Amaury Padilla, director del Programa de Desarrollo y Paz del Cesar, en diálogo con EL PILÓN, habló sobre el proceso que desarrolla el ente social en diferentes comunidades.
En el Cesar existe una entidad social llamada ‘Programa de Desarrollo y Paz’, la cual trabaja, como dice su nombre, por el desarrollo económico y la resolución pacífica de los conflictos. EL PILÓN dialogó con su director, Amaury Padilla.
Es una iniciativa de la sociedad civil creada, en el año 2009, por un grupo de personalidades que, en representación de diversas instituciones del departamento del Cesar, tuvieron a bien crear una instancia para hacer posible el desarrollo y la paz , desde la promoción de lo que hemos llamado “La vida querida”.
Hoy el Programa de Desarrollo y Paz del Cesar también ha ampliado su horizonte de actuación a La Guajira bajo la comprensión de que no será posible avanzar en la solución de muchos problemas del Cesar sin La Guajira y viceversa. Por ello próximamente seremos Programa de Desarrollo y Paz Cesar-Guajira.
Iniciamos labores el 19 de abril del 2009.
La inspiración fue el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (PDPMM), nacido en los años 90 con el padre Francisco De Roux.
Hoy en el país somos 27 PDP y aunque somos independientes estamos integrados en una gran red, la Red nacional de programas regionales de desarrollo y paz, Redprodepaz.
El PDP del Magdalena Medio nació en el 1995, en medio de una situación de conflicto muy grave, pero solo cubría los municipios del Magdalena Medio, en varios departamentos, y algunos del Cesar, por ello la pregunta que se hizo, desde Valledupar y de otros municipios, fue cómo poder atender el norte y el centro del departamento del Cesar para aportar al desarrollo y a la paz de este territorio desde una experiencia como aquella.
Se recorrieron los municipios del centro y norte para conocer y comprender la relación de los procesos de desarrollo con la violencia que se vivía en el territorio.
En este ejercicio participaron líderes y lideresas de diversas organizaciones, dirigentes gremiales, comunicadores, académicos, funcionarios públicos, organizaciones de cooperación internacional y se logró construir un documento que mostraba la realidad de los 15 municipios de esta región que no eran parte del PDPMM y así avanzar hacia lo que sería la creación del programa cesarense.
En el 2010 se realizó la primera asamblea de la Corporación Desarrollo y Paz del Cesar, que es el ente legal y facilitador del Programa. Dirigentes sociales, iglesia, académicos, gremios y delegados de la red Prodepaz, del programa del Magdalena Medio y del Programa de Desarrollo y Paz de los Montes de María, ratificaron la importancia de su creación.
Por los distintos procesos económicos que se dieron en el departamento, considerados como bonanzas, los cuales en su mayoría no se tradujeron en la creación de condiciones para el bienestar general de los habitantes.
Sumado a estas “bonanzas” tenemos uno de los más altos índices de violencia y de víctimas del conflicto a nivel nacional.
La mayor dificultad ha sido la sostenibilidad para mantener la apuesta de hacer que los distintos sectores que habitan el departamento comprendamos y le apostemos a la posibilidad de vivir la “Vida Querida” y de resolver los conflictos de manera no violenta, comprendiendo que todos cabemos cuidando nuestro ecosistema y generando mayor equidad en nuestras relaciones socioeconómicas.
Uno de los mayores logros ha sido consolidar una masa crítica en favor del desarrollo entendido como oportunidad para construir esa vida y el cuidado de la casa común en el territorio, lo cual ha implicado abrir los espacios de diálogo, inclusión, valoración de los distintos saberes y conocimientos para ponerlos al servicio del bienestar de las presentes y futuras generaciones.
Esto se expresa en los distintos programas y proyectos que desarrollamos, tales como: el diseño participativo de la construcción de un Plan integral de compensación forestal, denominado Vivo Perijá, que por ley le corresponde desarrollar a empresas extractivas.
La construcción de un modelo de acompañamiento psicosocial para las mujeres, jóvenes y migrantes, que busca la mitigación de los daños y afectaciones causados por todo tipo de violencia en las personas y en las comunidades.
