En la columna pasada tocamos el tema de lo desafortunada que ha sido la figura de la Vicepresidencia de la República, y en apretada síntesis hicimos un recuento de la gestión realizada por quienes han ostentado esa dignidad, hasta llegar a la actual vicepresidenta, Francia Elena Márquez Mina, elegida en fórmula con el actual mandatario Gustavo Petro, quien tuvo a bien nombrarla como ministra de la Igualdad y Equidad, cargo que ocupó hasta el 27 de febrero del año que avanza y que, hay que decirlo, no llenó las expectativas, pues su ejecución presupuestal alcanzó tan solo el 0,14 %, y el año pasado solo llegó a un vergonzoso 3 % del presupuesto asignado, quedándose muy lejos de contribuir efectivamente al cierre de la brecha social. La reemplazó Carlos Rosero, quien será sucedido por Juan Carlos Florián Silva, político tolimense militante de la Colombia Humana.
No obstante, el Gobierno del Cambio está devolviendo tierras al campesinado; es el Gobierno que más ha invertido en Educación, asignando la suma de 67,9 billones en 2023, 70,4 billones en 2024 y 79,2 billones en 2025, siendo el sector con mayor ejecución presupuestal con un 96,4 % (¡!). Aspira, con la reforma pensional que ya fue aprobada, beneficiar a tres millones de adultos mayores en situación de pobreza; redujo la pobreza monetaria del 36,2 % (2022) al 33 % (2023), según datos oficiales, sacando a 1,6 millones de colombianos de la pobreza. Además, este Gobierno logró incrementar el bono de renta ciudadana, cuya finalidad es elevar los ingresos de los hogares más vulnerables. Desde luego que los opositores no ven con buenos ojos estos subsidios, porque piensan que es fomentar el parasitismo. Pero, en cambio, robarse la plata de la salud de los colombianos, ¡eso sí está bien!
Pero, ¿cómo está Colombia en materia de desigualdad? A nivel mundial, la realidad no puede ser más preocupante. Según datos del Banco Mundial y del PNUD, en 2025 Colombia es el tercer país del planeta con mayor desigualdad, con un coeficiente de Gini muy alto: 54,8 %, superado solo por Sudáfrica (63,0 %) y Namibia (59,1 %). Somos el país con mayor desigualdad de ingresos dentro de América Latina y el Caribe; siguen en su orden Belice, con 53,3 %; Brasil, con 52,0 %, y Panamá, con 48,9 %. El rezago en el que nos encontramos es patético. Esta es la realidad con la que el actual Gobierno tiene que lidiar. Este es el país que le entregaron. Que no se diga, pues, que en el pasado “corrían ríos de leche y miel”, porque eso no es cierto.
Ahora bien, mucho se ha hecho en el Gobierno del Cambio, y mucho falta por hacer en aras de mejorar esta situación. Colombia tiene el potencial para revertir estos guarismos.
La frase de cierre: “Es una cosa bastante cierta díganlo ustedes qué tal sería, haber riqueza y no haber pobreza, es como si hubiera noche y no hubiera día”. Obra: El mundo. Autor: Calixto Ochoa Campo (1934-2015).
Por: Darío Arregocés Baute/ darioarregoces2308@hotmail.com












