Dicen por ahí que donde come uno comen dos, eso es completamente falso, se reafirma con las parejas que se unen en matrimonio o vida marital, las cuales en menos de un año se separan, por algo también se dice que solo de amor no se vive y lo más detestable y deplorable que en […]
Dicen por ahí que donde come uno comen dos, eso es completamente falso, se reafirma con las parejas que se unen en matrimonio o vida marital, las cuales en menos de un año se separan, por algo también se dice que solo de amor no se vive y lo más detestable y deplorable que en Colombia se bota la comida; esta situación se debe controlar.
Nuestro país es rico en recursos naturales, pero mal administrado, así lo consideran muchos en el mundo, incluso lo envidian por su situación y aquí nosotros no le damos la importancia. Existen miles de hectáreas improductivas, de engorde, no sembradas, las cuales servirían para abastecer la población y exportar.
La decepción más grande que puede recibir el pequeño y mediano agricultor es que ad portas de cosechar sus productos, con mucho sacrificio, le llega la noticia que se ha importado al país el mismo producto que cultivó, con precios más bajos, dejando a muchos labriegos viendo un chispero, en la bancarrota con deudas, con comentarios tales: “Para que llevo estos productos a la ciudad si ya estoy perdiendo dinero, prefiero que la cosecha se pierda, tocará dársela a los cerdos”. Y para completar este calvario, las carreteras terciarias para sacar sus productos a la población más cercana son unas verdaderas trochas; aquí intermediarios aprovechan y hacen su agosto.
Bueno sería que nos desprendiéramos de algún recurso, lo invirtiéramos en realizar comedores o comilonas para entregar alimentos procesados o no a quienes los requieren, esto con el miramiento y subsidio del Estado.
Claro que insensatos aprovecharán esta situación, se aparecerán explotando la fe pública con otros intereses, es lo que llamaremos caridad con uñas.
La alimentación en el país para la población de extrema pobreza cada día es mínima; si medio se desayuna, escasamente se almuerza, menos se cenará, incrementándose la desnutrición general.
Con prontitud el Estado debe atender, ajustar esta situación, ya que con el hambre solo llegarán más enfermedades, desnutrición y posteriormente la muerte. [email protected]
Dicen por ahí que donde come uno comen dos, eso es completamente falso, se reafirma con las parejas que se unen en matrimonio o vida marital, las cuales en menos de un año se separan, por algo también se dice que solo de amor no se vive y lo más detestable y deplorable que en […]
Dicen por ahí que donde come uno comen dos, eso es completamente falso, se reafirma con las parejas que se unen en matrimonio o vida marital, las cuales en menos de un año se separan, por algo también se dice que solo de amor no se vive y lo más detestable y deplorable que en Colombia se bota la comida; esta situación se debe controlar.
Nuestro país es rico en recursos naturales, pero mal administrado, así lo consideran muchos en el mundo, incluso lo envidian por su situación y aquí nosotros no le damos la importancia. Existen miles de hectáreas improductivas, de engorde, no sembradas, las cuales servirían para abastecer la población y exportar.
La decepción más grande que puede recibir el pequeño y mediano agricultor es que ad portas de cosechar sus productos, con mucho sacrificio, le llega la noticia que se ha importado al país el mismo producto que cultivó, con precios más bajos, dejando a muchos labriegos viendo un chispero, en la bancarrota con deudas, con comentarios tales: “Para que llevo estos productos a la ciudad si ya estoy perdiendo dinero, prefiero que la cosecha se pierda, tocará dársela a los cerdos”. Y para completar este calvario, las carreteras terciarias para sacar sus productos a la población más cercana son unas verdaderas trochas; aquí intermediarios aprovechan y hacen su agosto.
Bueno sería que nos desprendiéramos de algún recurso, lo invirtiéramos en realizar comedores o comilonas para entregar alimentos procesados o no a quienes los requieren, esto con el miramiento y subsidio del Estado.
Claro que insensatos aprovecharán esta situación, se aparecerán explotando la fe pública con otros intereses, es lo que llamaremos caridad con uñas.
La alimentación en el país para la población de extrema pobreza cada día es mínima; si medio se desayuna, escasamente se almuerza, menos se cenará, incrementándose la desnutrición general.
Con prontitud el Estado debe atender, ajustar esta situación, ya que con el hambre solo llegarán más enfermedades, desnutrición y posteriormente la muerte. [email protected]