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Columnista - 14 enero, 2021

Para quienes quieren a Valledupar de verdad

De veras, no sé si el cerro de ‘Cicolac’ es reserva forestal de la ciudad de Valledupar, ni lo quise investigar en el respectivo POT, porque mi interés primordial es manifestar que quienes destruyen bellezas naturales y ecosistemas ecológicos en cualquier latitud del mundo no aman sus terruños con el corazón. Pocas ciudades del mundo […]

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De veras, no sé si el cerro de ‘Cicolac’ es reserva forestal de la ciudad de Valledupar, ni lo quise investigar en el respectivo POT, porque mi interés primordial es manifestar que quienes destruyen bellezas naturales y ecosistemas ecológicos en cualquier latitud del mundo no aman sus terruños con el corazón.

Pocas ciudades del mundo tienen cerros oteros en su interior, Valledupar ostenta el privilegio de lucir dos, el otro, afortunadamente, permanece intacto en el predio del Batallón de Artillería La Popa. Ambos de bosque tropical seco, que cada año cambian de color varias veces: verde vivo cuando llueve, amarillo y lila en épocas de otoño y primavera, colores entre ocre y terracota en el verano. Esta maravilla tan envidiada por los habitantes de otros lugares debe conservarse como un patrimonio intocable, que diariamente, vivifica el alma y el sentimiento, tanto a lugareños como a visitantes.

No es la primera intención de demoler parte de la orilla norte del cerro de ‘Cicolac’ con el propósito de construir vivienda familiar, en la primera ocasión fue suspendida la obra, ante la fuerte protesta de quienes protegen el medio ambiente. La destrucción de este precioso tesoro montañoso yo también lo considero injustificable, por no decir absurdo, por el altísimo beneficio que le brinda a la población de Valledupar; en consecuencia, no se debe dejar que alguien o algunos satisfagan sus caprichosas apetencias, en una ciudad donde hay suficiente terreno plano para que cualquier persona construya legalmente su vivienda del tamaño y diseño que le plazca.

El artículo 8 de nuestra Constitución política ordena que es obligación del Estado y de las personas proteger las riquezas culturales y naturales de la nación. Con base en este derecho, una vez cuando se rumoró la pretensión de colocar el monumento de Santo Eccehomo en la cúspide del susodicho cerro, publiqué una columna opuesta a tal propósito, en la cual sugerí que lo colocaran allá donde yace, lamentablemente, sin la infraestructura que merece el santo patrono de Valledupar.

Me niego a darle crédito a la información mediática, dizque en la última reforma del POT de Valledupar sustrajeron del área de reserva forestal patrimonial del cerro en mención, una franja de terreno de 30 metros de ancho, desde el bordillo de la calle que lo circunda. Pero a la vez pienso, que quien o quienes intentan construir en la margen norte del otero urbano es porque deben tener títulos de propiedad. Por ende, para que no sigan deteriorando al cerro, el alcalde es autoridad competente para definir esta farragosa situación con los supuestos propietarios y si la documentación los ampara, el alcalde municipal tiene la obligación de intervenir, y si hay que comprarlo que se compre cabalmente y se legalice como reserva forestal y patrimonio comunitario.

En vista de que Mello Castro, el actual alcalde de Valledupar, tiene conflicto de interés y que el derecho procesal prima sobre el derecho privado, se debería nombrar un alcalde Ad–hoc, para que se solucione de una vez por todas este problema. Sobra decir que este alcalde exclusivo debe ser una persona totalmente independiente, experta en la materia y con suma solvencia, tanto intelectual como moral. Sé que es difícil escogerlo; no obstante, existe, incluso en Valledupar; es decir, no es necesario buscar foráneos.

PD: He visto que están trabajando para terminar la construcción de la Casa en el Aire, tremendo adefesio que debieron construir en otro sitio, nunca pegado al cerro de ‘Cicolac’. Ojalá que empiece pronto la reforestación del cerro con vegetación nativa.

