Seguramente, luego de su inauguración, sea uno de los que más visite el Centro Cultural de la Música Vallenata, una obra sin antecedentes en materia de infraestructura en la ciudad de Valledupar, en el departamento, y quizás en la región.
En una visita que realicé quedé sorprendido del nivel de tecnología, sus auditorios, el diseño imponente y algunos escenarios que guardarán la historia del vallenato. ¡Qué bueno que ya esté pronto a entrar en funcionamiento!
Pero esa escena deslumbrante no puede tapar la cantidad de errores que cometió la Gobernación del Cesar y el contratista durante su construcción. No es ser aguafiestas, es que se construyó con dinero público una obra que terminó costando un 30 % más de lo inicial.
Empecemos. Desde su licitación hay cuestionamientos. Como reveló EL PILÓN, debido a fuertes sospechas de que el contrato estaba direccionado solo se presentó un oferente a pesar de que era una licitación de más de $135.000 millones. Las otras empresas, de talla nacional e internacional, elevaron su voz de queja ante esos pliegos que consideraron amañados. De esas publicaciones surgieron investigaciones en los entes de control. ¿Qué pasó con esas investigaciones?
Luego están los tiempos. Los retrasos en las obras públicas no son un delito, pero en los contratos de la Gobernación del Cesar son la norma (a excepción de los megacolegios que construyeron ‘los cartageneros’).
El contrato, que inicialmente debía ejecutarse en 22 meses, fue firmado para ser entregado en mayo de 2023, pero sufrió seis prórrogas, extendiendo su ejecución a 51 meses, algo así como más de cuatro años. ¿Fallas en la planeación, del contratista, improvisación?
Y lo que considero más grave: las adiciones de presupuesto. A nivel presupuestal, el Centro Cultural inició con un valor de $146.000 millones, incluyendo la interventoría, pero tras una adición de $41.322 millones realizada en mayo de 2024, el costo total asciende a más de $187.000 millones.
Si la obra ya era cuestionada, no por su funcionalidad, sino por la priorización de los recursos, es doble tragedia tener que adicionar otros $43.000 millones que podrían ser destinados a solucionar problemas sociales urgentes en el departamento, como formación del capital humano o más vías rurales. Con $187.000 millones se solucionaban muchos problemas en un departamento donde la mitad de la población vive en pobreza y el 80 % anda en el rebusque.
Una adenda: invertir tanto dinero en Valledupar genera desigualdad y solo reafirma el centralismo, teniendo en cuenta que a los otros 24 municipios a veces les toca rogar por obras mucho menores. El censo electoral de una población no debe determinar el porcentaje de inversión.
Vamos a disfrutar del Centro Cultural de la Música Vallenata, una obra que traerá turismo a la ciudad, pero no olvidemos que es dinero de nuestros impuestos. Más que agradecer a un funcionario, debemos pedir respuestas ante las posibles irregularidades.
Por Deivis Caro