La consolidación de un proceso ciudadano de pobladores con más de 60 organizaciones del departamento del Cesar, en los municipios del norte y centro, que desde el fortalecimiento de sus capacidades le apuestan a la construcción de ciudadanía y al tejido social y comunitario fragmentado por la violencia, llamado ‘Red de pobladores’.
Relacionamiento incluyente con comunidades indígenas de la Sierra Nevada y afros del centro del departamento del Cesar, para la construcción de una política pública que reconozca sus derechos.
La construcción participativa de un modelo de desarrollo local en los corregimientos de la Victoria de San Isidro de La Jagua de Ibirico y Estados Unidos, de Becerril, con iniciativas productivas como el café, la apicultura y el turismo, como alternativos a la minería.
El PDPC es una entidad de la sociedad civil desde su inicio y concepción, así se integra, ahora bien, en la medida en que las herramientas del PDP son el diálogo en clave de gestión de los conflictos, el fortalecimiento de capacidades, la inclusión social y económica y la planificación territorial, vamos integrando los distintos sectores, tales como, academia, comunidad, gobierno, sector privado, comunicadores, cooperación internacional, para hacer posible esa visión compartida del territorio desde el reconocimiento de cómo los distintos saberes pueden aportar al desarrollo (vida querida).
Partimos de un principio fundamental en nuestro trabajo, que es la construcción de confianza con los distintos actores del territorio.
En nuestro hacer estamos convencidos de la necesidad de fijar un horizonte ético deseable sobre el cual poder construir un nuevo pacto social, esto hará posible tener procesos estratégicos territoriales, incluyéndonos en los ejercicios de identificación de necesidades, pero también de potencialidades y saberes, incorporando las distintas cosmovisiones y generando diálogos de multiplicidad de actores para poder resolver tensiones y conflictos.
De ahí construimos visiones estratégicas de los territorios a 20 y 30 años, convertidas en instrumentos de planificación útiles.
Puede ser insistente. Contribuir con la construcción del desarrollo territorial y humano en armonía con la naturaleza, para lo cual le apostamos a la construcción de la “Vida Querida”, facilitando a los habitantes del territorio herramientas para la convivencia y la no repetición de la violencia.
El PDPC impulsa la compensación ambiental de las mineras más allá de una ordinaria reforestación, haciéndola integral para transformar el territorio social, en medio de un periodo de transición energética.
Amaury Padilla
El PDPC se estructura legalmente mediante una corporación de derecho privado, que cuenta con una junta directiva integrada por la Diócesis de Valledupar, la Cámara de Comercio de Valledupar, La Fundación Universitaria del Área Andina, La Universidad de Santander Sede Valledupar, La Universidad Nacional Sede La Paz, Carboandes y Servipan.
Cuenta con un equipo de trabajo integrado en cuatro áreas, tres de gestión: el área de desarrollo sostenible, el área de paz y gobernanza y el área de comunicaciones para el desarrollo, y una de soporte que es el área administrativa y financiera.
Contamos con tres sedes funcionales, la principal en Valledupar, una en La Jagua de Ibirico, y otra en Riohacha.
Los distintos programas se financian con recursos de cooperación internacional en un mayor porcentaje, también gestionamos recursos con la empresa privada, con entidades de la sociedad civil y en un mínimo porcentaje entidades del Estado, los cuales se obtienen con proyectos que son gestionados mediante convocatorias.
Un componente importante de la gestión del PDPC radica en la Red de Pobladores, las organizaciones de base que de manera articulada se acompañan, promueven la gestión de los conflictos, la sostenibilidad de proyectos productivos y de gestión territorial.
Llegué a la dirección ejecutiva del Programa del Cesar el primero de abril del año 2013, luego de haber sido consultor de esta entidad en el 2012.
Desde el primer momento, contando con el apoyo unánime de la junta, hemos ejecutado las distintas estrategias para hacer posible la paz territorial, para lo cual era necesario comprender qué había pasado en el departamento.
Y en esta labor de comprender cómo las distintas bonanzas que había vivido el Cesar con el algodón, la palma, la marihuana, la ganadería y más recientemente con la minería, no han generado condiciones para el bienestar de la inmensa mayoría de sus habitantes, por el contrario, se cuenta con un porcentaje alto de víctimas de la violencia.
