Las cifras van en aumento pero el miedo se ha ido disipando, lo digo por la cantidad de personas que deambulan día a día por las calles sin control alguno. Algunos ciudadanos de manera irresponsable ponen en peligro su vida, y de paso la de su familia y las personas con las cuales tienen contacto, […]
Las cifras van en aumento pero el miedo se ha ido disipando, lo digo por la cantidad de personas que deambulan día a día por las calles sin control alguno. Algunos ciudadanos de manera irresponsable ponen en peligro su vida, y de paso la de su familia y las personas con las cuales tienen contacto, al salir a hacer nada; a otros los mueve la necesidad de solventar esa situación de angustia de ver a los niños en el seno de su hogar, llorando de hambre.
Al pasar el tiempo a mucha gente pareciera importarle poco el tema de la cuarentena obligatoria. Pero repito, la situación es preocupante y las cifras al cierre de mi escrito es alarmante, en Colombia los casos confirmados son 7.668; 340 muertos y 1722 recuperados.
La curva no se aplana, al contrario sigue subiendo. Pero usted ve en la calle a domiciliarios metidos por todas partes. ¿Cumplen acaso estos señores con el manejo sanitario adecuado como para no incurrir en la transmisión del virus? Usted ve en las calles, ahora más que nunca, la cantidad de vendedores de toda clase de productos; frutas, verduras, panes, carnes, huevos etc., que sin control, sin medidas y con megáfono en mano abordan a los posibles compradores. Para ellos igual la pregunta.
¿A los vendedores ambulantes quién los controla? Tres nuevos casos tenemos en el Cesar, y la cifra asciende a 62, siete muertos van en lo que ha corrido el tiempo de la pandemia, anunció el señor gobernador. Pero sigue la incertidumbre, y la pregunta sin respuesta. ¿Hasta cuándo? Todos queremos despertar de esta horrible pesadilla, la verdad tenemos la angustia a millón, ya queremos que pase el tiempo y que todo vuelva al menos a la triste realidad que nos agobiaba antes de la covid-19, soportar los casos inefables de corrupción; las peleas de los de derecha con los de izquierda en una confrontación insulsa, defender unos a Uribe, otros a Petro, confrontación que ya permeo el sector de los columnistas de El Pilón. Olvidarnos de los asesinatos de los líderes sociales; siguen vigentes, cobrando más vidas que la pandemia.
Leer a través del Twitter como hoy se añora la administración de Fredys Socarrás. ¿Ya olvidamos la administración del pastorcito mentiroso? ¿Y la del Mello qué? La pandemia no lo deja arrancar aún. Pero tenemos que hacer punto y aparte, esto no es un sueño, es la verdad del mundo del cual hacemos parte, y mientras esto pasa, debemos ser responsables y hacer bien la tarea. No desfallezcamos, no perdamos el trabajo hecho hasta ahora de quedarnos en casa, juiciosos.
Pero sin olvidar que la salud necesita apoyo y dotación, son los que le ponen el pecho al peligro para salvar vidas. Que los pequeños empresarios requieren ayuda económica, que hay millares de desempleados sin con qué comer; que el sector de la cultura pide auxilio, que alguien los oiga por Dios. ¿Y de la educación qué? Mientras tanto… hagamos el trabajo bien hecho. Sólo eso.
Las cifras van en aumento pero el miedo se ha ido disipando, lo digo por la cantidad de personas que deambulan día a día por las calles sin control alguno. Algunos ciudadanos de manera irresponsable ponen en peligro su vida, y de paso la de su familia y las personas con las cuales tienen contacto, […]
Las cifras van en aumento pero el miedo se ha ido disipando, lo digo por la cantidad de personas que deambulan día a día por las calles sin control alguno. Algunos ciudadanos de manera irresponsable ponen en peligro su vida, y de paso la de su familia y las personas con las cuales tienen contacto, al salir a hacer nada; a otros los mueve la necesidad de solventar esa situación de angustia de ver a los niños en el seno de su hogar, llorando de hambre.
Al pasar el tiempo a mucha gente pareciera importarle poco el tema de la cuarentena obligatoria. Pero repito, la situación es preocupante y las cifras al cierre de mi escrito es alarmante, en Colombia los casos confirmados son 7.668; 340 muertos y 1722 recuperados.
La curva no se aplana, al contrario sigue subiendo. Pero usted ve en la calle a domiciliarios metidos por todas partes. ¿Cumplen acaso estos señores con el manejo sanitario adecuado como para no incurrir en la transmisión del virus? Usted ve en las calles, ahora más que nunca, la cantidad de vendedores de toda clase de productos; frutas, verduras, panes, carnes, huevos etc., que sin control, sin medidas y con megáfono en mano abordan a los posibles compradores. Para ellos igual la pregunta.
¿A los vendedores ambulantes quién los controla? Tres nuevos casos tenemos en el Cesar, y la cifra asciende a 62, siete muertos van en lo que ha corrido el tiempo de la pandemia, anunció el señor gobernador. Pero sigue la incertidumbre, y la pregunta sin respuesta. ¿Hasta cuándo? Todos queremos despertar de esta horrible pesadilla, la verdad tenemos la angustia a millón, ya queremos que pase el tiempo y que todo vuelva al menos a la triste realidad que nos agobiaba antes de la covid-19, soportar los casos inefables de corrupción; las peleas de los de derecha con los de izquierda en una confrontación insulsa, defender unos a Uribe, otros a Petro, confrontación que ya permeo el sector de los columnistas de El Pilón. Olvidarnos de los asesinatos de los líderes sociales; siguen vigentes, cobrando más vidas que la pandemia.
Leer a través del Twitter como hoy se añora la administración de Fredys Socarrás. ¿Ya olvidamos la administración del pastorcito mentiroso? ¿Y la del Mello qué? La pandemia no lo deja arrancar aún. Pero tenemos que hacer punto y aparte, esto no es un sueño, es la verdad del mundo del cual hacemos parte, y mientras esto pasa, debemos ser responsables y hacer bien la tarea. No desfallezcamos, no perdamos el trabajo hecho hasta ahora de quedarnos en casa, juiciosos.
Pero sin olvidar que la salud necesita apoyo y dotación, son los que le ponen el pecho al peligro para salvar vidas. Que los pequeños empresarios requieren ayuda económica, que hay millares de desempleados sin con qué comer; que el sector de la cultura pide auxilio, que alguien los oiga por Dios. ¿Y de la educación qué? Mientras tanto… hagamos el trabajo bien hecho. Sólo eso.