hay una frase que se quedó en mi mente de ese pronunciamiento: "Caminen hacia donde sus estrellas los llaman. Siempre dispuestos a cambiar de estrella o de camino. A no caer en la tentación del odio o el fanatismo”.
El pasado 6 de enero asistí a una reunión con Alejandro Gaviria en Valledupar; conocía su trayectoria como ministro de Salud, cuando ejerció una notable labor social en favor de los más necesitados de este país, dándose la pela con las farmacéuticas para bajar el costo de los medicamentos y, recientemente, como rector de la Universidad de los Andes, me conmovió un discurso para los egresados, rindiéndole homenaje al poeta Rafael Cadenas, donde expuso su capacidad de entender un momento tan difícil como ha sido la pandemia y de cómo poder reponerse para vivir y resistir, siempre pensando en seguir adelante, hay una frase que se quedó en mi mente de ese pronunciamiento: “Caminen hacia donde sus estrellas los llaman. Siempre dispuestos a cambiar de estrella o de camino. A no caer en la tentación del odio o el fanatismo”.
Pero quería apreciar su faceta como político, máxime cuando por estos días la mayoría están tan desprestigiados, han despedazado el país fomentando la corrupción, el desgreño y empuñando un pobre desempeño social que tiene a muchos sumidos en la desesperanza; me pareció un tipo cercano y muy académico, diría que le falta transmitir más emociones para ser un buen político, pero en esa reunión me sorprendió su claridad para leer al país, pese a que es un hombre que viene del establecimiento porque no podemos negarlo, trabajó con Uribe y con Santos, célebres responsables de la debacle de este país; hasta puede considerarse como privilegiado del Estado porque tanto él, cómo su esposa, han ostentado altos cargos.
Tampoco viene de abajo, algo importante para cualquier político mañoso, eficaz para fortalecer un discurso populista que llegue a las bases, pero hay que abonarle que fue capaz de dejar todo tirado para lanzarse a la arena política y convertirse en un jugador con posibilidades, su enfoque de campaña está centrado en recuperar el país a través de la esperanza, apartando la polarización, con base en la educación para marcar la diferencia.
Ese día, se tocaron muchos temas, desarrollo agroindustrial, seguridad, paz, corrupción y, al final, le hice una entrevista muy casual, caminando por la plaza Alfonso López, hablando de economía naranja. Es un intelectual con creencias religiosas respetables, poco me importa si un político cree en Dios o no, no decido mi voto por eso, lo que me importa es su propuesta y la visión de cambio que tiene y, sobre todo, su estructura ética, porque de ahí dependerá mucho el comportamiento del futuro gobierno.
Sus posibilidades, no sé qué tan claras estén, siendo francos, es un candidato nuevo que por primera vez se lanza y con poco reconocimiento en las regiones, no es un secreto que eso en Colombia pesa, pero no es imposible, los milagros existen, ya lo vimos con Duque, se le apareció la Virgen y fue elegido, aunque por Uribe a dedo. Claro que no podemos olvidar que Alejandro está enfrentado a contendores como Petro y Fajardo, quienes tienen mucho más tiempo recorriendo el territorio nacional.
Creo que Gaviria es un gran líder que necesita Colombia, está iniciando un camino y seguro será Presidente, no sé si ahora; lo veo mucho más claro para el 2026, con las aguas reposadas, de todas formas, está en la palestra, viene creciendo y puede dar una sorpresa a medida que sus propuestas vayan llegándole a la gente.
Por Jacobo Solano C.
hay una frase que se quedó en mi mente de ese pronunciamiento: "Caminen hacia donde sus estrellas los llaman. Siempre dispuestos a cambiar de estrella o de camino. A no caer en la tentación del odio o el fanatismo”.
El pasado 6 de enero asistí a una reunión con Alejandro Gaviria en Valledupar; conocía su trayectoria como ministro de Salud, cuando ejerció una notable labor social en favor de los más necesitados de este país, dándose la pela con las farmacéuticas para bajar el costo de los medicamentos y, recientemente, como rector de la Universidad de los Andes, me conmovió un discurso para los egresados, rindiéndole homenaje al poeta Rafael Cadenas, donde expuso su capacidad de entender un momento tan difícil como ha sido la pandemia y de cómo poder reponerse para vivir y resistir, siempre pensando en seguir adelante, hay una frase que se quedó en mi mente de ese pronunciamiento: “Caminen hacia donde sus estrellas los llaman. Siempre dispuestos a cambiar de estrella o de camino. A no caer en la tentación del odio o el fanatismo”.
Pero quería apreciar su faceta como político, máxime cuando por estos días la mayoría están tan desprestigiados, han despedazado el país fomentando la corrupción, el desgreño y empuñando un pobre desempeño social que tiene a muchos sumidos en la desesperanza; me pareció un tipo cercano y muy académico, diría que le falta transmitir más emociones para ser un buen político, pero en esa reunión me sorprendió su claridad para leer al país, pese a que es un hombre que viene del establecimiento porque no podemos negarlo, trabajó con Uribe y con Santos, célebres responsables de la debacle de este país; hasta puede considerarse como privilegiado del Estado porque tanto él, cómo su esposa, han ostentado altos cargos.
Tampoco viene de abajo, algo importante para cualquier político mañoso, eficaz para fortalecer un discurso populista que llegue a las bases, pero hay que abonarle que fue capaz de dejar todo tirado para lanzarse a la arena política y convertirse en un jugador con posibilidades, su enfoque de campaña está centrado en recuperar el país a través de la esperanza, apartando la polarización, con base en la educación para marcar la diferencia.
Ese día, se tocaron muchos temas, desarrollo agroindustrial, seguridad, paz, corrupción y, al final, le hice una entrevista muy casual, caminando por la plaza Alfonso López, hablando de economía naranja. Es un intelectual con creencias religiosas respetables, poco me importa si un político cree en Dios o no, no decido mi voto por eso, lo que me importa es su propuesta y la visión de cambio que tiene y, sobre todo, su estructura ética, porque de ahí dependerá mucho el comportamiento del futuro gobierno.
Sus posibilidades, no sé qué tan claras estén, siendo francos, es un candidato nuevo que por primera vez se lanza y con poco reconocimiento en las regiones, no es un secreto que eso en Colombia pesa, pero no es imposible, los milagros existen, ya lo vimos con Duque, se le apareció la Virgen y fue elegido, aunque por Uribe a dedo. Claro que no podemos olvidar que Alejandro está enfrentado a contendores como Petro y Fajardo, quienes tienen mucho más tiempo recorriendo el territorio nacional.
Creo que Gaviria es un gran líder que necesita Colombia, está iniciando un camino y seguro será Presidente, no sé si ahora; lo veo mucho más claro para el 2026, con las aguas reposadas, de todas formas, está en la palestra, viene creciendo y puede dar una sorpresa a medida que sus propuestas vayan llegándole a la gente.
Por Jacobo Solano C.