Referente al título de la columna, mi reflexión se refiere al ámbito del universo conocido como planeta tierra, que tan pródigamente alberga a la humanidad, cuyo cambio deriva -en gran medida- de la misma humanidad en su búsqueda incesante de vivir en mejores condiciones, muy a menudo ignorando las consecuencias funestas que, a la postre, […]
Referente al título de la columna, mi reflexión se refiere al ámbito del universo conocido como planeta tierra, que tan pródigamente alberga a la humanidad, cuyo cambio deriva -en gran medida- de la misma humanidad en su búsqueda incesante de vivir en mejores condiciones, muy a menudo ignorando las consecuencias funestas que, a la postre, origina la Idiosincrasia de los seres humanos, especialmente la de los insaciables abusivos, para no clasificarlos como codiciosos sin escrúpulos.
Lo cierto o innegable es que la humanidad en su afán de obtener bienestar ha descompuesto enormemente su medio ambiente, actualmente, más conocido como ‘Cambio climático’. Fenómeno real que expone la sobrevivencia de la humanidad. Así lo alertan los científicos, sosteniendo que sí los gobernantes de cada Estado no asumen la responsabilidad de mitigarlo, tarde o temprano, la especie humana se acabará y también las demás especies biológicas corren el riesgo de desaparecer de la faz del planeta tierra.
En cuanto a lo concerniente al bien vivir de la humanidad que Francia Márquez, nuestra actual vicepresidenta, lo de “Vivir sabroso”, lo ha puesto de boca en boca en todo nuestro país. Personalmente estoy de acuerdo, aunque no les guste a sus opositores recalcitrantes, que son aquellos que siempre han vivido bien sabroso a costa del erario o del dinero de otros; en consecuencia, vapulean y vituperan el contexto del cambio que busca el presidente Gustavo Petro, con el propósito de que todos los colombianos alcancemos a “vivir sabroso” o por lo menos dignamente.
El cambio reclamado por los que votamos espontáneamente por la fórmula gubernamental: Gustavo Petro/Francia Márquez. No fue por capricho tampoco por odio, ni siquiera por ideología, sino porque en toda la historia de Colombia -para muchos ‘Locombia’- siempre han gobernado los mismos con pocas transcendencias y, lo más grave, cada periodo peor; es decir, más pobreza, más desigualdad, menos atención oportuna de la salud, más delincuentes, mayor inseguridad, más dificultad para el acceso a la educación acreditada, más hambre, más guerra, más narcotráfico, más corrupción; en fin, no dispongo de espacio para completar la lista de las calamidades que nos azotan.
Obviamente, también lo sufre la gente de otras latitudes del globo terrestre, algunos con menos intensidad que otros, pero en ‘Locombia’ la proclividad a la ilegalidad es demasiado alta. Por ende, el cambio es muy necesario y la fórmula: Gustavo Petro/Francia Márquez. Han asumido tan descomunal reto con suma entereza y templanza, característica propia del liderazgo excelente que han mantenido en todos sus compromisos y trajines.
Los que votamos por Gustavo Petro y Francia Márquez conservamos la esperanza de que su administración gubernamental sea el inicio del verdadero cambio, para que nuestro querido país no sea tratado con menosprecio, que las leyes sean justas y se obedezcan cabalmente, se respeten los derechos humanos y la ciudadanía cumpla sus deberes. Que el cambio sea realmente de fondo y no de forma, solo así se logra un progreso sostenible, lógicamente si los colombianos recibimos educación de altísima calidad, mediante la cual se moldea la ética y la moral de la humanidad.
En conclusión, después de más de 200 años nos llegó la esperanza de que en breve tiempo tendremos régimen gubernamental democrático, porque anteriormente solo tuvimos regímenes de aristocracia, plutocracia, despotismos y más que todo timocracia, este último donde gobiernan los más arribistas que solo les interesa el enriquecimiento con el erario. Mejor dicho, ha prevalecido el interés particular sobre el colectivo y, por consiguiente, seguiríamos viviendo en ‘Locombia’, donde pulula la impunidad y la injusticia.
El 7 de agosto de 2022 comenzó a gobernar Gustavo Petro, a quien el 19 de junio de este mismo año, más de 11 millones de ciudadanos colombianos lo eligieron presidente de Colombia y confiamos que su inteligencia no será inferior a la misión que el pueblo le ha delegado.
