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Polarización y odio según el lenguaje de la posverdad

En materia de ideología política no existe un lenguaje unificado, cada parcialidad tiene su propio diccionario; los algoritmos etimológicos tienen mucha fuerza y capacidad de convencimiento.

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En materia de ideología política no existe un lenguaje unificado, cada parcialidad tiene su propio diccionario; los algoritmos etimológicos tienen mucha fuerza y capacidad de convencimiento. Desde el punto de vista de la física, por ejemplo, polarizar, de suyo, no implica que una situación sea insostenible; la Tierra tiene dos polos con características geofísicas totalmente diferentes; cuando en uno de ellos es de noche, en el otro es de día; para los antípodas el arriba de cada uno es opuesto al arriba del otro. Sin embargo, en la Tierra como unidad planetaria, convive la armonía de un todo. 

El fluido eléctrico tiene dos polaridades irreconciliables que, mal manejadas por el hombre, son mortales. Más, el buen manejo de estas dos polaridades repelentes permitió disponer de iluminación eléctrica en el caso de una bombilla y de generar una potencia o energía a través de una bobina. El mismo principio de la vida, que es el metabolismo, le permite al organismo realizar dos acciones contrarias, asimilación y desasimilación. 

Llegar a la teoría de la relatividad requirió de muchas discusiones conceptuales que parecían irreconciliables con la mecánica clásica de Newton, igual que después, se necesitaron para aceptar la vigencia de la física cuántica. Al mismo Einstein le costó trabajo aceptarla porque esta se basaba en probabilidades que contrariaba totalmente el determinismo de la física de Newton. 

En el campo filosófico, es frecuente polarizar, y este hecho es el que permite la dialéctica; si todos pensamos uniforme no habría desarrollo en las ideas. En la Francia de Luis XIV la concepción acerca del Estado se polarizó y de no ser por eso en ese país aún estaría gobernando Luis L (50). 

La polarización, per se, no es mala, es cuestión de manejo. La derecha culpa a la izquierda de ser polarizadora, pero es ella; este concepto no es satánico, lo que hay es un pensamiento crítico que nos permite deglutir y no tragar entero. ¿Por qué temerle al debate de tesis? Decir la verdad, denunciar hechos contrarios a ella, clamar justicia, proponer alternativas, destapar alcantarillas, exhumar la mentira, señalar responsabilidades, jamás serán polarización. 

La derecha perdió el manejo de la chequera pública y por eso se ha vuelto irritable y sensible, tocarla con un pétalo de rosa le parece un rasguño mortal. Noli me tangere, como diría José Rizal. En otro léxico podríamos afirmar que ampliar la brecha, subir pobreza y discriminar negros e indígenas, eso sí es polarización. Decirles vagos a quienes no han tenido oportunidades sí es injusto, provocador y polarizador, igual que mamertizar a quienes piensan diferente. El lenguaje incisivo se ha tomado la controversia; la posverdad ha cambiado el concepto de democracia y la ha llevado al reduccionismo. A un país se le puede polarizar con algoritmos, fanáticos hay muchos; a la cantante Adriana Lucía y a sus pequeños hijos les han dicho que son sicarios solo por ser ella paisana y afín a Petro; con Petro han cruzado la línea del respeto; antes al presidente se le decía “su excelencia”, a Petro le dicen “el kakas”. Eso es odio. 

Hace tiempo un senador del Centro Democrático le dijo a Petro en el Senado que este sobraba; hoy a ese mismo casto grupo, la “indiamenta” le estorba, una etiqueta peyorativa para nuestros antepasados establecidos aquí hace 20 mil o más años. Esta es otra palabreja con la cual pretenden descalificar a quienes hacen sus justas peticiones. 

Qué paradoja, el sapiens es el único animal que odia, más, el odio es irracional y transversal a los pecados capitales. Una de sus definiciones consiste en “un sentimiento grande de rechazo y antipatía”. Las teorías de como generarlo nacieron con Goebbels en la Alemania nazi y siempre ha sido un arma de la derecha; también el sicariato nació con esta. La gente no nace con odio, son las circunstancias las que lo construyen; en el pueblo, el odio es un represamiento de burlas, discriminación e injusticias y tiene un proceso autónomo de construcción con un periodo de maduración y fecha límite para explotar; ocurre cuando el umbral del dolor ya no aguanta y ahí fue Troya; en este caso el odio tiene unas causas históricas.  

Por: Luis Napoleón de Armas P.

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