Aparecieron entonces retos como director ejecutivo, el primero fue ¿cómo poder incorporar los distintos desarrollos económicos y territoriales a la construcción de un mayor bienestar para la población cesarense?
El segundo reto estaba centrado en ¿Cómo lograr que los sectores históricamente excluidos del desarrollo en el territorio, y principales víctimas del conflicto armado, tales como los indígenas, afros, campesinos, jóvenes y mujeres se incorporen y articulen a la construcción de nuevas oportunidades en nuestra visión de la vida , ¿sin dejar de lado sus saberes, cultura, tradiciones y cosmovisión?
El tercero era cómo lograr que una institución como el PDPC pudiera incorporar el acumulado de su junta directiva, de su pertenencia a una Red como la Redprodepaz, con aliados del sector privado, de la academia, de la cooperación internacional, de las iglesias, a ejercicios de diálogo con los distintos sectores de la sociedad civil, para ir cerrando las brechas de la desconfianza que nos limita pensarnos colectivamente el territorio sin excluirnos e incorporando las diferencias como una riqueza.
Que puedan comprender que ante cualquier circunstancia uno siempre puede negociar; si queremos que esta tierra siga siendo sostenible y que la vida sea posible, debemos escucharnos, incorporar a los otros y pensar en hacer negociaciones justas y comprender que solo crecemos en compañía de los demás.
Los medios de comunicación son el poder transformador de una sociedad. Una ciudadanía que es capaz de comunicarse desde la atenta escucha tiene esperanza y esa esperanza es la que necesitamos para tener el coraje de defender la paz y de descubrir otras maneras de hacer las cosas, de aceptar al otro.
Decía Henry David Thoreau: “El elogio más grande que me han realizado jamás es cuando me preguntaron qué pensaba y se atendió a mi respuesta”. Los medios pueden jugar este papel para el desarrollo y la paz en el Cesar y La Guajira.
La política está en todas partes y constituye un juego complejo que afecta a todo el mundo.
El PDPC desde luego es una entidad política en la medida en que promueve la posibilidad de una visión para todos, que defiende el acuerdo de paz, pero que va más allá del acuerdo pues le apuesta a una paz completa, reconociendo la valentía de quienes, desde los proyectos de paz en pequeña escala, han sido capaces de construir vida en medio del conflicto y la exclusión.
Como decía el filósofo Estanislao Zuleta: “La relevancia de cualquier proceso de paz está en dar paso a una sociedad capaz de vivir productiva e inteligentemente en el conflicto”.
De ahí la relevancia de pensarnos en estos términos, para ver cómo se convierte un conflicto interno de más de 50 años en un acuerdo social y político sostenible en el tiempo y que todos en el territorio tengamos la suficiente valentía para no volver a la guerra y ser capaces de vivir en armonía.
Desde allí somos una entidad con motivación política pero no promotora de ningún partido ni candidaturas.
Sin embargo hemos sido parte de la Misión de Observación Electoral y realizado proyectos con el Instituto Holandés para la Democracia en formación sociopolítica, apostando a la defensa del Estado Social de Derecho.
Es una organización de la región que involucra a diversos actores locales en la construcción de análisis e ideas para tener visiones compartidas.
Porque es un espacio de confluencia entre actores diversos, de diversas sub-regiones, con visiones distintas.
Le apuesta a la paz territorial y promueve el proceso de paz y reconciliación. Relaciona a personas y grupos, que aunque estuvieron muy enfrentados, hoy muestran resultados desde el diálogo y la visión compartida del territorio.
Realiza análisis de actores locales, articulados con actores nacionales e internacionales para fortalecer capacidades y construir los sueños.
Porque puede mostrar procesos sostenibles de desarrollo y paz territorial con comunidades que vivieron de manera grave la violencia y hoy nos enseñan que la paz y la reconciliación son posibles.
Porque las acciones hablan más que las palabras e invito a que juntos recorramos este bello territorio del Cesar y La Guajira.
Experiencias concretas del trabajo desarrollado por el programa de desarrollo y paz sí podemos mostrar, como la recuperación de confianzas para el desarrollo de los corregimientos de La Victoria de San Isidro, en La Jagua de Ibirico, y de Estados Unidos, en Becerril, en el corredor minero del Cesar, quienes luego de la violencia vivida, hoy hacen iniciativas de conservación de la naturaleza asociadas al turismo, la producción alimentaria y del café.
