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La constancia es sinónimo de fe

Si durante la infancia tuviste que abandonar un sueño, gracias a las dudas, los miedos o prejuicios de tus padres, hoy día puedes ser inconstante en tus propósitos, teniendo con ello poca fe en cada proyecto o sueño, que desees alcanzar.

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Si durante la infancia tuviste que abandonar un sueño, gracias a las dudas, los miedos o prejuicios de tus padres, hoy día puedes ser inconstante en tus propósitos, teniendo con ello poca fe en cada proyecto o sueño, que desees alcanzar.

La fe es el motor que impulsa la constancia; gracias a la fe, sentimos el impulso de actuar y persistir. Resulta complejo que alguien actúe gracias a una fe ajena, o que sea constante sin creer a ciegas, en aquello que persigue. 

Son muchos los casos que se escuchan frecuentemente, de personas, que han insistido en sus propósitos, aunque la medicina, la sociedad, la familia, y todo a su alrededor confabule en su contra; muchos creen en la magia de un milagro, pero para el hacedor, no existen milagros, se trata de sentir y actuar, siguiendo el corazón.

El peor error, que alguien puede cometer, es planear un proyecto, con base en una fe ajena. ¿Qué hará dicha persona, cuando lleguen los problemas o cuando surjan inconvenientes? Me imagino que inyectarse una fe que no le pertenece, buscar motivaciones externas y aferrarse a una visión, que no siente. 

Son muchas las personas, que inician el día lunes cargados de sueños y metas, pero para el día jueves, ya han perdido sentido, el viernes, ya carecen de fuerzas, y para el día sábado, ya han abandonado a su gestor. Resulta complejo, que una persona casada, siga consejo de alguien soltero, sin fe en el matrimonio; suena irónico, que un empleado se deje contagiar para salir de parranda, con un desempleado, sin proyecto de vida; parece curioso, que alguien con deseos de tener una vida saludable, le crea a un obeso, sedentario y con malos hábitos alimenticios, que el ejercicio es malo y la comida sana es aburrida; es inconcebible, que alguien con hijos, le crea a otra persona, que decidió no procrear, que invertir tiempo en los hijos, es inútil y mal recompensado. En lugar de escuchar consejos de extraños, piensa en qué invertir tu tiempo, y confía en tus propias inversiones. Recordemos que cada quien tiene una fe, que ha construido desde su infancia, y algunas personas, han perdido la fe en ellos mismos, por ello, en lugar de apoyar, sabotean, en lugar de escuchar, juzgan, y en lugar de admirar, critican. Una forma de reconocer la fe de alguien, es mirar con detenimiento, en qué suele ser constante.

La vida es como un pastor que debe cuidar a sus ovejas de las garras del lobo feroz, y por ello, no puede descuidarse nunca, así llegue alguien que no tiene ni una oveja, a decirle que se relaje, que deje tanta paranoia, que los lobos no existen. Cuando se tiene fe en aquello que se debe hacer, no solo se logra vivir tranquilo, con la certeza de cuidar aquello que se tiene, sino que además, a largo plazo, logramos obtener, todo lo que deseamos. Con los años, el pastor cosechará el tiempo invertido cuidando su rebaño, en lugar, de todas las dudas que quisieron sembrar en él, para que se alejara, de su propia visión.

La constancia, es el reflejo de la fe en algo, que aún no se ve, nadie más lo puede ver, sólo tú. Quien lo siente, es quien debe hacerlo, los demás que sólo se encarguen de ver, cuando la fe, a través de la constancia, convirtió unos trazos sin sentido, en una obra, que todos han de admirar.

Por: María Angélica Vega Aroca.

Psicóloga.

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