La agricultura ha sido el sector económico más afectado por la violencia del país, quizás por su estrecha relación por la lucha de la propiedad de tierras, que sigue siendo el punto álgido para la resistencia del conflicto armado en el país. Sin embargo, deben tomarse como ejemplo proyectos que son verdaderos laboratorios de paz, como lo es el proyecto Utopía.

Utopía es un proyecto educativo de educación superior rural de la Universidad de la Salle, que pretende reivindicar la vocación agrícola del país con los bachilleres de lugares afectados por el conflicto armado. Es un programa completamente innovador, un laboratorio de paz y desarrollo para el sector rural. Su campus se encuentra en Casanare, cercano a Yopal. 

Inicialmente se construyó con una inversión de 15 millones de dólares por parte de la Universidad de la Salle, la cual ha encontrado apoyo en algunos bancos de Colombia y donaciones de organizaciones privadas y públicas. Además, gracias a créditos condonables del Icetex, gestionados desde el Ministerio de agricultura y otros por parte de Ecopetrol, han brindado oportunidades a los estudiantes.

Utopía ya ha logrado graduar varias cortes del programa de Ingeniería agronómica en sus diez años de funcionamiento, el cual cuenta con egresados que ejecutaron sus proyectos productivos en sus departamentos de origen, cubriendo la gran mayoría. 

En el futuro esperan crear más programas como Ingeniería de producción animal, Agroindustria y un programa especial para formación de maestros rurales. El programa de Ingeniería agronómica consiste en diez cuatrimestres presenciales en el campus y los tres últimos en las zonas de origen de los estudiantes.

 En el sexto cuatrimestre empiezan la creación de un proyecto productivo donde finalmente se convierte en una idea de negocio, en el que el programa le apoya con un monto de $10 millones y el soporte del cuerpo profesoral. En el noveno cuatrimestre realizan una práctica en cultivos de climas templados como café, papa, flores, etc. Al final del proceso los estudiantes emprendedores defienden su trabajo ante un jurado y reintegran el capital semilla que se les dio.

Qué importante es que más universidades se sumen y repliquen este tipo de programas, aprovechando la coyuntura del proceso de paz y las discusiones sobre nuestra educación. La paz sigue siendo nuestra utopía, por eso vale la pena apoyar e imitar este tipo de proyectos educativos con gran sentido social para que veamos desarrollar nuestro sector rural y logremos integrar verdaderamente lo rural con lo urbano. Este es un camino para empezar a vivir tiempos de paz y enfocarnos a resolver otro tipo de problemas.