En el mundo de la mafia hay dos códigos sagrados que en caso de ser rotos la persona que lo incumpla puede pagar con su vida: el pacto de silencio y no dejarse “pillar”. Y, en caso de que te atrapen, aplicar el primer código. Así ha sido siempre hasta nuestros días y por eso […]
En el mundo de la mafia hay dos códigos sagrados que en caso de ser rotos la persona que lo incumpla puede pagar con su vida: el pacto de silencio y no dejarse “pillar”. Y, en caso de que te atrapen, aplicar el primer código. Así ha sido siempre hasta nuestros días y por eso la mafia se mantiene vigente siendo sucedida vez tras vez, puesto que así atrapen la cabeza inmediatamente le ponen reemplazo porque los negocios deben continuar.
Este comentario lo hago en razón a la noticia que hoy ocupa los medios nacionales y es el escándalo bautizado como “Los carrotanques de La Guajira” o simplemente el de la UNGRD (Unidad para la Gestión del Riesgo y Desastres) que hoy tiene en aprietos al minhacienda Ricardo Bonilla, al exministro Luis Fernando Velasco y a la cúpula del Gobierno dando explicaciones para evitar que toque directamente al presidente; sin embargo ¿qué tiene de novedoso esta situación cuando es lo que hemos visto durante décadas? La verdad y en aras de ser objetivos esto ha sido el pan de cada día de todos los gobiernos quienes buscan por todos los medios asegurar su coalición en el Congreso y eso solo se logra dando contratos a los congresistas, nombrando familiares en puestos claves, lo que termina mostrando el pelambre de funcionarios corruptos de rango medio, quienes son los que terminan en la cárcel, aunque también en el pasado, varios ministros fueron a parar a la cárcel. Revisemos la historia.
Por restricción de espacio solo voy a mencionar algunos de los escándalos que comparados con este son una piñata; por ejemplo, en el gobierno de Pastrana resaltó el de Chambacú y Dragacol donde se embolataron $4.2 billones y salieron salpicados Mauricio Cárdenas, Luis Alberto Moreno y Fernando Araújo; Cárdenas y Moreno son dos eminencias que a pesar de estar en medio del escándalo salieron ilesos y Pastrana con un enorme rabo de paja; así mismo, en el gobierno de Gaviria explotó el escándalo Foncolpuertos donde se embolataron $11.000 millones, no hay un solo funcionario de alto nivel investigado o en la cárcel.
Pero si queremos hablar de escándalos los dos gobiernos de Uribe se llevan todos los récords. Durante su periodo estallaron los casos de Cajanal, Invercolsa, Agro Ingreso Seguro, el ‘Carrusel de la contratación’ (indirectamente), en estos casos se perdieron $2,5 billones, un ministro preso, y toda la cúpula de su gobierno enredados en casos de corrupción, y por supuesto no se puede olvidar el caso del sonado caso de la ‘yidispolítica’ que para poder asegurar los votos en la Cámara para la reelección se repartieron notarías en todo el país, y como olvidar a los hijos del expresidente haciendo negocios como el de las zonas francas usando tráfico de influencias de manera descarada y burda, sin embargo, nada pasó.
A Santos le explotaron varios escándalos, pero el de la salud y el de Reficar se llevan el premio mayor en su gobierno, solo en estos dos hay $820.000 millones en sobrecostos y otra parte terminó en bolsillos de congresistas corruptos y megacontratistas. Y para terminar con el resumen no podía cerrar sin los casos del gobierno de Duque quien se despidió con los casos de los dineros del OCAD PAZ y el de los bienes que administra la SAE (Sociedad de Activos Especiales) donde hasta su madre terminó salpicada y por supuesto el también sonado caso de los $70.000 millones del MinTIC en cabeza de la exministra Abudinen que la izquierda aprovechó para tachar de corrupto al gobierno Duque. ¿Qué dirán ahora?
En Colombia no es escandaloso que los funcionarios públicos roben, lo que genera indignación es que se dejan pillar, estos señores Sneyder Pinilla y Olmedo Lopez no saben robar, ellos los que son es unos chambones que van a terminar en la cárcel por no hacer las cosas bien, pero ojo, ellos solo son un par de fusibles rotos porque el verdadero cerebro de todo es —según una investigación de Daniel Coronell— Carlos Ramón González, toda una joya al que valdría la pena investigar porque podría estar pasando de agache.
Nota: ¡Maduro, te robaste las elecciones otra vez!
