COLUMNISTA

Pacho Fuentes

Hace varios años el ingeniero y buen amigo Francisco Fuentes, más conocido como el famoso “Pacho Fuentes”, me invitó a ser parte de la Fundación del Festival Vallenato y me manifestó el porqué de esta decisión: saber realmente cuál era la función que los miembros de esa corporación hacían, para tener certeza de ello y poder opinar con propiedad sobre el tema. 

Pacho Fuentes

Pacho Fuentes

Por: José M.

@el_pilon

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Hace varios años el ingeniero y buen amigo Francisco Fuentes, más conocido como el famoso “Pacho Fuentes”, me invitó a ser parte de la Fundación del Festival Vallenato y me manifestó el porqué de esta decisión: saber realmente cuál era la función que los miembros de esa corporación hacían, para tener certeza de ello y poder opinar con propiedad sobre el tema. 

Pues, cuando Pacho decía que el burro era negro, era porque tenía el puñado de pelos negros en la mano y así era en todo: opinaba con certeza y propiedad.  Quizás, debido a su estricta formación de ingeniero civil, pero también a la vocación periodística que llevaba dentro y que a cada rato afloraba cuando llegaba a las reuniones a las que asistía, que eran muchas, en materia profesional, gremial, política o social, o cuando puntualmente llegaba a las siete de la noche a la famosa tertulia de Johnny Pérez, de la cual fue fundador y socio de primera línea, en donde lo hemos llorado y nos hará mucha falta por sus juiciosas opiniones y enérgicas posturas cuando de defender sus tesis se trataba.  Derrotarlo no era fácil, porque siempre estaba bien documentado y sustentaba sólidamente sus posturas.

Pacho, sí, el doctor Francisco Fuentes, era de ancestro urumitero, pueblo a quien quería entrañablemente y religiosamente visitaba todas las semanas, pero también era un vallenato raizal, que nos hará mucha falta, como profesional, como amigo, buen consejero, y extraordinario contertulio, que extrañaremos en las fiestas, en eventos culturales, académicos, folclóricos, a donde puntualmente asistía, a la Sociedad de Ingenieros del Cesar de la cual fue su presidente, se le fue uno de sus principales socios y a los ingenieros primíparos su mejor consultor y consejero.

Bastante falta nos hará el ejercicio de su honrada labor de interventor, donde se desempañaba con gran dignidad y mucho decoro y honradez.  Es rara la obra arquitectónica construida en esta ciudad que no tenga la impronta de honradez del ingeniero Pacho Fuentes como garantía de que fue bien diseñada y adelantada; él decía, y es verdad, que su labor como interventor a veces no era grata, pero que primero estaba el bien común que el particular: la honradez y la pulcritud eran sus dos grandes escudos.

Después de una larga y cruel enfermedad que enfrentó valerosamente, se nos fue Pacho: repito, mucha falta nos hará. Para Leo, su querida, abnegada y digna esposa, y sus hijos, que eran su todo y razón de ser, mis más sentidas notas de condolencias al igual que para el doctor Luciano Aponte López, quien en muchas ocasiones me dijo que Pacho, para él, era otro hermano y que en la lejana Bogotá muy triste lo lloró, como se llora a un ser muy querido.

También mis condolencias para el exalcalde Johnny Pérez y Lola, Enrique Orozco Martínez, Carlos Quintero Romero, Carlos, Álvaro e Iván Morón, Oscar Olivella, Mane Cantillo, Pedro Rodríguez, Yesmil Pérez, Víctor Martínez, Rafael Castro, Arturo Monsalvo, Fernando Sierra, Álvaro Castro Castro, José Maya Orcasita, José Luis Ovalle, Lucho Moreno, Juan Tadeo y Jaime Orozco y, especialmente, a Rodolfo Mejía Peñaloza, quizás uno de sus mejores amigos.

Bueno, pasó el Festival y todo salió bien, full asistencia por todas partes y pingues ganancias para todo el mundo, fiestas, ron y comida abundaron. Felicitaciones a la Fundación por tan tremendo éxito.

Solamente asistí con Mercy a una buena parranda el 1.º de mayo brindada por la relacionista y empresaria vallenata–bogotana Andrea Olmos Aponte en su casa campestre “Alimar”, en donde al ritmo del inigualable Mirito Zuleta y el nuevo y buen cantante Samuel Pérez y su conjunto, que me dejó sorprendido por su versatilidad y buena voz, y la magnífica presentación del curtido compositor Fernando Dangond Castro; nos divertimos hasta el cansancio, nunca había visto destapar tantas Costeñitas heladas y consumir  Aguardiente Antioqueño Rosado, acompañados por una cascada de picadas con nuestro chicharrón y yuca a la cabeza. Ojalá para el año entrante se repita y se institucionalice para engrandecer más el gran Festival Vallenato. Felicitaciones Andrea.

Por: José Manuel Aponte Martínez.

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