Hoy contamos con el montaje de una planta altamente tecnificada para el café en la Victoria de San Isidro y la marca ‘Xagua café’ en alianza entre el programa, campesinos de la región y Asotecpros, una asociación de jóvenes emprendedores rurales.
A través de su programa UK-PACT Colombia de la Embajada del Reino Unido en Colombia, y en alianza con E3, desarrollamos desde el 2019 el potencial del turismo comunitario en ecosistemas estratégicos, como medio para reducir la deforestación, fortalecer el tejido social y aportar a la generación de ingresos sostenibles a través del proyecto ‘Rutas turísticas por los bosques y la paz’, y donde están participando las agencias de turismo VictoriAVentura, Agro Tour Perijá, Aventuras en La Serranía del Perijá (La Victoria de San Isidro) y Visa Usa (Estados Unidos) y otros aliados de la cadena de valor del turismo comunitario y de naturaleza.
Diseñamos la Hoja de Ruta por el Desarrollo Sostenible y La Paz del Corredor Perijá Zapatosa, con actores institucionales, sociedad civil, cooperación del exterior y empresa privada para los próximos 20 años.
La construcción de la vida querida no es posible sin el concurso de la diversidad de actores que integran una sociedad, hacemos énfasis desde nuestra vocación de organización de la sociedad civil, del rol que nos corresponde, pero la invitación es a que tengamos buenos encuentros, guiados por los afectos, el respeto y la construcción del territorio.
Mi relación con la plataforma de Diálogos de Improbables es inicialmente personal. Es Amaury Padilla Cabarcas quien ha estado participando en la plataforma porque allí no representamos instituciones. Sin embargo creo que de alguna manera, sí ha sido por el rol que he desarrollado al frente del PDPC que fui invitado a ser parte de ese espacio.
Es un anhelo poder construir una alianza entre el PDPC, medios de comunicación y la plataforma de esos diálogos para seguir promoviendo la colaboración, la compasión, la complejidad y la diferencia, sin acudir a la violencia.
Por Redacción EL PILÓN
Amaury Padilla, director del Programa de Desarrollo y Paz del Cesar, en diálogo con EL PILÓN, habló sobre el proceso que desarrolla el ente social en diferentes comunidades.
En el Cesar existe una entidad social llamada ‘Programa de Desarrollo y Paz’, la cual trabaja, como dice su nombre, por el desarrollo económico y la resolución pacífica de los conflictos. EL PILÓN dialogó con su director, Amaury Padilla.
Es una iniciativa de la sociedad civil creada, en el año 2009, por un grupo de personalidades que, en representación de diversas instituciones del departamento del Cesar, tuvieron a bien crear una instancia para hacer posible el desarrollo y la paz , desde la promoción de lo que hemos llamado “La vida querida”.
Hoy el Programa de Desarrollo y Paz del Cesar también ha ampliado su horizonte de actuación a La Guajira bajo la comprensión de que no será posible avanzar en la solución de muchos problemas del Cesar sin La Guajira y viceversa. Por ello próximamente seremos Programa de Desarrollo y Paz Cesar-Guajira.
Iniciamos labores el 19 de abril del 2009.
La inspiración fue el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (PDPMM), nacido en los años 90 con el padre Francisco De Roux.
Hoy en el país somos 27 PDP y aunque somos independientes estamos integrados en una gran red, la Red nacional de programas regionales de desarrollo y paz, Redprodepaz.
El PDP del Magdalena Medio nació en el 1995, en medio de una situación de conflicto muy grave, pero solo cubría los municipios del Magdalena Medio, en varios departamentos, y algunos del Cesar, por ello la pregunta que se hizo, desde Valledupar y de otros municipios, fue cómo poder atender el norte y el centro del departamento del Cesar para aportar al desarrollo y a la paz de este territorio desde una experiencia como aquella.
Se recorrieron los municipios del centro y norte para conocer y comprender la relación de los procesos de desarrollo con la violencia que se vivía en el territorio.
En este ejercicio participaron líderes y lideresas de diversas organizaciones, dirigentes gremiales, comunicadores, académicos, funcionarios públicos, organizaciones de cooperación internacional y se logró construir un documento que mostraba la realidad de los 15 municipios de esta región que no eran parte del PDPMM y así avanzar hacia lo que sería la creación del programa cesarense.
