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Editorial - 16 junio, 2022

Pueblo Bello, problema grande

Debido al componente indígena se ha tornado compleja la tarea para los alcaldes y de igual manera para la población étnica el trato institucional recibido históricamente no ha sido el más favorable para el pueblo arhuaco.

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En la edición de ayer abordamos con preocupación la situación que viven los pueblos arhuacos por el conflicto de gobierno que se presenta al interior de esa comunidad.

En medio de ese contexto indígena está Pueblo Bello, el municipio más nuevo del Cesar y de los más pequeños, pero de muchos pro-blemas de gobernabilidad y de intensas pujas políticas.

Es una puja histórica que data desde los tiempos de su creación en 1997; una corta vida institucional de 25 años, pero de guerras políti-cas, en las que los voceros indígenas han desempeñado un papel protagónico, pero esa incumbencia étnica tal parece que no ha sido de un manejo acertado en pro de los intereses generales.

Debido al componente indígena se ha tornado compleja la tarea para los alcaldes y de igual manera para la población étnica el trato institucional recibido históricamente no ha sido el más favorable para el pueblo arhuaco.

Así las cosas, además de los enfrentamientos políticos también se presenta un choque de autoridades, por un lado, de las leyes indíge-nas, y la autonomía territorial, y por otro el territorio y soberanía mu-nicipales. Es más grande el área de resguardo que la del resto del municipio. La población étnica es tan predominante, con sus niveles tradicionales y precarios de vida, que en los registros del DANE Pue-blo Bello es de los municipios más pobres de El Cesar y de Colombia. Mientras, en otra cara, goza de una importante producción cafetera, en actual auge, es el municipio más cafetero de la Costa, y se ha convertido en el lugar turístico del Cesar.

Sin embargo, en ese ‘tire y jale’ de autoridades ha estado inmersa la vida institucional de Pueblo Bello, con servicios públicos limitados, po-cas obras de infraestructura y vías terciarias.

Esto parece estar cambiando porque unas finanzas tan precarias, de escasos recursos tributarios propios, nunca habían visto pasar una inversión que la supera más de diez veces, de recursos del Ocad- Paz, por su condición de municipio PDET. $ 150.000 millones que se dirigirán principalmente a vías rurales y sobre lo que el pueblo debe estar muy vigilante, dadas las preocupaciones por los niveles de co-rrupción en los procesos de contratación. También fue noticia Pueblo Bello porque en algunos corregimientos se presentó la aparición de integrantes del Clan del Golfo.

El alcalde argumenta que la oposición no lo ha dejado administrar, “se oponen a todo para que el alcalde no se fortalezca políticamente”, dice Danilo Duque, quien afirma que hasta el Plan de Desarrollo Muni-cipal no contó con la aprobación del Concejo Municipal, hoy adverso al mandatario.

La situación ha llegado al extremo de enfrentamientos personales pe-ro cuyas consecuencias son de dominio e interés público. El sólo he-cho de tener que recurrir al Esmad para una diligencia de posesión de un lote por parte de la alcaldía para las instalaciones principales de gas licuado muestra las tensiones actuales. Recordamos que ese gas domiciliario se suministrará, en ausencia del sistema de gas natural, porque la comunidad indígena puso condiciones gravosas para ade-lantar el proceso de consulta para autorizar el paso de la red de con-ducción hasta el poblado.

Pueblo Bello es un municipio único, bello, de riqueza natural, de po-breza rural; de talento humano valioso, muchos indígenas son profe-sionales en diferentes ciencias, que claman por el progreso en medio de su diversidad humana y ambiental.

Editorial
16 junio, 2022

Pueblo Bello, problema grande

Debido al componente indígena se ha tornado compleja la tarea para los alcaldes y de igual manera para la población étnica el trato institucional recibido históricamente no ha sido el más favorable para el pueblo arhuaco.


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En la edición de ayer abordamos con preocupación la situación que viven los pueblos arhuacos por el conflicto de gobierno que se presenta al interior de esa comunidad.

En medio de ese contexto indígena está Pueblo Bello, el municipio más nuevo del Cesar y de los más pequeños, pero de muchos pro-blemas de gobernabilidad y de intensas pujas políticas.

Es una puja histórica que data desde los tiempos de su creación en 1997; una corta vida institucional de 25 años, pero de guerras políti-cas, en las que los voceros indígenas han desempeñado un papel protagónico, pero esa incumbencia étnica tal parece que no ha sido de un manejo acertado en pro de los intereses generales.

Debido al componente indígena se ha tornado compleja la tarea para los alcaldes y de igual manera para la población étnica el trato institucional recibido históricamente no ha sido el más favorable para el pueblo arhuaco.

Así las cosas, además de los enfrentamientos políticos también se presenta un choque de autoridades, por un lado, de las leyes indíge-nas, y la autonomía territorial, y por otro el territorio y soberanía mu-nicipales. Es más grande el área de resguardo que la del resto del municipio. La población étnica es tan predominante, con sus niveles tradicionales y precarios de vida, que en los registros del DANE Pue-blo Bello es de los municipios más pobres de El Cesar y de Colombia. Mientras, en otra cara, goza de una importante producción cafetera, en actual auge, es el municipio más cafetero de la Costa, y se ha convertido en el lugar turístico del Cesar.

Sin embargo, en ese ‘tire y jale’ de autoridades ha estado inmersa la vida institucional de Pueblo Bello, con servicios públicos limitados, po-cas obras de infraestructura y vías terciarias.

Esto parece estar cambiando porque unas finanzas tan precarias, de escasos recursos tributarios propios, nunca habían visto pasar una inversión que la supera más de diez veces, de recursos del Ocad- Paz, por su condición de municipio PDET. $ 150.000 millones que se dirigirán principalmente a vías rurales y sobre lo que el pueblo debe estar muy vigilante, dadas las preocupaciones por los niveles de co-rrupción en los procesos de contratación. También fue noticia Pueblo Bello porque en algunos corregimientos se presentó la aparición de integrantes del Clan del Golfo.

El alcalde argumenta que la oposición no lo ha dejado administrar, “se oponen a todo para que el alcalde no se fortalezca políticamente”, dice Danilo Duque, quien afirma que hasta el Plan de Desarrollo Muni-cipal no contó con la aprobación del Concejo Municipal, hoy adverso al mandatario.

La situación ha llegado al extremo de enfrentamientos personales pe-ro cuyas consecuencias son de dominio e interés público. El sólo he-cho de tener que recurrir al Esmad para una diligencia de posesión de un lote por parte de la alcaldía para las instalaciones principales de gas licuado muestra las tensiones actuales. Recordamos que ese gas domiciliario se suministrará, en ausencia del sistema de gas natural, porque la comunidad indígena puso condiciones gravosas para ade-lantar el proceso de consulta para autorizar el paso de la red de con-ducción hasta el poblado.

Pueblo Bello es un municipio único, bello, de riqueza natural, de po-breza rural; de talento humano valioso, muchos indígenas son profe-sionales en diferentes ciencias, que claman por el progreso en medio de su diversidad humana y ambiental.