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Columnista - 25 septiembre, 2012

¡Metámosle pueblo al asunto!

Entre Otras Cosas… Por: Dario Arregoces Son públicas las declaraciones del Procuradorb General, Alejandro Ordoñez Maldonado, en el sentido de mostrar su total desacuerdo con el fallo de la Corte ConstitucionalC-355/2006 en virtud del cual se despenaliza la interrupción del embarazo, cuando la concepción es fruto de acceso carnal violento, por malformaciones del feto o […]

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Entre Otras Cosas…

Por: Dario Arregoces

Son públicas las declaraciones del Procuradorb General, Alejandro Ordoñez Maldonado, en el sentido de mostrar su total desacuerdo con el fallo de la Corte ConstitucionalC-355/2006 en virtud del cual se despenaliza la interrupción del embarazo, cuando la concepción es fruto de acceso carnal violento, por malformaciones del feto o cuando el embarazo ponga en serio peligro la vida de la madre; y por estos días correspondió al jefe del Ministerio Público retractarse de sus posiciones anti-abortistas, en acatamiento del fallo de Tutela 627/2012  que lo obligó a rectificar con el mismo despliegue publicitario, lo referente a: “Las campañas masivas de promoción del aborto como derecho”. Por la expresión: “Campañas masivas de promoción de los derechos sexuales y reproductivos”. De igual forma deberá rectificar sobre el tema relacionado con la llamada“píldora del día después” que, en concepto de Ordoñez, es abortiva y para los togados es anticonceptiva.
La voz de Ordoñez Maldonado y las de sus subalternas dimitentes Ilva Miriam Hoyos y María Eugenia Carreño, como la de Juan el Bautista, parecen ser  la  voz de los  que gritan en el desierto, entendiendo por desierto todo el entramado jurídico, que parece ir camino a la despenalización total del aborto, pues justamente esa es la posición del exmagistrado y ponente del fallo C-355/2006 Jaime Araujo Rentería.
El tema del aborto,  considerado como de salud pública,  pasa también por lo moral y religioso y es aquí donde se genera la confrontación que tiene en líos al representante del Ministerio Público, pues sus opiniones de orden moral, van en contravía de las decisiones judiciales,  por lo que valdría la pena separar la maleza del trigo, es decir, lo institucional de lo personal. El debate está planteado sobre argumentos muy respetables que consideran la interrupción del embarazo –termino con el que eufemísticamente se denominan las prácticas abortivas-, un derecho fundamental de la mujer, en contraposición de quienes pensamos que la vida es un derecho divino indisponible e inviolable.
Pero al margen de este debate de nunca acabar, convendría democratizar la polémica, meterle pueblo al asunto y que sea en las urnas donde se dirima la controversia. En este orden de ideas, convendría tener presente la experiencia de los italianos, quienes sumidos en debates como el que nos ocupan en el día de hoy,  optaron por el referendo, el cual tuvo lugar hace más de treinta años, cuando se  preguntó al pueblo si estaba o no de acuerdo con la despenalización del aborto, poniendo de esta manera y por la vía de la democracia fin a la controversia.
La ley 134/1994, establece mecanismos de participación ciudadana, y bien podríamos echar mano de esta herramienta jurídica para zanjar de una buena vez estas divergencias.
Ahora bien, espero que no se tome esto como una defensa oficiosa al Procurador, con quien tengo serias discrepancias, por la forma como a punta de puestos y prebendas busca afanosamente su relección, tómese más bien, como la defensa a ultranza al derecho a la vida como valor supremo, al que estamos llamados a defender como auténticos cristianos, frente a la tendencia de nuevo cuño de “cosificar” y/o comercializar con la vida, haciendo de esta una cosa o mercancía, tasando su valor en términos de vida útil, como si se tratara de un vehículo automotor  o de un televisor Plasma.

