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Columnista - 17 marzo, 2022

No hay claroscuros en los resultados de las consultas electorales

Los resultados de las consultas presidenciales adelantaron el escenario de polarización de 2018 y en esta  estrategia, tal y como lo anoté en una columna del año pasado, el objetivo era visibilizar los extremos e invisibilizar al centro para luego, con un centro diezmado, ir por sus votos. Así pasó recientemente en Chile y en Ecuador. 

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Blanco o negro, bueno o malo, izquierda o derecha son tensiones excluyentes y dicotómicas o, en otras palabras, un tipo de distorsión cognitiva  que hace referencia a la tendencia a verlo todo exclusivamente en los extremos o polos como dos absolutos, sin escala de grises ni puntos intermedios. Eso pasa mucho en la política electoral.

Y los resultados de las consultas presidenciales adelantaron el escenario de polarización de 2018 y en esta  estrategia, tal y como lo anoté en una columna del año pasado, el objetivo era visibilizar los extremos e invisibilizar al centro para luego, con un centro diezmado, ir por sus votos. Así pasó recientemente en Chile y en Ecuador. 

Pero también hay otra tensión, entre la angustia -ya no tanto el miedo- que genera un candidato  con sus propuestas que inundan de incertidumbre e inestabilidad el futuro, y la necesidad de cambio. Los electores están pidiendo cambio a gritos pero hay cambios que generan angustia, perturbación, que asustan. En todo caso, entre esas dos emociones definirá su voto. En algún punto extremo o intermedio, entre la angustia y el cambio se situará y votará, porque el voto electoral es un voto emocional.   

En este escenario, si Fajardo con las fuerzas del país nacional, incluidas las políticas, no rescata y reconfigura el centro, se lo rapará la polarización porque el elector se alineará en un bando o en otro, de hecho ya está tomando partido; pero los candidatos, Fico y Petro,   se dirigirán al centro, al tono de grises, a lo claroscuro para buscar el saldo faltante  que los hará presidente.

Pero la foto política de hoy es muy diferente a  la de la  semana pasada  y la de  mayo, la de la  primera vuelta puede ser distinta a la de hoy. Faltan muchos hechos políticos, comenzando con las fórmulas vicepresidenciales, las alianzas, los errores, los debates, las sorpresas y 8 o 9 millones de votos -que son como el 75%  de los que sufragaron en la consulta- que no votaron pero que siempre votan en la primera vuelta. La consulta tuvo 12 millones 234 mil votos y en la primera vuelta del 2018 votaron 19 millones 636 mil personas. Y ahí todavía puede haber juego si el centro  se recupera del golpe y se convierte en una opción de poder bajo el entendido que a la presidencia no se llega solo y sin tragarse ni un solo sapo.  

Así pues, inició otra etapa del juego pero la cancha la comenzó a demarcar la polarización, Fico y Petro. La ciudadanía  verá en profundidad el desempeño de todos los jugadores; la delantera la llevan los que ganaron las consultas pero ninguno la tiene fácil y todo puede pasar. A  hoy ninguno gana en primera vuelta, la foto puede cambiar, en política nada es estático y al final terminaremos viendo qué pudo más, si el cambio o la angustia  o el punto claroscuro del centro.

Columnista
17 marzo, 2022

No hay claroscuros en los resultados de las consultas electorales

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Enrique Herrera Araujo

Los resultados de las consultas presidenciales adelantaron el escenario de polarización de 2018 y en esta  estrategia, tal y como lo anoté en una columna del año pasado, el objetivo era visibilizar los extremos e invisibilizar al centro para luego, con un centro diezmado, ir por sus votos. Así pasó recientemente en Chile y en Ecuador. 


Blanco o negro, bueno o malo, izquierda o derecha son tensiones excluyentes y dicotómicas o, en otras palabras, un tipo de distorsión cognitiva  que hace referencia a la tendencia a verlo todo exclusivamente en los extremos o polos como dos absolutos, sin escala de grises ni puntos intermedios. Eso pasa mucho en la política electoral.

Y los resultados de las consultas presidenciales adelantaron el escenario de polarización de 2018 y en esta  estrategia, tal y como lo anoté en una columna del año pasado, el objetivo era visibilizar los extremos e invisibilizar al centro para luego, con un centro diezmado, ir por sus votos. Así pasó recientemente en Chile y en Ecuador. 

Pero también hay otra tensión, entre la angustia -ya no tanto el miedo- que genera un candidato  con sus propuestas que inundan de incertidumbre e inestabilidad el futuro, y la necesidad de cambio. Los electores están pidiendo cambio a gritos pero hay cambios que generan angustia, perturbación, que asustan. En todo caso, entre esas dos emociones definirá su voto. En algún punto extremo o intermedio, entre la angustia y el cambio se situará y votará, porque el voto electoral es un voto emocional.   

En este escenario, si Fajardo con las fuerzas del país nacional, incluidas las políticas, no rescata y reconfigura el centro, se lo rapará la polarización porque el elector se alineará en un bando o en otro, de hecho ya está tomando partido; pero los candidatos, Fico y Petro,   se dirigirán al centro, al tono de grises, a lo claroscuro para buscar el saldo faltante  que los hará presidente.

Pero la foto política de hoy es muy diferente a  la de la  semana pasada  y la de  mayo, la de la  primera vuelta puede ser distinta a la de hoy. Faltan muchos hechos políticos, comenzando con las fórmulas vicepresidenciales, las alianzas, los errores, los debates, las sorpresas y 8 o 9 millones de votos -que son como el 75%  de los que sufragaron en la consulta- que no votaron pero que siempre votan en la primera vuelta. La consulta tuvo 12 millones 234 mil votos y en la primera vuelta del 2018 votaron 19 millones 636 mil personas. Y ahí todavía puede haber juego si el centro  se recupera del golpe y se convierte en una opción de poder bajo el entendido que a la presidencia no se llega solo y sin tragarse ni un solo sapo.  

Así pues, inició otra etapa del juego pero la cancha la comenzó a demarcar la polarización, Fico y Petro. La ciudadanía  verá en profundidad el desempeño de todos los jugadores; la delantera la llevan los que ganaron las consultas pero ninguno la tiene fácil y todo puede pasar. A  hoy ninguno gana en primera vuelta, la foto puede cambiar, en política nada es estático y al final terminaremos viendo qué pudo más, si el cambio o la angustia  o el punto claroscuro del centro.