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La cabeza de bronce. Cervantes, precursor de la Inteligencia Artificial

El pasaje de la cabeza de bronce en el Quijote aparece en el capítulo XXII de la segunda parte, cuando el protagonista ya se encuentra inmerso en sus fantasías caballerescas.

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El pasaje de la cabeza de bronce en el Quijote aparece en el capítulo XXII de la segunda parte, cuando el protagonista ya se encuentra inmerso en sus fantasías caballerescas.

La descripción es la de un caballero de cabeza de bronce poseedor de la verdad y que no siente miedo ni dolor ante los embates del mundo. Como la cabeza de don Quijote, la cabeza de bronce representa una especie de mente que, frente a la realidad, permanece inmutable y sin dudas. Su fortaleza contrasta con la fragilidad del hombre y la vulnerabilidad del mundo, poniendo de presente la distancia entre la verdad empírica y la verdad que el héroe se crea para justificar sus acciones.

El pasaje es una parodia de los códigos de la caballería, y la imagen de la cabeza de bronce funciona como una metáfora para entender la relación entre imaginación y conocimiento. En la tensión entre la firmeza del pensamiento y la cambiante realidad, se interpone la soberbia intelectual que confunde convicción con verdad.

Yo veo en el pasaje aludido una metáfora referida a aquella cabeza encantada y al maravilloso invento y avance de la Inteligencia Artificial, y de esta manera podemos decir que Miguel de Cervantes Saavedra es el precursor intelectual remoto de la creación de la Inteligencia Artificial.

Hoy día, la Inteligencia Artificial funge como aquella “cabeza de bronce”, una anticipación de la Inteligencia Artificial, que es una herramienta moderna de incalculables beneficios para la humanidad. Sin embargo, esta no garantiza, por sí misma, una comprensión fiable del mundo si carece de juicio crítico, contextos humanos y valores.

La Inteligencia Artificial puede procesar información con precisión, pero carece de experiencia consciente, empatía y ética práctica. En Don Quijote, la fidelidad a su narrativa interna lo mantiene intacto; en la Inteligencia Artificial, la inmutabilidad se traduce en límites, dependencia de datos de entrenamiento, sesgos y límites en la interpretabilidad de los asuntos.

Precisamente, la pluma aguda de Cervantes en el pasaje objeto de este comentario sugiere, anticipatoriamente, que la confianza excesiva en una estructura rígida del pensamiento puede alejar a la persona de la realidad. De igual modo, una Inteligencia Artificial que opere sin supervisión crítica puede generar resultados que parezcan coherentes, pero que no se sostienen ante cuestionamientos morales, sociales o prácticos.

Don Quijote proyecta un orden del mundo que la realidad niega. La Inteligencia Artificial, cuando funciona como motor de decisiones, puede desplazar, en ciertos contextos, la interpretación humana y la intuición. Entrelazar ambas lecturas invita a considerar la necesidad de humildad tecnológica, reconocer límites, incorporar revisión humana y mantener un marco ético. Los algoritmos tiranizan la verdad humilde. No hay despacho de servicio público donde los ciudadanos no expertos no seamos víctimas de los algoritmos insensibles. Por eso escribo esto: somos una nueva clase marginada y clamamos a Petro que nos libere, él que es experto en batir los molinos de viento creyéndolos gigantes.

La cabeza de bronce protege al personaje de la duda y del miedo, pero también puede vulnerar la capacidad de aprendizaje. Y la Inteligencia Artificial, si se usa para soportar decisiones sin supervisión humana, puede convertirse en defensa de certidumbres que impiden cuestionar supuestos y adaptar estrategias a contextos cambiantes.

En suma, el pasaje de la cabeza de bronce funciona como un espejo para interpretar la Inteligencia Artificial, tecnología poderosa y veloz que, sin una brújula ética y crítica, puede volverse una fortaleza compartimentada, insensible a matices y a la realidad cambiante. Cervantes, mediante dicha figura, no demoniza la imaginación ni la capacidad de innovación, pero sí advierte sobre la tentación de convertirla en verdad equivalente a la realidad. Aplicada a la Inteligencia Artificial, esta advertencia invita a combinar la eficiencia y el rigor técnico con la supervisión humana, el juicio crítico y la responsabilidad social.

Por: Rodrigo López Barros.

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