el arma más atractiva del sabio parece que desapareciera en algunos de estos protagonistas del ingenio calificado, y de otros, pocos preocupantes por su ignorancia positiva.
“Que fácil se pierde la modestia cuando nos dejamos atrapar de la vanidad y el orgullo a través de una apariencia de valores sociales que jamás hemos logrado, permitiendo de paso el deterioro hasta de los actos más humildes que hayamos poseído”
Si el hombre es el autor intelectual de Dios, entonces surge la pregunta sencilla, … ¿Quién creo al hombre?
Tuvo que haber sido alguien superior, muy superior cuya concepción no cabe en nuestra mente, pero si en nuestros sentimientos. Así las cosas, nos permiten intuir que quien haya creado al hombre, ha de ser algo o alguien muy superior al hombre y este es el estado máximo dentro de los límites de la creación
total, que no es más que el ser supremo, que no es más que el Dios de todos y entonces nos damos cuenta que bajo cualquier análisis que permita nuestra imaginación, todos los caminos conducen a ese Dios.
Por mucha inventiva lograda y por lo que falta por lograr, solo nos permite concluir que alguien o algo dirige nuestros actos, en donde lo imperfecto cuando aflora nos permite expresar tales declaraciones, que no son más que frutos de sus actos anormales, en donde lo absurdo da hasta para pensar que tampoco Dios existe.
Si no fuera por los actos continuos de irracionalidad permanente, yo pondría al hombre en la escala de los semidioses, pero hasta ahora no es sino un simple ídolo de ilusiones confusas en donde algunos más racionales que el resto, permiten estabilizar los sentimientos y estancar las obsesiones.
Dedico estas notas a mis amigos columnistas de El Pilón, a quienes les noto, a algunos, enfrascados en este tema.
Dedico estas notas a mis amigos columnistas de El Pilón, a quienes les noto, a algunos, enfrascados en este tema.
El hombre a través de la ciencia y con los conocimientos adquiridos cada día sorprende a la humanidad y pone en peligro nuestra imaginación, pues a través de tantos inventos llenos de perfección, algunos comienzan a pensar que somos seres superiores a todos los posibles existentes en el universo hasta ahora descubiertos por la mente humana.
Se han enorgullecido tanto de su inventiva que algunos del montón piensan que no se tiene oportunidad de convertirnos en inventores, pues ya todo está inventado y nos desilusionamos cuando en nuestra mente se pierde esta posibilidad, ya que para los hombres comunes su capacidad sólo llega hasta donde lo permiten sus conocimientos.
Cada día surgen cosas y más cosas que la gran mayoría de vivientes ni siquiera tienen ideas de que existen. Ya algunos con el ego revuelto de tanta inventiva se van más allá del pasado y de la historia universal y sus acontecimientos deslumbrantes, para sin modestia llegar no solo a pensar, sino a expresar con sentimientos de certezas, que el hombre creo a Dios… ¡Vaya, las ironías de la
grandeza sin límites!
La modestia, el arma más atractiva del sabio parece que desapareciera en algunos de estos protagonistas del ingenio calificado, y de otros, pocos preocupantes por su ignorancia positiva.
“Que fácil se pierde la modestia cuando nos dejamos atrapar de la vanidad y el orgullo a través de una apariencia de valores sociales que jamás hemos logrado, permitiendo de paso el deterioro hasta de los actos más humildes que hayamos poseído”
Si el hombre es el autor intelectual de Dios, entonces surge la pregunta sencilla, … ¿Quién creo al hombre?
Tuvo que haber sido alguien superior, muy superior cuya concepción no cabe en nuestra mente, pero si en nuestros sentimientos. Así las cosas, nos permiten intuir que quien haya creado al hombre, ha de ser algo o alguien muy superior al hombre y este es el estado máximo dentro de los límites de la creación
total, que no es más que el ser supremo, que no es más que el Dios de todos y entonces nos damos cuenta que bajo cualquier análisis que permita nuestra imaginación, todos los caminos conducen a ese Dios.
Por mucha inventiva lograda y por lo que falta por lograr, solo nos permite concluir que alguien o algo dirige nuestros actos, en donde lo imperfecto cuando aflora nos permite expresar tales declaraciones, que no son más que frutos de sus actos anormales, en donde lo absurdo da hasta para pensar que tampoco Dios existe.
Si no fuera por los actos continuos de irracionalidad permanente, yo pondría al hombre en la escala de los semidioses, pero hasta ahora no es sino un simple ídolo de ilusiones confusas en donde algunos más racionales que el resto, permiten estabilizar los sentimientos y estancar las obsesiones.