NOTA DE CIERRE: Me uno, como el más agradecido  de sus hijos, a la campaña pro Universidad Nacional sede Caribe, pues sueño con un Caribe Colombiano desarrollado, con gente pujante y capacitada, capaz de asumir los retos, que le impone el mundo globalizado de hoy.
[email protected]

Columnista
25 septiembre, 2012

¡Metámosle pueblo al asunto!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Entre Otras Cosas… Por: Dario Arregoces Son públicas las declaraciones del Procuradorb General, Alejandro Ordoñez Maldonado, en el sentido de mostrar su total desacuerdo con el fallo de la Corte ConstitucionalC-355/2006 en virtud del cual se despenaliza la interrupción del embarazo, cuando la concepción es fruto de acceso carnal violento, por malformaciones del feto o […]


Entre Otras Cosas…

Por: Dario Arregoces

Son públicas las declaraciones del Procuradorb General, Alejandro Ordoñez Maldonado, en el sentido de mostrar su total desacuerdo con el fallo de la Corte ConstitucionalC-355/2006 en virtud del cual se despenaliza la interrupción del embarazo, cuando la concepción es fruto de acceso carnal violento, por malformaciones del feto o cuando el embarazo ponga en serio peligro la vida de la madre; y por estos días correspondió al jefe del Ministerio Público retractarse de sus posiciones anti-abortistas, en acatamiento del fallo de Tutela 627/2012  que lo obligó a rectificar con el mismo despliegue publicitario, lo referente a: “Las campañas masivas de promoción del aborto como derecho”. Por la expresión: “Campañas masivas de promoción de los derechos sexuales y reproductivos”. De igual forma deberá rectificar sobre el tema relacionado con la llamada“píldora del día después” que, en concepto de Ordoñez, es abortiva y para los togados es anticonceptiva.
La voz de Ordoñez Maldonado y las de sus subalternas dimitentes Ilva Miriam Hoyos y María Eugenia Carreño, como la de Juan el Bautista, parecen ser  la  voz de los  que gritan en el desierto, entendiendo por desierto todo el entramado jurídico, que parece ir camino a la despenalización total del aborto, pues justamente esa es la posición del exmagistrado y ponente del fallo C-355/2006 Jaime Araujo Rentería.
El tema del aborto,  considerado como de salud pública,  pasa también por lo moral y religioso y es aquí donde se genera la confrontación que tiene en líos al representante del Ministerio Público, pues sus opiniones de orden moral, van en contravía de las decisiones judiciales,  por lo que valdría la pena separar la maleza del trigo, es decir, lo institucional de lo personal. El debate está planteado sobre argumentos muy respetables que consideran la interrupción del embarazo –termino con el que eufemísticamente se denominan las prácticas abortivas-, un derecho fundamental de la mujer, en contraposición de quienes pensamos que la vida es un derecho divino indisponible e inviolable.
Pero al margen de este debate de nunca acabar, convendría democratizar la polémica, meterle pueblo al asunto y que sea en las urnas donde se dirima la controversia. En este orden de ideas, convendría tener presente la experiencia de los italianos, quienes sumidos en debates como el que nos ocupan en el día de hoy,  optaron por el referendo, el cual tuvo lugar hace más de treinta años, cuando se  preguntó al pueblo si estaba o no de acuerdo con la despenalización del aborto, poniendo de esta manera y por la vía de la democracia fin a la controversia.
La ley 134/1994, establece mecanismos de participación ciudadana, y bien podríamos echar mano de esta herramienta jurídica para zanjar de una buena vez estas divergencias.
Ahora bien, espero que no se tome esto como una defensa oficiosa al Procurador, con quien tengo serias discrepancias, por la forma como a punta de puestos y prebendas busca afanosamente su relección, tómese más bien, como la defensa a ultranza al derecho a la vida como valor supremo, al que estamos llamados a defender como auténticos cristianos, frente a la tendencia de nuevo cuño de “cosificar” y/o comercializar con la vida, haciendo de esta una cosa o mercancía, tasando su valor en términos de vida útil, como si se tratara de un vehículo automotor  o de un televisor Plasma.

NOTA DE CIERRE: Me uno, como el más agradecido  de sus hijos, a la campaña pro Universidad Nacional sede Caribe, pues sueño con un Caribe Colombiano desarrollado, con gente pujante y capacitada, capaz de asumir los retos, que le impone el mundo globalizado de hoy.
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