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Más felicidad, menos enfermedad

La inteligencia emocional como capacidad de expresar emociones, relacionarnos bien con nuestro entorno y exteriorizar cariño, junto a la educación emocional y la neuroplasticidad , llegaron para potenciar la felicidad que viene a ser la mejor cura de la enfermedad.

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La inteligencia emocional como capacidad de expresar emociones, relacionarnos bien con nuestro entorno y exteriorizar cariño, junto a la educación emocional y la neuroplasticidad , llegaron para potenciar la felicidad que viene a ser la mejor cura de la enfermedad. La nueva cátedra de educación emocional, enhorabuena, será obligatoria a partir de 2026 en todos los niveles escolares de manera gradual y en aras de la salud mental.

En 2050 habrá 150 millones de personas con demencia por quema de las neuronas, lo que puede contrarrestar la ‘Neuroplasticidad’, que es la capacidad de reproducir neuronas, y ello se logra viajando, dándole sentido a la vida, con ilusiones, optimismo, sueños, objetivos y metas, sostiene Ramón y Cajal, médico español, Premio Nobel de Medicina en 1906.

El laureado médico advierte que debemos conectar con las personas, retornar al papel y a la lectura, convencido de que “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”, conexión que es un desafío para encarar la tecnología digital, cuando ya no hay tiempo para pensar, crear, escuchar, dialogar o recrear la mente por estar chateando, ni siquiera para prestarle atención a las personas mayores que necesitan conversar para exteriorizar sus aflicciones.  

El diseño de la asignatura también contempla la inclusión de contenidos sobre manejo de emociones como ansiedad, tristeza, rabia y miedo, empatía y vínculo afectivo, hasta recuperar la confianza con el saludo como primera manifestación de cultura, porque al dejar de saludar se desnuda falta de humanidad y respeto por tus semejantes.

El maltrato a la naturaleza pasa factura con la aparición exponencial de enfermedades, producto del calentamiento global y el cambio climático, conforme al estrés que viene a ser el detonante de cualquier patología.

No en vano surge una nueva asignatura escolar que se debe implementar de inmediato en cumplimiento de la Ley 2427 de 2024, para promover la capacitación, profundización y enseñanza en temas de sostenibilidad ambiental, cambio climático y gestión del riesgo de desastres.

La economía debe desacelerar sus ramas más depredadoras, la de mayor aceleración antrópica, que es lo producido o modificado por la actividad humana en el contexto ecológico, para acomodar los tiempos del crecimiento económico al equilibrio de la vida en el planeta, forma de rentar una economía para la vida, en concomitancia con los estudios científicos que predicen que el calentamiento global acabará con la humanidad.

A sabiendas de que el experimento más peligroso es destruir la naturaleza, ignorar la ciencia y calentar el planeta, esa es la condición humana, contumacia expresada en la tenacidad y dureza de mantener un error, sin mirar la catástrofe medioambiental ni las predicciones que son literales en el sentido común de las cosas: “Solo cuando el último árbol sea cortado, el último río envenenado y el último pez atrapado, nos daremos cuenta de que el dinero no se puede comer”.

Por: Miguel Aroca Yepes.

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