En el 2010 se realizó la primera asamblea de la Corporación Desarrollo y Paz del Cesar, que es el ente legal y facilitador del Programa. Dirigentes sociales, iglesia, académicos, gremios y delegados de la red Prodepaz, del programa del Magdalena Medio y del Programa de Desarrollo y Paz de los Montes de María, ratificaron la importancia de su creación.
Por los distintos procesos económicos que se dieron en el departamento, considerados como bonanzas, los cuales en su mayoría no se tradujeron en la creación de condiciones para el bienestar general de los habitantes.
Sumado a estas “bonanzas” tenemos uno de los más altos índices de violencia y de víctimas del conflicto a nivel nacional.
La mayor dificultad ha sido la sostenibilidad para mantener la apuesta de hacer que los distintos sectores que habitan el departamento comprendamos y le apostemos a la posibilidad de vivir la “Vida Querida” y de resolver los conflictos de manera no violenta, comprendiendo que todos cabemos cuidando nuestro ecosistema y generando mayor equidad en nuestras relaciones socioeconómicas.
Uno de los mayores logros ha sido consolidar una masa crítica en favor del desarrollo entendido como oportunidad para construir esa vida y el cuidado de la casa común en el territorio, lo cual ha implicado abrir los espacios de diálogo, inclusión, valoración de los distintos saberes y conocimientos para ponerlos al servicio del bienestar de las presentes y futuras generaciones.
Esto se expresa en los distintos programas y proyectos que desarrollamos, tales como: el diseño participativo de la construcción de un Plan integral de compensación forestal, denominado Vivo Perijá, que por ley le corresponde desarrollar a empresas extractivas.
La construcción de un modelo de acompañamiento psicosocial para las mujeres, jóvenes y migrantes, que busca la mitigación de los daños y afectaciones causados por todo tipo de violencia en las personas y en las comunidades.
La consolidación de un proceso ciudadano de pobladores con más de 60 organizaciones del departamento del Cesar, en los municipios del norte y centro, que desde el fortalecimiento de sus capacidades le apuestan a la construcción de ciudadanía y al tejido social y comunitario fragmentado por la violencia, llamado ‘Red de pobladores’.
Relacionamiento incluyente con comunidades indígenas de la Sierra Nevada y afros del centro del departamento del Cesar, para la construcción de una política pública que reconozca sus derechos.
La construcción participativa de un modelo de desarrollo local en los corregimientos de la Victoria de San Isidro de La Jagua de Ibirico y Estados Unidos, de Becerril, con iniciativas productivas como el café, la apicultura y el turismo, como alternativos a la minería.
El PDPC es una entidad de la sociedad civil desde su inicio y concepción, así se integra, ahora bien, en la medida en que las herramientas del PDP son el diálogo en clave de gestión de los conflictos, el fortalecimiento de capacidades, la inclusión social y económica y la planificación territorial, vamos integrando los distintos sectores, tales como, academia, comunidad, gobierno, sector privado, comunicadores, cooperación internacional, para hacer posible esa visión compartida del territorio desde el reconocimiento de cómo los distintos saberes pueden aportar al desarrollo (vida querida).
Partimos de un principio fundamental en nuestro trabajo, que es la construcción de confianza con los distintos actores del territorio.
En nuestro hacer estamos convencidos de la necesidad de fijar un horizonte ético deseable sobre el cual poder construir un nuevo pacto social, esto hará posible tener procesos estratégicos territoriales, incluyéndonos en los ejercicios de identificación de necesidades, pero también de potencialidades y saberes, incorporando las distintas cosmovisiones y generando diálogos de multiplicidad de actores para poder resolver tensiones y conflictos.
De ahí construimos visiones estratégicas de los territorios a 20 y 30 años, convertidas en instrumentos de planificación útiles.
Puede ser insistente. Contribuir con la construcción del desarrollo territorial y humano en armonía con la naturaleza, para lo cual le apostamos a la construcción de la “Vida Querida”, facilitando a los habitantes del territorio herramientas para la convivencia y la no repetición de la violencia.
