Todos los años cada uno de nosotros tenemos propósitos y metas que nos fijamos para el ciclo que inicia, al calor de unos tragos, con la música a todo timbal, este año sí. Es la premisa, y recordamos nostálgicos cada mes del año que recién culmina y nos ponemos trascendentales al ver que seguimos con […]
Todos los años cada uno de nosotros tenemos propósitos y metas que nos fijamos para el ciclo que inicia, al calor de unos tragos, con la música a todo timbal, este año sí. Es la premisa, y recordamos nostálgicos cada mes del año que recién culmina y nos ponemos trascendentales al ver que seguimos con los kilos de más y en el mismo trabajo, peleando con los hermanos y sin hablarle al vecino, el chismoso que se mete en la vida de todos. A pesar que las promesas del año que iniciaba en ese entonces era adelgazar, buscar nuevos horizontes, pelear menos con la familia y devolverle la palabra al vecino entrometido. Este año sí. Así lo dije y juré con lágrimas en los ojos y repartiendo besos y abrazos a tutiplén el 31 a las doce; y lo voy a cumplir, fue el propósito. Seguramente no será tan fácil, pero que tal si nos damos la oportunidad de hacer de este año algo diferente. Que sea nuestro gran propósito de verdad. Ser diferentes, pensar diferente y actual diferente. ¿Qué tal si este año nos proponemos ser más generosos? brindemos más amor. Seamos más amigables y actuemos de mejor forma, brindemos tiempo y calidad de vida a los seres queridos, buen propósito sí señor. ¿Qué tal si este año nos proponemos querer más la tierra que nos vio nacer? Y la cuidamos de aquellos que la ultrajan y la tienen sometida con el vandalismo y la inseguridad. ¿Qué tal si este año sí decidimos escoger bien a los políticos que se acordaron, nuevamente, de los abrazos y del saludo? Estamos a tiempo de corregir es hora de votar bien y no por el TLC (Tamales, Licor y Cemento) como dijera el sabio: en nuestras manos está. ¿Qué tal si este año somos menos permisivos con la corrupción? Hay que despertar del letargo y pensar más en el bien común; ser más propositivo, esto no es de unos pocos, ni la plata es para el funcionario corrupto. Es para inversión social, pagarle bien y a tiempo a los maestros, su trabajo denodado y justo; es para la inversión en salud y proyectos productivos de verdad. Un PAE de calidad. Para el cultivo de la cultura ciudadana, de beneficio común, que nos permita ver al motociclista respetando las normas de tránsito. ¿Qué tal si este año se persigue más a los delincuentes y menos a los motociclistas? Que este sea su propósito señor comandante de la policía, señor alcalde. Ojalá. ¿Qué tal si este año comienzan a erradicar a los limpia vidrios y cirqueros de quinta de los semáforos del Valle? Esto se nos ha convertido en un problema social y peligroso para el desprevenido conductor, pues si te niegas a “pagar el servicio” te pueden agredir de palabra y de hecho. Hay que actuar con severidad y autoridad. ¿Qué tal si este año nos proponemos ser más respetuosos? El respeto no es otra cosa que saber hasta dónde llegan nuestros derechos y comienzan los del vecino. Ser tolerantes y nada agresivos. Pensar en los demás y tratar al otro como te gustaría ser tratado. De hecho la vida está llena de normas que son para cumplirlas y llevarnos bien con nuestros semejantes. Hagamos de esto nuestro propósito diario, que nos motive a ser mejor. Al final, el próximo 31 de diciembre seguramente tendremos otros resultados. Nuestro propósito para el 2018, ser mejor persona y querer más. Sólo Eso.
Todos los años cada uno de nosotros tenemos propósitos y metas que nos fijamos para el ciclo que inicia, al calor de unos tragos, con la música a todo timbal, este año sí. Es la premisa, y recordamos nostálgicos cada mes del año que recién culmina y nos ponemos trascendentales al ver que seguimos con […]
Todos los años cada uno de nosotros tenemos propósitos y metas que nos fijamos para el ciclo que inicia, al calor de unos tragos, con la música a todo timbal, este año sí. Es la premisa, y recordamos nostálgicos cada mes del año que recién culmina y nos ponemos trascendentales al ver que seguimos con los kilos de más y en el mismo trabajo, peleando con los hermanos y sin hablarle al vecino, el chismoso que se mete en la vida de todos. A pesar que las promesas del año que iniciaba en ese entonces era adelgazar, buscar nuevos horizontes, pelear menos con la familia y devolverle la palabra al vecino entrometido. Este año sí. Así lo dije y juré con lágrimas en los ojos y repartiendo besos y abrazos a tutiplén el 31 a las doce; y lo voy a cumplir, fue el propósito. Seguramente no será tan fácil, pero que tal si nos damos la oportunidad de hacer de este año algo diferente. Que sea nuestro gran propósito de verdad. Ser diferentes, pensar diferente y actual diferente. ¿Qué tal si este año nos proponemos ser más generosos? brindemos más amor. Seamos más amigables y actuemos de mejor forma, brindemos tiempo y calidad de vida a los seres queridos, buen propósito sí señor. ¿Qué tal si este año nos proponemos querer más la tierra que nos vio nacer? Y la cuidamos de aquellos que la ultrajan y la tienen sometida con el vandalismo y la inseguridad. ¿Qué tal si este año sí decidimos escoger bien a los políticos que se acordaron, nuevamente, de los abrazos y del saludo? Estamos a tiempo de corregir es hora de votar bien y no por el TLC (Tamales, Licor y Cemento) como dijera el sabio: en nuestras manos está. ¿Qué tal si este año somos menos permisivos con la corrupción? Hay que despertar del letargo y pensar más en el bien común; ser más propositivo, esto no es de unos pocos, ni la plata es para el funcionario corrupto. Es para inversión social, pagarle bien y a tiempo a los maestros, su trabajo denodado y justo; es para la inversión en salud y proyectos productivos de verdad. Un PAE de calidad. Para el cultivo de la cultura ciudadana, de beneficio común, que nos permita ver al motociclista respetando las normas de tránsito. ¿Qué tal si este año se persigue más a los delincuentes y menos a los motociclistas? Que este sea su propósito señor comandante de la policía, señor alcalde. Ojalá. ¿Qué tal si este año comienzan a erradicar a los limpia vidrios y cirqueros de quinta de los semáforos del Valle? Esto se nos ha convertido en un problema social y peligroso para el desprevenido conductor, pues si te niegas a “pagar el servicio” te pueden agredir de palabra y de hecho. Hay que actuar con severidad y autoridad. ¿Qué tal si este año nos proponemos ser más respetuosos? El respeto no es otra cosa que saber hasta dónde llegan nuestros derechos y comienzan los del vecino. Ser tolerantes y nada agresivos. Pensar en los demás y tratar al otro como te gustaría ser tratado. De hecho la vida está llena de normas que son para cumplirlas y llevarnos bien con nuestros semejantes. Hagamos de esto nuestro propósito diario, que nos motive a ser mejor. Al final, el próximo 31 de diciembre seguramente tendremos otros resultados. Nuestro propósito para el 2018, ser mejor persona y querer más. Sólo Eso.