Por Eloy Gutiérrez Anaya
En el mundo de la mafia hay dos códigos sagrados que en caso de ser rotos la persona que lo incumpla puede pagar con su vida: el pacto de silencio y no dejarse “pillar”. Y, en caso de que te atrapen, aplicar el primer código. Así ha sido siempre hasta nuestros días y por eso […]
En el mundo de la mafia hay dos códigos sagrados que en caso de ser rotos la persona que lo incumpla puede pagar con su vida: el pacto de silencio y no dejarse “pillar”. Y, en caso de que te atrapen, aplicar el primer código. Así ha sido siempre hasta nuestros días y por eso la mafia se mantiene vigente siendo sucedida vez tras vez, puesto que así atrapen la cabeza inmediatamente le ponen reemplazo porque los negocios deben continuar.
Este comentario lo hago en razón a la noticia que hoy ocupa los medios nacionales y es el escándalo bautizado como “Los carrotanques de La Guajira” o simplemente el de la UNGRD (Unidad para la Gestión del Riesgo y Desastres) que hoy tiene en aprietos al minhacienda Ricardo Bonilla, al exministro Luis Fernando Velasco y a la cúpula del Gobierno dando explicaciones para evitar que toque directamente al presidente; sin embargo ¿qué tiene de novedoso esta situación cuando es lo que hemos visto durante décadas? La verdad y en aras de ser objetivos esto ha sido el pan de cada día de todos los gobiernos quienes buscan por todos los medios asegurar su coalición en el Congreso y eso solo se logra dando contratos a los congresistas, nombrando familiares en puestos claves, lo que termina mostrando el pelambre de funcionarios corruptos de rango medio, quienes son los que terminan en la cárcel, aunque también en el pasado, varios ministros fueron a parar a la cárcel. Revisemos la historia.
Por restricción de espacio solo voy a mencionar algunos de los escándalos que comparados con este son una piñata; por ejemplo, en el gobierno de Pastrana resaltó el de Chambacú y Dragacol donde se embolataron $4.2 billones y salieron salpicados Mauricio Cárdenas, Luis Alberto Moreno y Fernando Araújo; Cárdenas y Moreno son dos eminencias que a pesar de estar en medio del escándalo salieron ilesos y Pastrana con un enorme rabo de paja; así mismo, en el gobierno de Gaviria explotó el escándalo Foncolpuertos donde se embolataron $11.000 millones, no hay un solo funcionario de alto nivel investigado o en la cárcel.
Pero si queremos hablar de escándalos los dos gobiernos de Uribe se llevan todos los récords. Durante su periodo estallaron los casos de Cajanal, Invercolsa, Agro Ingreso Seguro, el ‘Carrusel de la contratación’ (indirectamente), en estos casos se perdieron $2,5 billones, un ministro preso, y toda la cúpula de su gobierno enredados en casos de corrupción, y por supuesto no se puede olvidar el caso del sonado caso de la ‘yidispolítica’ que para poder asegurar los votos en la Cámara para la reelección se repartieron notarías en todo el país, y como olvidar a los hijos del expresidente haciendo negocios como el de las zonas francas usando tráfico de influencias de manera descarada y burda, sin embargo, nada pasó.
A Santos le explotaron varios escándalos, pero el de la salud y el de Reficar se llevan el premio mayor en su gobierno, solo en estos dos hay $820.000 millones en sobrecostos y otra parte terminó en bolsillos de congresistas corruptos y megacontratistas. Y para terminar con el resumen no podía cerrar sin los casos del gobierno de Duque quien se despidió con los casos de los dineros del OCAD PAZ y el de los bienes que administra la SAE (Sociedad de Activos Especiales) donde hasta su madre terminó salpicada y por supuesto el también sonado caso de los $70.000 millones del MinTIC en cabeza de la exministra Abudinen que la izquierda aprovechó para tachar de corrupto al gobierno Duque. ¿Qué dirán ahora?
En Colombia no es escandaloso que los funcionarios públicos roben, lo que genera indignación es que se dejan pillar, estos señores Sneyder Pinilla y Olmedo Lopez no saben robar, ellos los que son es unos chambones que van a terminar en la cárcel por no hacer las cosas bien, pero ojo, ellos solo son un par de fusibles rotos porque el verdadero cerebro de todo es —según una investigación de Daniel Coronell— Carlos Ramón González, toda una joya al que valdría la pena investigar porque podría estar pasando de agache.
Nota: ¡Maduro, te robaste las elecciones otra vez!
Por Eloy Gutiérrez Anaya