El PDPC impulsa la compensación ambiental de las mineras más allá de una ordinaria reforestación, haciéndola integral para transformar el territorio social, en medio de un periodo de transición energética.
Amaury Padilla
El PDPC se estructura legalmente mediante una corporación de derecho privado, que cuenta con una junta directiva integrada por la Diócesis de Valledupar, la Cámara de Comercio de Valledupar, La Fundación Universitaria del Área Andina, La Universidad de Santander Sede Valledupar, La Universidad Nacional Sede La Paz, Carboandes y Servipan.
Cuenta con un equipo de trabajo integrado en cuatro áreas, tres de gestión: el área de desarrollo sostenible, el área de paz y gobernanza y el área de comunicaciones para el desarrollo, y una de soporte que es el área administrativa y financiera.
Contamos con tres sedes funcionales, la principal en Valledupar, una en La Jagua de Ibirico, y otra en Riohacha.
Los distintos programas se financian con recursos de cooperación internacional en un mayor porcentaje, también gestionamos recursos con la empresa privada, con entidades de la sociedad civil y en un mínimo porcentaje entidades del Estado, los cuales se obtienen con proyectos que son gestionados mediante convocatorias.
Un componente importante de la gestión del PDPC radica en la Red de Pobladores, las organizaciones de base que de manera articulada se acompañan, promueven la gestión de los conflictos, la sostenibilidad de proyectos productivos y de gestión territorial.
Llegué a la dirección ejecutiva del Programa del Cesar el primero de abril del año 2013, luego de haber sido consultor de esta entidad en el 2012.
Desde el primer momento, contando con el apoyo unánime de la junta, hemos ejecutado las distintas estrategias para hacer posible la paz territorial, para lo cual era necesario comprender qué había pasado en el departamento.
Y en esta labor de comprender cómo las distintas bonanzas que había vivido el Cesar con el algodón, la palma, la marihuana, la ganadería y más recientemente con la minería, no han generado condiciones para el bienestar de la inmensa mayoría de sus habitantes, por el contrario, se cuenta con un porcentaje alto de víctimas de la violencia.
Aparecieron entonces retos como director ejecutivo, el primero fue ¿cómo poder incorporar los distintos desarrollos económicos y territoriales a la construcción de un mayor bienestar para la población cesarense?
El segundo reto estaba centrado en ¿Cómo lograr que los sectores históricamente excluidos del desarrollo en el territorio, y principales víctimas del conflicto armado, tales como los indígenas, afros, campesinos, jóvenes y mujeres se incorporen y articulen a la construcción de nuevas oportunidades en nuestra visión de la vida , ¿sin dejar de lado sus saberes, cultura, tradiciones y cosmovisión?
El tercero era cómo lograr que una institución como el PDPC pudiera incorporar el acumulado de su junta directiva, de su pertenencia a una Red como la Redprodepaz, con aliados del sector privado, de la academia, de la cooperación internacional, de las iglesias, a ejercicios de diálogo con los distintos sectores de la sociedad civil, para ir cerrando las brechas de la desconfianza que nos limita pensarnos colectivamente el territorio sin excluirnos e incorporando las diferencias como una riqueza.
Que puedan comprender que ante cualquier circunstancia uno siempre puede negociar; si queremos que esta tierra siga siendo sostenible y que la vida sea posible, debemos escucharnos, incorporar a los otros y pensar en hacer negociaciones justas y comprender que solo crecemos en compañía de los demás.
Los medios de comunicación son el poder transformador de una sociedad. Una ciudadanía que es capaz de comunicarse desde la atenta escucha tiene esperanza y esa esperanza es la que necesitamos para tener el coraje de defender la paz y de descubrir otras maneras de hacer las cosas, de aceptar al otro.
Decía Henry David Thoreau: “El elogio más grande que me han realizado jamás es cuando me preguntaron qué pensaba y se atendió a mi respuesta”. Los medios pueden jugar este papel para el desarrollo y la paz en el Cesar y La Guajira.
La política está en todas partes y constituye un juego complejo que afecta a todo el mundo.
El PDPC desde luego es una entidad política en la medida en que promueve la posibilidad de una visión para todos, que defiende el acuerdo de paz, pero que va más allá del acuerdo pues le apuesta a una paz completa, reconociendo la valentía de quienes, desde los proyectos de paz en pequeña escala, han sido capaces de construir vida en medio del conflicto y la exclusión.
