La vida es un carnaval y "quien lo vive es quien lo goza", dijera un filósofo barranquillero de esos miles que andan por ahí. Y con toda la razón, no conozco todavía un solo nativo de esta aldea currambera que no disfrute del jolgorio, la Gran Parada, la Batalla de Flores; de la maicena y el ron, al lado de un gran picó escuchando buena salsa y bailando champeta.
Por: Eduardo Santos Ortega Vergara.
La vida es un carnaval y “quien lo vive es quien lo goza“, dijera un filósofo barranquillero de esos miles que andan por ahí. Y con toda la razón, no conozco todavía un solo nativo de esta aldea currambera que no disfrute del jolgorio, la Gran Parada, la Batalla de Flores; de la maicena y el ron, al lado de un gran picó escuchando buena salsa y bailando champeta.
Preparándose con todos los hierros, desde noviembre y diciembre, para el carnaval. Sucede igual en Valledupar con el Festival Vallenato, pasadas Las cuatro fiestas de Nury Borrás y del maestro Adolfo Echavarría, toda la provincia se prepara para que llegue ligero la Semana Santa, no por el rezo o el dulce, sino porque a partir de allí son contados los días para que arranque la mejor fiesta autóctona que tenemos en la Costa: el Festival de la Leyenda Vallenata.
Y que suenen los acordeones entonando merengues, paseos, puyas y son. Pero hay algo mucho más importante que todas estas fiestas, muy por encima del derroche de alegría, fuerza y mocedad, es el llenar el corazón de buenos deseos y más allá de los deseos, propender por esas acciones que conlleven y contribuyan a hacer de este país un remanso de paz.
Que fluya de cada uno de nosotros un manantial de buenos deseos y obras significativas: respetar al prójimo, actuar de buena fe con los demás, respetar las normas de tránsito; no importa mi filiación política para desear que al señor Ernesto Orozco, nuestro alcalde, le vaya bien en su administración municipal.
Que le vaya muy bien a Elvia Milena, primera gobernadora, mujer de quilates; elegida por elección popular y democrática, para que el departamento siga en marcha, es un deseo de corazón.
Dios permita que a los concejales y a los diputados los ilumine la sensatez y el trabajo transparente. Ojalá que el corazón se nos llene de alegría y que todos los días de la vida, sea un carnaval, semana santa o festival vallenato;
que prime el respeto y que poner en práctica los valores y los principios de buenas acciones no sean algo insólito; que la ética sea de aplicación general y no letra muerta.
Vamos a recordar y aplicar la urbanidad de Carreño, en serio la necesitamos. Señores motociclistas y mototaxistas las normas de tránsito son para respetarlas y hacer de ellas un modelo de vida.
Señores taxistas, si queremos una ciudad turística, ustedes son los invitados de primera línea para dar ejemplo de querer a Valledupar y brindar un buen trato al turista.
Es aportar un poquito cada uno y hacer la revolución de las pequeñas cosas para cambiar a Valledupar. Buenos deseos para este 2024 a todo el pueblo.
Ojalá Ernesto arregle esto, NO LO DEJEMOS SOLO.
Que consiga afianzar un equipo de trabajo con el cual se sienta bien y logre proyectar su ideal de arreglar.
Que les vaya muy bien a los restantes 24 alcaldes del Cesar, a trabajar, para eso se eligieron, sin empacar en la maleta el traje de la corrupción.
Más buenos deseos: que se acaben por fin los corruptos y que no se roben el PAE, ni la plata de la salud, ni de la educación en todos sus niveles, deseo que a Robert Romero le vaya bien en la rectoría de la UPC, es la universidad que queremos proyectar.
Ojalá las obras que hagan sean las necesarias y bien hechas. Y las terminen por fin sin tanta adición.
‘Queremos el Instituto Municipal de Cultura, por favor alcalde’. Estaremos atentos. Solo Eso.
La vida es un carnaval y "quien lo vive es quien lo goza", dijera un filósofo barranquillero de esos miles que andan por ahí. Y con toda la razón, no conozco todavía un solo nativo de esta aldea currambera que no disfrute del jolgorio, la Gran Parada, la Batalla de Flores; de la maicena y el ron, al lado de un gran picó escuchando buena salsa y bailando champeta.
Por: Eduardo Santos Ortega Vergara.
La vida es un carnaval y “quien lo vive es quien lo goza“, dijera un filósofo barranquillero de esos miles que andan por ahí. Y con toda la razón, no conozco todavía un solo nativo de esta aldea currambera que no disfrute del jolgorio, la Gran Parada, la Batalla de Flores; de la maicena y el ron, al lado de un gran picó escuchando buena salsa y bailando champeta.
Preparándose con todos los hierros, desde noviembre y diciembre, para el carnaval. Sucede igual en Valledupar con el Festival Vallenato, pasadas Las cuatro fiestas de Nury Borrás y del maestro Adolfo Echavarría, toda la provincia se prepara para que llegue ligero la Semana Santa, no por el rezo o el dulce, sino porque a partir de allí son contados los días para que arranque la mejor fiesta autóctona que tenemos en la Costa: el Festival de la Leyenda Vallenata.
Y que suenen los acordeones entonando merengues, paseos, puyas y son. Pero hay algo mucho más importante que todas estas fiestas, muy por encima del derroche de alegría, fuerza y mocedad, es el llenar el corazón de buenos deseos y más allá de los deseos, propender por esas acciones que conlleven y contribuyan a hacer de este país un remanso de paz.
Que fluya de cada uno de nosotros un manantial de buenos deseos y obras significativas: respetar al prójimo, actuar de buena fe con los demás, respetar las normas de tránsito; no importa mi filiación política para desear que al señor Ernesto Orozco, nuestro alcalde, le vaya bien en su administración municipal.
Que le vaya muy bien a Elvia Milena, primera gobernadora, mujer de quilates; elegida por elección popular y democrática, para que el departamento siga en marcha, es un deseo de corazón.
Dios permita que a los concejales y a los diputados los ilumine la sensatez y el trabajo transparente. Ojalá que el corazón se nos llene de alegría y que todos los días de la vida, sea un carnaval, semana santa o festival vallenato;
que prime el respeto y que poner en práctica los valores y los principios de buenas acciones no sean algo insólito; que la ética sea de aplicación general y no letra muerta.
Vamos a recordar y aplicar la urbanidad de Carreño, en serio la necesitamos. Señores motociclistas y mototaxistas las normas de tránsito son para respetarlas y hacer de ellas un modelo de vida.
Señores taxistas, si queremos una ciudad turística, ustedes son los invitados de primera línea para dar ejemplo de querer a Valledupar y brindar un buen trato al turista.
Es aportar un poquito cada uno y hacer la revolución de las pequeñas cosas para cambiar a Valledupar. Buenos deseos para este 2024 a todo el pueblo.
Ojalá Ernesto arregle esto, NO LO DEJEMOS SOLO.
Que consiga afianzar un equipo de trabajo con el cual se sienta bien y logre proyectar su ideal de arreglar.
Que les vaya muy bien a los restantes 24 alcaldes del Cesar, a trabajar, para eso se eligieron, sin empacar en la maleta el traje de la corrupción.
Más buenos deseos: que se acaben por fin los corruptos y que no se roben el PAE, ni la plata de la salud, ni de la educación en todos sus niveles, deseo que a Robert Romero le vaya bien en la rectoría de la UPC, es la universidad que queremos proyectar.
Ojalá las obras que hagan sean las necesarias y bien hechas. Y las terminen por fin sin tanta adición.
‘Queremos el Instituto Municipal de Cultura, por favor alcalde’. Estaremos atentos. Solo Eso.