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Ofrenda a los estudiantes

Camina sin la premura de adelantarse y sesgar la ruta, para llegar primero. La infancia hay que disfrutarla con el atavío de la inocencia, la espontaneidad de sentir el asombro de los interrogantes y la dicha suprema de escuchar los cuentos de los abuelos.

Columnistas José Atuesta Mindiola.

Columnistas José Atuesta Mindiola.

Por: José

@el_pilon

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El pájaro sueña el bosque, posarse en un árbol de olvido donde crecen las flores del perdón. Con estos versos de mi próximo libro, Caligrafía del Tiempo, inicio esta ofrenda en homenaje al Día del Estudiante, que en Colombia se celebra el 8 y 9 de junio. La vida es racimo de luz, y a veces una sombra de dolor; pero a pesar de todo es la vida, y la vida es bella.

Camina sin la premura de adelantarse y sesgar la ruta, para llegar primero. La infancia hay que disfrutarla con el atavío de la inocencia, la espontaneidad de sentir el asombro de los interrogantes y la dicha suprema de escuchar los cuentos de los abuelos. ¡Goza el deleite espiritual y corporal en la estación maravillosa de la juventud! La adolescencia vívela con armonía y modestia. No cierres las puertas al conocimiento, a la dignidad del espíritu, al maravilloso encanto de sentirse una persona querida y respetada.

Siembra jazmines en el patio, o una palmera que haga sonreír al viento en la puerta de tu casa o una calaguala que pinte de verde los faroles en tu ventana. Ahí llegarán los pájaros a bendecir con su canto los espejos de tu alma. Vive el fervor de la gracia de Dios. Si hay relámpagos y agitados cohetes que cruzan por el cielo de tus noches, llénate de fortaleza y espera el final de la tormenta. No levantes murallas a tu alrededor, abre las puertas para que Dios entre en tu interior y te colme de paz.

Celebra las bondades de la gratitud y la amistad. Ama y respeta tu vida y la de los demás. Tu cuerpo es edén de ternura, de afecto, de sensibilidad, de creatividad e inteligencia. En ti florece la vendimia de quimeras y delicias. Cuida tu cuerpo, tu pureza, tu belleza, tu lozanía. La juventud es un divino tesoro, no lo manches, no lo oxides, consérvalo impoluto. La pulcritud de las acciones embellece el cuerpo y ennoblece el alma. Vence la tentación del adulador, que con apariencia de ángel ofrece falsas quimeras de bienestar y trabajo, pero procura vendar tus ojos para que camines lejos de la luz y seas presa fácil de las garras que enlodan la vida personal y social.

Vuélvete diamante, mármol resistente, roca monolítica frente aquellos que no respetan los valores éticos y la condición humana. Haz únicamente las cosas que te dignifiquen y te permitan caminar mirando la luz para tejer sueños y proyectos de vida. No olvides que hay que moderar las acciones y descansos. Cada quien vive y disfruta su tiempo. El tiempo tuyo es ahora, vive y dedícate a construir la transparencia generosa de tus días: estudia, sueña, escribe, lee, dialoga, practica un deporte, camina y escucha música. Si sueñas con ser músico, pintor o poeta… busca a un profesor o artista que te ayude a develar ciertas claves para cualificar el oficio en alguna de esas artes, y recuerda al pintor Pablo Picasso: “La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”. Esfuérzate por alcanzar tus metas. El facilismo deshumaniza los nobles proyectos y entorpece la creatividad y la inteligencia. Cuida tu ángel de la guarda, porque hay otros pérfidos que se esconden en la sombra para atrapar con el espiral tramposo de su flauta a jóvenes como tú.


Por José Atuesta Mindiola

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