Como decía el filósofo Estanislao Zuleta: “La relevancia de cualquier proceso de paz está en dar paso a una sociedad capaz de vivir productiva e inteligentemente en el conflicto”.
De ahí la relevancia de pensarnos en estos términos, para ver cómo se convierte un conflicto interno de más de 50 años en un acuerdo social y político sostenible en el tiempo y que todos en el territorio tengamos la suficiente valentía para no volver a la guerra y ser capaces de vivir en armonía.
Desde allí somos una entidad con motivación política pero no promotora de ningún partido ni candidaturas.
Sin embargo hemos sido parte de la Misión de Observación Electoral y realizado proyectos con el Instituto Holandés para la Democracia en formación sociopolítica, apostando a la defensa del Estado Social de Derecho.
Es una organización de la región que involucra a diversos actores locales en la construcción de análisis e ideas para tener visiones compartidas.
Porque es un espacio de confluencia entre actores diversos, de diversas sub-regiones, con visiones distintas.
Le apuesta a la paz territorial y promueve el proceso de paz y reconciliación. Relaciona a personas y grupos, que aunque estuvieron muy enfrentados, hoy muestran resultados desde el diálogo y la visión compartida del territorio.
Realiza análisis de actores locales, articulados con actores nacionales e internacionales para fortalecer capacidades y construir los sueños.
Porque puede mostrar procesos sostenibles de desarrollo y paz territorial con comunidades que vivieron de manera grave la violencia y hoy nos enseñan que la paz y la reconciliación son posibles.
Porque las acciones hablan más que las palabras e invito a que juntos recorramos este bello territorio del Cesar y La Guajira.
Experiencias concretas del trabajo desarrollado por el programa de desarrollo y paz sí podemos mostrar, como la recuperación de confianzas para el desarrollo de los corregimientos de La Victoria de San Isidro, en La Jagua de Ibirico, y de Estados Unidos, en Becerril, en el corredor minero del Cesar, quienes luego de la violencia vivida, hoy hacen iniciativas de conservación de la naturaleza asociadas al turismo, la producción alimentaria y del café.
Hoy contamos con el montaje de una planta altamente tecnificada para el café en la Victoria de San Isidro y la marca ‘Xagua café’ en alianza entre el programa, campesinos de la región y Asotecpros, una asociación de jóvenes emprendedores rurales.
A través de su programa UK-PACT Colombia de la Embajada del Reino Unido en Colombia, y en alianza con E3, desarrollamos desde el 2019 el potencial del turismo comunitario en ecosistemas estratégicos, como medio para reducir la deforestación, fortalecer el tejido social y aportar a la generación de ingresos sostenibles a través del proyecto ‘Rutas turísticas por los bosques y la paz’, y donde están participando las agencias de turismo VictoriAVentura, Agro Tour Perijá, Aventuras en La Serranía del Perijá (La Victoria de San Isidro) y Visa Usa (Estados Unidos) y otros aliados de la cadena de valor del turismo comunitario y de naturaleza.
Diseñamos la Hoja de Ruta por el Desarrollo Sostenible y La Paz del Corredor Perijá Zapatosa, con actores institucionales, sociedad civil, cooperación del exterior y empresa privada para los próximos 20 años.
La construcción de la vida querida no es posible sin el concurso de la diversidad de actores que integran una sociedad, hacemos énfasis desde nuestra vocación de organización de la sociedad civil, del rol que nos corresponde, pero la invitación es a que tengamos buenos encuentros, guiados por los afectos, el respeto y la construcción del territorio.
Mi relación con la plataforma de Diálogos de Improbables es inicialmente personal. Es Amaury Padilla Cabarcas quien ha estado participando en la plataforma porque allí no representamos instituciones. Sin embargo creo que de alguna manera, sí ha sido por el rol que he desarrollado al frente del PDPC que fui invitado a ser parte de ese espacio.
Es un anhelo poder construir una alianza entre el PDPC, medios de comunicación y la plataforma de esos diálogos para seguir promoviendo la colaboración, la compasión, la complejidad y la diferencia, sin acudir a la violencia.
Por Redacción EL PILÓN