Referente al título de la columna, mi reflexión se refiere al ámbito del universo conocido como planeta tierra, que tan pródigamente alberga a la humanidad, cuyo cambio deriva -en gran medida- de la misma humanidad en su búsqueda incesante de vivir en mejores condiciones, muy a menudo ignorando las consecuencias funestas que, a la postre, […]
Referente al título de la columna, mi reflexión se refiere al ámbito del universo conocido como planeta tierra, que tan pródigamente alberga a la humanidad, cuyo cambio deriva -en gran medida- de la misma humanidad en su búsqueda incesante de vivir en mejores condiciones, muy a menudo ignorando las consecuencias funestas que, a la postre, origina la Idiosincrasia de los seres humanos, especialmente la de los insaciables abusivos, para no clasificarlos como codiciosos sin escrúpulos.
Lo cierto o innegable es que la humanidad en su afán de obtener bienestar ha descompuesto enormemente su medio ambiente, actualmente, más conocido como ‘Cambio climático’. Fenómeno real que expone la sobrevivencia de la humanidad. Así lo alertan los científicos, sosteniendo que sí los gobernantes de cada Estado no asumen la responsabilidad de mitigarlo, tarde o temprano, la especie humana se acabará y también las demás especies biológicas corren el riesgo de desaparecer de la faz del planeta tierra.
En cuanto a lo concerniente al bien vivir de la humanidad que Francia Márquez, nuestra actual vicepresidenta, lo de “Vivir sabroso”, lo ha puesto de boca en boca en todo nuestro país. Personalmente estoy de acuerdo, aunque no les guste a sus opositores recalcitrantes, que son aquellos que siempre han vivido bien sabroso a costa del erario o del dinero de otros; en consecuencia, vapulean y vituperan el contexto del cambio que busca el presidente Gustavo Petro, con el propósito de que todos los colombianos alcancemos a “vivir sabroso” o por lo menos dignamente.
El cambio reclamado por los que votamos espontáneamente por la fórmula gubernamental: Gustavo Petro/Francia Márquez. No fue por capricho tampoco por odio, ni siquiera por ideología, sino porque en toda la historia de Colombia -para muchos ‘Locombia’- siempre han gobernado los mismos con pocas transcendencias y, lo más grave, cada periodo peor; es decir, más pobreza, más desigualdad, menos atención oportuna de la salud, más delincuentes, mayor inseguridad, más dificultad para el acceso a la educación acreditada, más hambre, más guerra, más narcotráfico, más corrupción; en fin, no dispongo de espacio para completar la lista de las calamidades que nos azotan.
Obviamente, también lo sufre la gente de otras latitudes del globo terrestre, algunos con menos intensidad que otros, pero en ‘Locombia’ la proclividad a la ilegalidad es demasiado alta. Por ende, el cambio es muy necesario y la fórmula: Gustavo Petro/Francia Márquez. Han asumido tan descomunal reto con suma entereza y templanza, característica propia del liderazgo excelente que han mantenido en todos sus compromisos y trajines.
Los que votamos por Gustavo Petro y Francia Márquez conservamos la esperanza de que su administración gubernamental sea el inicio del verdadero cambio, para que nuestro querido país no sea tratado con menosprecio, que las leyes sean justas y se obedezcan cabalmente, se respeten los derechos humanos y la ciudadanía cumpla sus deberes. Que el cambio sea realmente de fondo y no de forma, solo así se logra un progreso sostenible, lógicamente si los colombianos recibimos educación de altísima calidad, mediante la cual se moldea la ética y la moral de la humanidad.
En conclusión, después de más de 200 años nos llegó la esperanza de que en breve tiempo tendremos régimen gubernamental democrático, porque anteriormente solo tuvimos regímenes de aristocracia, plutocracia, despotismos y más que todo timocracia, este último donde gobiernan los más arribistas que solo les interesa el enriquecimiento con el erario. Mejor dicho, ha prevalecido el interés particular sobre el colectivo y, por consiguiente, seguiríamos viviendo en ‘Locombia’, donde pulula la impunidad y la injusticia.
El 7 de agosto de 2022 comenzó a gobernar Gustavo Petro, a quien el 19 de junio de este mismo año, más de 11 millones de ciudadanos colombianos lo eligieron presidente de Colombia y confiamos que su inteligencia no será inferior a la misión que el pueblo le ha delegado.