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Editorial - 16 julio, 2024

Que no se desvirtúen las celebraciones

Vivimos en un país donde transitamos de una celebración a otra. Del orgullo y las emociones que nos permitió sentir la Selección Colombia, con un final agridulce, pasamos de inmediato a las festividades de la Virgen del Carmen, seguidamente se viene el Día de la Independencia el próximo 20 de julio y la Batalla de Boyacá, el 7 de agosto.

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Vivimos en un país donde transitamos de una celebración a otra. Del orgullo y las emociones que nos permitió sentir la Selección Colombia, con un final agridulce, pasamos de inmediato a las festividades de la Virgen del Carmen, seguidamente se viene el Día de la Independencia el próximo 20 de julio y la Batalla de Boyacá, el 7 de agosto.

El calendario cultural de Colombia es tan diverso como las idiosincrasias de nuestros pueblos, pero la importancia de esas celebraciones, procesos y fechas coyunturales es que realmente se les otorgue el verdadero significado y utilidad para fines de beneficios colectivos.

En el mundo católico, en este 16 de julio se celebra el Día de la Virgen del Carmen, considerada muy especial para los colombianos, en particular para los conductores y marineros, quienes ven en ella una protectora y guía en su diario vivir, pero preocupa que esta festividad, en muchos casos, se transforma en eventos de excesos y comportamientos irresponsables. Invitamos a todos los devotos a recordar que la esencia de esta festividad es la devoción y el agradecimiento, no la exageración y el descontrol como suele suceder, entre otros sectores, en el barrio El Carmen, de Valledupar, ojalá este año la fiesta transcurra en un ambiente de respeto y que solo reina la alegría.

Los organizadores de estas festividades deben tener en cuenta que la mejor celebración es logrando una buena combinación entre devoción, comunidad y compromiso social, asegurando que la festividad mantenga su significado religioso y cultural.

De Igual manera, el 20 de julio, Día de la Independencia de Colombia, debe convertirse en un día para honrar a los héroes que lucharon por nuestra soberanía, valorar el sentido de unidad nacional y patriotismo, sin distingo de colores políticos y también para refrescar nuestra historia.

Es el momento para reafirmar nuestro compromiso con los valores democráticos y la construcción de una Colombia más justa y equitativa, máxime cuando en esta fecha inicia una nueva legislatura en el Congreso de la República, cuyos miembros deben asumir la responsabilidad de legislar para el bienestar de todos los colombianos, por eso ese acto debe estar revestido de seriedad y compromiso, no de intereses particulares ni de corrupción. Invitamos a nuestros congresistas a trabajar con integridad y transparencia, recordando siempre que su labor es un servicio público destinado a mejorar la vida de sus compatriotas.

Ellos, los congresistas, a partir de este 20 de julio tienen una tarea de gran responsabilidad frente a todas las iniciativas legislativas que en este momento impulsa el Gobierno del presidente Gustavo Petro: las reformas a la salud, agraria, educación, entre otros temas de gran relevancia como la explotación minera en Colombia. Todo eso indica que no se trata solo de la celebración de una fecha histórica sino de un punto de quiebre para el presente y futuro de nuestro país.

Entre tanto, el 7 de agosto celebramos la victoria en la Batalla de Boyacá, fecha importante en el proceso de independencia de Colombia. Los colegios y demás instituciones educativas deben hacer énfasis para que los estudiantes comprendan la importancia de reafirmar el compromiso con los ideales de libertad y justicia que se persiguieron en nuestro pasado histórico y que eso sirva para proyectar un futuro donde esos valores sean la base de nuestra convivencia.

Editorial
16 julio, 2024

Que no se desvirtúen las celebraciones

Vivimos en un país donde transitamos de una celebración a otra. Del orgullo y las emociones que nos permitió sentir la Selección Colombia, con un final agridulce, pasamos de inmediato a las festividades de la Virgen del Carmen, seguidamente se viene el Día de la Independencia el próximo 20 de julio y la Batalla de Boyacá, el 7 de agosto.


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Vivimos en un país donde transitamos de una celebración a otra. Del orgullo y las emociones que nos permitió sentir la Selección Colombia, con un final agridulce, pasamos de inmediato a las festividades de la Virgen del Carmen, seguidamente se viene el Día de la Independencia el próximo 20 de julio y la Batalla de Boyacá, el 7 de agosto.

El calendario cultural de Colombia es tan diverso como las idiosincrasias de nuestros pueblos, pero la importancia de esas celebraciones, procesos y fechas coyunturales es que realmente se les otorgue el verdadero significado y utilidad para fines de beneficios colectivos.

En el mundo católico, en este 16 de julio se celebra el Día de la Virgen del Carmen, considerada muy especial para los colombianos, en particular para los conductores y marineros, quienes ven en ella una protectora y guía en su diario vivir, pero preocupa que esta festividad, en muchos casos, se transforma en eventos de excesos y comportamientos irresponsables. Invitamos a todos los devotos a recordar que la esencia de esta festividad es la devoción y el agradecimiento, no la exageración y el descontrol como suele suceder, entre otros sectores, en el barrio El Carmen, de Valledupar, ojalá este año la fiesta transcurra en un ambiente de respeto y que solo reina la alegría.

Los organizadores de estas festividades deben tener en cuenta que la mejor celebración es logrando una buena combinación entre devoción, comunidad y compromiso social, asegurando que la festividad mantenga su significado religioso y cultural.

De Igual manera, el 20 de julio, Día de la Independencia de Colombia, debe convertirse en un día para honrar a los héroes que lucharon por nuestra soberanía, valorar el sentido de unidad nacional y patriotismo, sin distingo de colores políticos y también para refrescar nuestra historia.

Es el momento para reafirmar nuestro compromiso con los valores democráticos y la construcción de una Colombia más justa y equitativa, máxime cuando en esta fecha inicia una nueva legislatura en el Congreso de la República, cuyos miembros deben asumir la responsabilidad de legislar para el bienestar de todos los colombianos, por eso ese acto debe estar revestido de seriedad y compromiso, no de intereses particulares ni de corrupción. Invitamos a nuestros congresistas a trabajar con integridad y transparencia, recordando siempre que su labor es un servicio público destinado a mejorar la vida de sus compatriotas.

Ellos, los congresistas, a partir de este 20 de julio tienen una tarea de gran responsabilidad frente a todas las iniciativas legislativas que en este momento impulsa el Gobierno del presidente Gustavo Petro: las reformas a la salud, agraria, educación, entre otros temas de gran relevancia como la explotación minera en Colombia. Todo eso indica que no se trata solo de la celebración de una fecha histórica sino de un punto de quiebre para el presente y futuro de nuestro país.

Entre tanto, el 7 de agosto celebramos la victoria en la Batalla de Boyacá, fecha importante en el proceso de independencia de Colombia. Los colegios y demás instituciones educativas deben hacer énfasis para que los estudiantes comprendan la importancia de reafirmar el compromiso con los ideales de libertad y justicia que se persiguieron en nuestro pasado histórico y que eso sirva para proyectar un futuro donde esos valores sean la base de nuestra convivencia.