¡Qué los engañados se quiten la venda! ¡Qué nadie caiga en el engaño del voto en blanco! ¡Salvemos a Colombia!
Roy Barreras fue galanista de corazón, estuvo de corazón en Cambio Radical, de donde fue expulsado por deslealtad. Fue uribista de corazón, pero hoy proclama infamemente “la destrucción del uribismo”, y claro, fue santista de corazón y hoy petrista de corazón.
“Dios los hace y ellos se juntan”, y Roy llegó a donde debía, a una cloaca, al Pacto que hará historia por la campaña más sucia de la que el país tenga memoria; al que ya no es Histórico sino “histérico”, porque Petro pasó del triunfalismo a la incertidumbre del empate técnico y, luego, a sentir que la presidencia se le escapa, por unos videos que lo desnudan frente al país.
En ellos, Roy confirma que las visitas a La Picota no eran pilatunas del hermano de Petro, sino que miembros del Pacto, y a sabiendas del Pacto, negociaban apoyos por promesas de no extradición y “perdón social” a mafiosos.
Se evidencia el desprecio de Roy por las personas, compartido por los acólitos del Pacto, que lo escuchan sin chistar, incluido Petro: “El abandonado Fajardo” que hay que dejar sobrevivir para presionarlo, o “al ataque” contra Gaviria para lo mismo, como si fueran dioses titiriteros que pueden manipular a Colombia.
Salen a relucir las “acciones políticas” de Roy, mafiosas, de “todo vale”: “Fabriquemos las diferencias”, dice, para que la opinión no los identifique en sus calaveradas; “preparemos contradicciones”; ataquemos escondidos, por interpuesta persona, ojalá una “señora de la caridad”.
El video de Guanumen produce asco, no solo por la virulencia de sus recomendaciones -Si a la gente la roban, “que piense: hp esto es ‘Fico’… la inseguridad es culpa de ‘Fico’-, sino por el menosprecio a la mujer, que considera manipulable: “Mostrarlo como un depravado, quitarle la posibilidad de llegarles a las mujeres”.
Qué esperar de quien comparte cloaca con Petro, el de las bolsas de dinero, filmado por su amigo perdido; y Roy, el de maletines llenos de efectivo, despreciando la autoridad y negándose a dar explicaciones; o Benedetti, su compadre; o la cúpula del santismo, experta en comprar conciencias y torcer la voluntad del pueblo, o con Piedad, la del hermano narco, la hermana metiendo plata a la cárcel, y ella misma tratando de burlar a las autoridades hondureñas.
Qué esperar de quienes negocian con mafiosos presos y no rechazan el apoyo de bandidos con curul, de narcoterroristas que obligan a votar por Petro y de pandilleros que amenazan con destrucción si no gana.
¿Qué esperar de un gobierno Petro? Ya lo hemos visto, peor…, imposible. Yo prefiero a quien me pide mirarlo a los ojos, que al que siempre elude la mirada; prefiero al de “la política con lógica, ética y estética”, que al de la componenda y la mentira. Ese, que se quede en su cloaca.
¡Qué los engañados se quiten la venda! ¡Qué nadie caiga en el engaño del voto en blanco! ¡Salvemos a Colombia!
¡Qué los engañados se quiten la venda! ¡Qué nadie caiga en el engaño del voto en blanco! ¡Salvemos a Colombia!
Roy Barreras fue galanista de corazón, estuvo de corazón en Cambio Radical, de donde fue expulsado por deslealtad. Fue uribista de corazón, pero hoy proclama infamemente “la destrucción del uribismo”, y claro, fue santista de corazón y hoy petrista de corazón.
“Dios los hace y ellos se juntan”, y Roy llegó a donde debía, a una cloaca, al Pacto que hará historia por la campaña más sucia de la que el país tenga memoria; al que ya no es Histórico sino “histérico”, porque Petro pasó del triunfalismo a la incertidumbre del empate técnico y, luego, a sentir que la presidencia se le escapa, por unos videos que lo desnudan frente al país.
En ellos, Roy confirma que las visitas a La Picota no eran pilatunas del hermano de Petro, sino que miembros del Pacto, y a sabiendas del Pacto, negociaban apoyos por promesas de no extradición y “perdón social” a mafiosos.
Se evidencia el desprecio de Roy por las personas, compartido por los acólitos del Pacto, que lo escuchan sin chistar, incluido Petro: “El abandonado Fajardo” que hay que dejar sobrevivir para presionarlo, o “al ataque” contra Gaviria para lo mismo, como si fueran dioses titiriteros que pueden manipular a Colombia.
Salen a relucir las “acciones políticas” de Roy, mafiosas, de “todo vale”: “Fabriquemos las diferencias”, dice, para que la opinión no los identifique en sus calaveradas; “preparemos contradicciones”; ataquemos escondidos, por interpuesta persona, ojalá una “señora de la caridad”.
El video de Guanumen produce asco, no solo por la virulencia de sus recomendaciones -Si a la gente la roban, “que piense: hp esto es ‘Fico’… la inseguridad es culpa de ‘Fico’-, sino por el menosprecio a la mujer, que considera manipulable: “Mostrarlo como un depravado, quitarle la posibilidad de llegarles a las mujeres”.
Qué esperar de quien comparte cloaca con Petro, el de las bolsas de dinero, filmado por su amigo perdido; y Roy, el de maletines llenos de efectivo, despreciando la autoridad y negándose a dar explicaciones; o Benedetti, su compadre; o la cúpula del santismo, experta en comprar conciencias y torcer la voluntad del pueblo, o con Piedad, la del hermano narco, la hermana metiendo plata a la cárcel, y ella misma tratando de burlar a las autoridades hondureñas.
Qué esperar de quienes negocian con mafiosos presos y no rechazan el apoyo de bandidos con curul, de narcoterroristas que obligan a votar por Petro y de pandilleros que amenazan con destrucción si no gana.
¿Qué esperar de un gobierno Petro? Ya lo hemos visto, peor…, imposible. Yo prefiero a quien me pide mirarlo a los ojos, que al que siempre elude la mirada; prefiero al de “la política con lógica, ética y estética”, que al de la componenda y la mentira. Ese, que se quede en su cloaca.
¡Qué los engañados se quiten la venda! ¡Qué nadie caiga en el engaño del voto en blanco! ¡Salvemos a Colombia!