El próximo 13 de marzo, el papa Francisco cumplirá 11 años de haber sido elegido como el sucesor de Pedro. Recordemos que Francisco no solo es el primer suramericano en ser elegido jefe supremo de la Iglesia Católica, sino que además es el primer jesuita en lograrlo, luego de la renuncia por quebrantos de salud de su antecesor Benedicto XVI en un hecho cuyo más cercano precedente data de hace más de 600 años.

Toma el nombre de Francisco, hecho que también ocurre por vez primera, en honor a San Francisco de Asís. Nacido en Buenos Aires (Argentina) recibió la orden sacerdotal en el año de 1969, y desde entonces mostró su opción preferencial por los pobres. 

La humildad del papa Francisco sorprende, pues desde un comienzo se rehusó a usar en anillo del pescador y optó por usar el plateado, mismo que usó cuando fue obispo en Buenos Aires. Amante del fútbol, su equipo favorito es el San Lorenzo.

Además de la bohonomía del Santo Padre, podemos destacar su aguerrida y frontal posición contra la pedofilia que tanto daño causó a la imagen de la Iglesia Católica, y en segundo lugar su defensa a ultranza del medio ambiente y de defender la casa de todos, como él llama el planeta que vivimos. 

Pero se preguntará usted amable lector (a) que con atención lee estas líneas, ¿cuál es la razón del título escogido para esta columna? Pues bien, contesto con esta cita bíblica de Lucas 4:24: “Y en verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria”. Es que el papa Francisco es una figura controversial en su país, pues muchos lo ven como un aliado de la dictadura, para otros no hizo lo suficiente, y muchos lo absuelven de ambas acusaciones y le expresan su cariño. Es más, ha recibido la visita de Cristina Fernández y también la de Javier Milei, presidente actual de Argentina, pero no ha visitado su país por la gran polarización que generaría su visita.

El estado de salud de Francisco lamentablemente no es el mejor, tiene 87 años, y presenta problemas respiratorios recurrentes junto con otras patologías, por lo que se hace necesario que todos recemos por su salud y pronta recuperación. ¡Qué así sea!

La nota de cierre: La directora del ICBF Astrid Cáceres denunció al menos 220 contratos irregulares, donde habría presuntas prácticas corruptas. ¡Qué horror!