COLUMNISTA

Piden desmontar barricadas de la Policía en Valledupar 

No es fácil convivir con la violencia y el hurto en ninguna parte, ni en Valledupar ni en Bosconia ni en otra población; sin embargo, las condiciones de seguridad para los miembros de la Policía Nacional y para los habitantes de Valledupar son muy desiguales.

Aquilino Cotes

Aquilino Cotes

Por: Aquilino

@el_pilon

canal de WhatsApp

No es fácil convivir con la violencia y el hurto en ninguna parte, ni en Valledupar ni en Bosconia ni en otra población; sin embargo, las condiciones de seguridad para los miembros de la Policía Nacional y para los habitantes de Valledupar son muy desiguales.

Mientras la Policía Metropolitana se refugia de noche de los criminales y delincuentes en su antiguo Comando (barrio Doce de Octubre) y en el CAI del barrio Garupal, la gente tiene que hacer malabares en este último para no ser atropellado por un carro, porque la Policía cierra media calle sin razón aparente. 

Son excesos que el comandante de la institución en Valledupar, coronel Alex Durán, debería corregir, porque está en contravía del espíritu institucional, que es defender y cuidar los bienes y la integridad de los ciudadanos para que se movilicen libremente, sin atajos ni barricadas.

Mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan han sido acuciosos sobre el tema y me escriben para que sea el portavoz del caso.

Según denuncian mis consejeros, desde hace meses, todas las noches a partir de las 8, la Policía se acuartela en su vieja sede de la Calle del Cesar (barrio Doce de Octubre) y cierra las dos calzadas de la avenida hasta la madrugada. Así, la vía queda amurallada y sin paso para transitar con libertad.

Mis consejeros también consideran que cerrar esa importante avenida del sur de la ciudad es una afrenta contra las familias que residen en ese sector. Ellos deben transitar por otras vías alternas que no tienen señalización. Incluso, por el sector han intentado atracar a varias personas porque los desvíos son por calles solas y oscuras.

La otra calamidad denunciada por mis consejeros es en el barrio Garupal, donde hay un CAI de la Policía que cierra la calle día y noche (la mitad de la vía), estorbando el paso de los carros, motocicletas, bicicletas y peatones. Además, siempre hay un carro parqueado en plena vía (con conos) que ocupa la mitad de la ruta. Dicho vehículo, al parecer, es de un policía.

“Uno tiene que caminar con mucho cuidado, porque es una calle con mucho tráfico de personas a pie y en vehículos, muy estrecha”, dijo un vecino del sector. 

Por lo anterior, se le pide al comandante de Policía, Durán Santos, que revise ambos casos y que explique a los usuarios de la avenida por qué cada noche montan barricadas interrumpiendo el paso normal de los carros y de la gente.

Los parapetos para tapar el tráfico vehicular y peatonal son inauditos. Incluso, un ciudadano cualquiera no puede hacer uso del cajero automático que funciona en el antiguo comando porque la Policía no lo deja. Es más, es “prohibido” estacionar un vehículo para hacer una transacción o comprar en la droguería o en otro sitio público del sector.

Mis consejeros reconocen que el país sufre en cada ciudad el embate de la violencia y la delincuencia arremete contra los policías. La institución debe poner en marcha estrategias para resguardar a sus hombres, sin transgredir la tranquilidad de los ciudadanos. Proteger a los miembros de la institución también es un derecho, pero hay que darle solución a la problemática sin afectar los derechos de todos.

Hasta la próxima semana.

Por: Aquilino Cotes Zuleta.

TE PUEDE INTERESAR