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Columnista - 19 agosto, 2022

Nadie dice nada

Esperemos a ver si este gobierno del cual se esperan tantas cosas buenas, para vivir feliz, alguien diga algo y se comiencen a combatir estos flagelos que nos golpean

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Por ahí escuché a un economista, a quienes entiendo poco, decir que el gravamen a las gaseosas ascendía a $35 por botella familiar, de $1.000 ascendía a $1.035 y me pareció que para el bolsillo del consumidor era muy poca cosa, pero las arcas nacionales si recibían una buena bicoca y así son todos los aumentos en cuestión de alimentos y bebidas, el problema de las alzas es la desbocada especulación que fuera de los $35 le meten $200 más y la venden a $1235. Las alzas en los precios no tienen control, no hay una oficina que las regule, ni autoridad que sancione a los infractores, cada quien hace lo que le da la gana, otros disminuyen el tamaño del producto y conservan el precio viejo, pero la tapa es una venta de buñuelos en un lujoso centro médico que hace 2 años valía unos $800 y hoy lo redujeron a la mitad del tamaño y le doblaron el precio. Nadie dice nada.

Al que siembra la yuca, el aguacate, las frutas, plátanos, guineos, verduras y toda clase de productos de pancoger se los mal pagan y a nosotros nos los venden con un 300 ó 400% y nadie dice nada, lo mismo sucede con el ñame, la papa y la malanga que están por las nubes y para qué hablar del queso, la carne, los huevos, la leche, alimentos básicos que están por las nubes y nadie dice nada y se me olvidaba el maíz, el arroz, la manteca, el azúcar, las pastas, jabones, dentífricos, desodorantes, las infaltables panelas y el café, al igual que los pescados, chivo, cerdo y nadie dice nada.

De la mano de la especulación están los terribles gota a gota y el dulce 10, pues no hay una venta ambulante, de lo que sea o trabajo informal de cualquier índole, cuyos poseedores no estén enganchados con este par de temibles enemigos y nadie dice nada, pero sí, estos contribuyen creo yo, a que la tenebrosa inflación aumente, porque a esos intereses tienen que vender muy caro para poder pagar y que les quede algo para subsistir.

Sería bueno que este gobierno del cambio, del cual esperamos tantas cosas buenas le metiera el diente a estos problemas: especulación, agio y reducción, esta última instalada en negocios públicos que funcionan sin ninguna clase de inconvenientes ante la mirada impávida de las autoridades, nadie dice nada, hay casas de cambio y entidades financieras que también se exceden en sus intereses y engañan a los clientes, que por angustia y necesidad firman en blanco y ahí los estacan, pues  cuando llega la liquidación y los descuentos por libranzas ya no hay remedio, los intereses son otros distintos a los pactados verbalmente por la persona que presta los dineros. Nadie dice nada y día a día esas entidades financieras, que no los bancos se vuelven más ricas y poderosas y la Superintendencia no dice nada, conociendo la existencia de ese grave problema.

Esperemos a ver si este gobierno del cual se esperan tantas cosas buenas, para vivir feliz, alguien diga algo y se comiencen a combatir estos flagelos que nos golpean fuerte todos los días y que son factores importantes para que la, repito la temible inflación esté desbordada.

************************ 

Todo mundo me pregunta, con cierta cherchita, si ya instalaron el reducidor de velocidad a la entrada del Conjunto Rosas del Ateneo y con pena tengo que decirles que no y entonces me agregan: sí esto es contigo que te echaste encima la candidatura del Mello, cuando era un imposible y ya nos tenías aburrido con tantas columnas promocionándolo, qué tal con nosotros, nos parece el colmo, será que el inexistente director de tránsito no lee EL PILÓN, o es un enchollao que hace lo que le da la gana y tiene a esta ciudad hecha un infierno en materia de movilidad. Hasta ahora he arado en el mar.

Columnista
19 agosto, 2022

Nadie dice nada

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Esperemos a ver si este gobierno del cual se esperan tantas cosas buenas, para vivir feliz, alguien diga algo y se comiencen a combatir estos flagelos que nos golpean


Por ahí escuché a un economista, a quienes entiendo poco, decir que el gravamen a las gaseosas ascendía a $35 por botella familiar, de $1.000 ascendía a $1.035 y me pareció que para el bolsillo del consumidor era muy poca cosa, pero las arcas nacionales si recibían una buena bicoca y así son todos los aumentos en cuestión de alimentos y bebidas, el problema de las alzas es la desbocada especulación que fuera de los $35 le meten $200 más y la venden a $1235. Las alzas en los precios no tienen control, no hay una oficina que las regule, ni autoridad que sancione a los infractores, cada quien hace lo que le da la gana, otros disminuyen el tamaño del producto y conservan el precio viejo, pero la tapa es una venta de buñuelos en un lujoso centro médico que hace 2 años valía unos $800 y hoy lo redujeron a la mitad del tamaño y le doblaron el precio. Nadie dice nada.

Al que siembra la yuca, el aguacate, las frutas, plátanos, guineos, verduras y toda clase de productos de pancoger se los mal pagan y a nosotros nos los venden con un 300 ó 400% y nadie dice nada, lo mismo sucede con el ñame, la papa y la malanga que están por las nubes y para qué hablar del queso, la carne, los huevos, la leche, alimentos básicos que están por las nubes y nadie dice nada y se me olvidaba el maíz, el arroz, la manteca, el azúcar, las pastas, jabones, dentífricos, desodorantes, las infaltables panelas y el café, al igual que los pescados, chivo, cerdo y nadie dice nada.

De la mano de la especulación están los terribles gota a gota y el dulce 10, pues no hay una venta ambulante, de lo que sea o trabajo informal de cualquier índole, cuyos poseedores no estén enganchados con este par de temibles enemigos y nadie dice nada, pero sí, estos contribuyen creo yo, a que la tenebrosa inflación aumente, porque a esos intereses tienen que vender muy caro para poder pagar y que les quede algo para subsistir.

Sería bueno que este gobierno del cambio, del cual esperamos tantas cosas buenas le metiera el diente a estos problemas: especulación, agio y reducción, esta última instalada en negocios públicos que funcionan sin ninguna clase de inconvenientes ante la mirada impávida de las autoridades, nadie dice nada, hay casas de cambio y entidades financieras que también se exceden en sus intereses y engañan a los clientes, que por angustia y necesidad firman en blanco y ahí los estacan, pues  cuando llega la liquidación y los descuentos por libranzas ya no hay remedio, los intereses son otros distintos a los pactados verbalmente por la persona que presta los dineros. Nadie dice nada y día a día esas entidades financieras, que no los bancos se vuelven más ricas y poderosas y la Superintendencia no dice nada, conociendo la existencia de ese grave problema.

Esperemos a ver si este gobierno del cual se esperan tantas cosas buenas, para vivir feliz, alguien diga algo y se comiencen a combatir estos flagelos que nos golpean fuerte todos los días y que son factores importantes para que la, repito la temible inflación esté desbordada.

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Todo mundo me pregunta, con cierta cherchita, si ya instalaron el reducidor de velocidad a la entrada del Conjunto Rosas del Ateneo y con pena tengo que decirles que no y entonces me agregan: sí esto es contigo que te echaste encima la candidatura del Mello, cuando era un imposible y ya nos tenías aburrido con tantas columnas promocionándolo, qué tal con nosotros, nos parece el colmo, será que el inexistente director de tránsito no lee EL PILÓN, o es un enchollao que hace lo que le da la gana y tiene a esta ciudad hecha un infierno en materia de movilidad. Hasta ahora he arado en el mar.