OPINIÓN

Daniel Briceño, con el dedo en la llaga

Al final han sido o hemos sido pocos los actores de opinión vallenatos que nos hemos expresado haciendo observaciones, sobre el Centro Cultural de la Música Vallenata. Ojalá no nos pese en la conciencia.

Quintín Quintero, columnista de EL PILÓN.

Quintín Quintero, columnista de EL PILÓN.

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Si uno mira el perfil del concejal de Bogotá Daniel Briceño se encuentra con un joven de no más de 32 años, clase media capitalina, egresado de la facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.

Daniel Felipe Briceño Montes es uno de esos personajes públicos al que le sobra carácter, sin importar su edad y el hecho de no pertenecer al establecimiento tradicional de la política colombiana. Claramente no hereda patrimonio político y por el contrario viene de menos a más construyendo reputación y asumiendo posturas. Consecuente con su juventud se expresa a través de las redes sociales; eso sí, sin perder criterio y con capacidad de crítica. Pone el dedo en la llaga, sin temores y sin bajar la cabeza frente a conveniencias o escenarios de poder.

Recientemente este bogotano nos puso a pensar cuando se refirió al todavía fallido y notoriamente costoso Centro Cultural de la Música Vallenata; gustenos o no, con una verdad de a puño, puso el dedo en la llaga.

¿Dijo algo que no sea cierto, Daniel Briceño, cuando se refirió al proyecto del Centro Cultural de la Música Vallenata a cargo de la Gobernación del Departamento del Cesar? ¿mintió Daniel Briceño, cuando se refiere explícita o tácitamente al incumplimiento en los plazos de ejecución y terminación de esta obra pública? ¿Es inaceptable la opinión de Daniel Briceño, cuando directa o indirectamente señala que esta obra pública a punta de adiciones en valor y prórrogas en tiempo ha desbordado el principio de planeación de la contratación pública?

Nos dejó en evidencia. Sobre todo a una clase dirigente pusilánime que a punta de cobardía, mira para un lado cuando se refiere a la obra mas costosa del departamento del Cesar, una obra que todavía no presta utilidad publica.

Y si bien es cierto, medios locales de proyección regional como el periódico El Pilón y la emisora Radio Guatapurí en distintas publicaciones se han referido al tema, la realidad es que la mayoría de periodistas de Valleduupar y del Cesar prefieren callar y lo que menos les importa es la noticia: “la obra todavía, no presta una utilidad publica”.

¿O es que acaso no miran el Sistema Electrónico para la Contratación Pública – SECOP? ¿o es que acaso se hace muy difícil mirar las adicciones en valor y las prórrogas en tiempo de la obra? ¿o es que una simple mirada a partir del sentido común no permite concluir que la obra se excedió en tiempos de ejecución y en el valor inicialmente previsto?

Claro que puso Daniel Briceño el dedo en la llaga y dijo una verdad de a puño, una verdad inocultable e imposible de barrer debajo del tapete.

No dijo mentira alguna, Daniel Briceño, cuando expresó qué: “El Centro Cultural de la música vallenata en Valledupar pasó de costar 138 mil millones de pesos a unos 200 mil millones. Esta obra prometieron entregarla en el pasado Festival Vallenato pero la ciudadanía de quedó con los crespos hechos. $42 mil millones en sobrecostos. ¿Mintió Daniel?

El problema es cuando nos miramos al espejo y hacemos como si no pasara nada. Peor aún cuando justificamos todo con el argumento de que lo importante es que la obra se termine. ¿Y los posibles sobrecostos?

Al final han sido o hemos sido pocos los actores de opinión vallenatos que nos hemos expresado haciendo observaciones, sobre el Centro Cultural de la Música Vallenata. Ojalá no nos pese en la conciencia.

Por: Quintín Quintero

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