Columnista
14 enero, 2021

Para quienes quieren a Valledupar de verdad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Romero Churio

De veras, no sé si el cerro de ‘Cicolac’ es reserva forestal de la ciudad de Valledupar, ni lo quise investigar en el respectivo POT, porque mi interés primordial es manifestar que quienes destruyen bellezas naturales y ecosistemas ecológicos en cualquier latitud del mundo no aman sus terruños con el corazón. Pocas ciudades del mundo […]


De veras, no sé si el cerro de ‘Cicolac’ es reserva forestal de la ciudad de Valledupar, ni lo quise investigar en el respectivo POT, porque mi interés primordial es manifestar que quienes destruyen bellezas naturales y ecosistemas ecológicos en cualquier latitud del mundo no aman sus terruños con el corazón.

Pocas ciudades del mundo tienen cerros oteros en su interior, Valledupar ostenta el privilegio de lucir dos, el otro, afortunadamente, permanece intacto en el predio del Batallón de Artillería La Popa. Ambos de bosque tropical seco, que cada año cambian de color varias veces: verde vivo cuando llueve, amarillo y lila en épocas de otoño y primavera, colores entre ocre y terracota en el verano. Esta maravilla tan envidiada por los habitantes de otros lugares debe conservarse como un patrimonio intocable, que diariamente, vivifica el alma y el sentimiento, tanto a lugareños como a visitantes.

No es la primera intención de demoler parte de la orilla norte del cerro de ‘Cicolac’ con el propósito de construir vivienda familiar, en la primera ocasión fue suspendida la obra, ante la fuerte protesta de quienes protegen el medio ambiente. La destrucción de este precioso tesoro montañoso yo también lo considero injustificable, por no decir absurdo, por el altísimo beneficio que le brinda a la población de Valledupar; en consecuencia, no se debe dejar que alguien o algunos satisfagan sus caprichosas apetencias, en una ciudad donde hay suficiente terreno plano para que cualquier persona construya legalmente su vivienda del tamaño y diseño que le plazca.

El artículo 8 de nuestra Constitución política ordena que es obligación del Estado y de las personas proteger las riquezas culturales y naturales de la nación. Con base en este derecho, una vez cuando se rumoró la pretensión de colocar el monumento de Santo Eccehomo en la cúspide del susodicho cerro, publiqué una columna opuesta a tal propósito, en la cual sugerí que lo colocaran allá donde yace, lamentablemente, sin la infraestructura que merece el santo patrono de Valledupar.

Me niego a darle crédito a la información mediática, dizque en la última reforma del POT de Valledupar sustrajeron del área de reserva forestal patrimonial del cerro en mención, una franja de terreno de 30 metros de ancho, desde el bordillo de la calle que lo circunda. Pero a la vez pienso, que quien o quienes intentan construir en la margen norte del otero urbano es porque deben tener títulos de propiedad. Por ende, para que no sigan deteriorando al cerro, el alcalde es autoridad competente para definir esta farragosa situación con los supuestos propietarios y si la documentación los ampara, el alcalde municipal tiene la obligación de intervenir, y si hay que comprarlo que se compre cabalmente y se legalice como reserva forestal y patrimonio comunitario.

En vista de que Mello Castro, el actual alcalde de Valledupar, tiene conflicto de interés y que el derecho procesal prima sobre el derecho privado, se debería nombrar un alcalde Ad–hoc, para que se solucione de una vez por todas este problema. Sobra decir que este alcalde exclusivo debe ser una persona totalmente independiente, experta en la materia y con suma solvencia, tanto intelectual como moral. Sé que es difícil escogerlo; no obstante, existe, incluso en Valledupar; es decir, no es necesario buscar foráneos.

PD: He visto que están trabajando para terminar la construcción de la Casa en el Aire, tremendo adefesio que debieron construir en otro sitio, nunca pegado al cerro de ‘Cicolac’. Ojalá que empiece pronto la reforestación del cerro con vegetación nativa.