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Columnista - 1 mayo, 2022

Me invitaron al Festival, pero no pude ir

A pesar de lo anterior no todo es malo, si bien es cierto que con el pasar del tiempo muchas cosas han cambiado.

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Evocando la célebre frase de la obra vallenata e insignia del festival “Ausencia sentimental” del maestro Rafael Manjarres la cual en su inicio cita: “Ya comienza el Festival vinieron a invitarme, ya se van los provincianos que estudian conmigo” sin temor a equivocarme puedo decir que lastimosamente al igual que al maestro ‘Rafa’ muchas de las invitaciones para asistir a esta gran fiesta este año solo quedarán en simples intenciones pues a pesar de que se habla de que muchos asistirán al festival evidentemente también es común escuchar que un gran número de turistas y locales hoy ven con nostalgia y resignación la imposibilidad de no haber disfrutado de muchas de las actividades folclóricas y de esparcimiento que ofreció la ciudad para durante 4 días, debido a sus exagerados costos así como la muy limitada capacidad de alojamiento con la que hoy cuenta la ciudad. 

A pesar de lo anterior no todo es malo, si bien es cierto que con el pasar del tiempo muchas cosas han cambiado; Valledupar a pesar de ser una ciudad intermedia y con muchas limitaciones en su  infraestructura ha venido transformándose y tratando de adaptarse a todos los cambios impuestos por el entorno que demanda un evento folclórico de este tipo, siempre con el ánimo de poder mostrar su mejor cara a todos aquellos visitantes que esta vez sí tuvieron la facilidad económica de venir a disfrutar del festival imprimiéndole a la ciudad para estos días el dinamismo económico que tanto necesita.

Muestra de ello se traduce en la alta generación de empleos formales e informales que se desprenden del desarrollo de actividades comerciales, de alojamiento, transporte, alimentación y obviamente las relacionadas con la industria del espectáculo ya que gracias al gran número de eventos que para estos días se ofrecen al público la demanda de personas para apoyar en la Logística requerida para su realización es alta, lo anterior es un aspecto muy positivo para la ciudad conociendo que desde hace varios años a Valledupar no le ha ido tan bien en materia de empleo pues se sitúa como una de las ciudades con el más bajo índice de empleabilidad del país ubicándose en un deshonroso segundo lugar con una tasa de desempleo que ronda el 16.5%

Si duda siempre será emocionante poder asistir y disfrutar del festival, pero lastimosamente por sus altos costos hoy acceder a él se torna imposible para muchos, ojalá esto pueda cambiar a través de políticas que promocionen un mejor acceso de la población a este tipo de eventos culturales, mientras tanto por ahora con mucha nostalgia solo me resta decir que este año “me Invitaron al festival, pero no pude ir”.

Columnista
1 mayo, 2022

Me invitaron al Festival, pero no pude ir

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Javier Mazeneth

A pesar de lo anterior no todo es malo, si bien es cierto que con el pasar del tiempo muchas cosas han cambiado.


Evocando la célebre frase de la obra vallenata e insignia del festival “Ausencia sentimental” del maestro Rafael Manjarres la cual en su inicio cita: “Ya comienza el Festival vinieron a invitarme, ya se van los provincianos que estudian conmigo” sin temor a equivocarme puedo decir que lastimosamente al igual que al maestro ‘Rafa’ muchas de las invitaciones para asistir a esta gran fiesta este año solo quedarán en simples intenciones pues a pesar de que se habla de que muchos asistirán al festival evidentemente también es común escuchar que un gran número de turistas y locales hoy ven con nostalgia y resignación la imposibilidad de no haber disfrutado de muchas de las actividades folclóricas y de esparcimiento que ofreció la ciudad para durante 4 días, debido a sus exagerados costos así como la muy limitada capacidad de alojamiento con la que hoy cuenta la ciudad. 

A pesar de lo anterior no todo es malo, si bien es cierto que con el pasar del tiempo muchas cosas han cambiado; Valledupar a pesar de ser una ciudad intermedia y con muchas limitaciones en su  infraestructura ha venido transformándose y tratando de adaptarse a todos los cambios impuestos por el entorno que demanda un evento folclórico de este tipo, siempre con el ánimo de poder mostrar su mejor cara a todos aquellos visitantes que esta vez sí tuvieron la facilidad económica de venir a disfrutar del festival imprimiéndole a la ciudad para estos días el dinamismo económico que tanto necesita.

Muestra de ello se traduce en la alta generación de empleos formales e informales que se desprenden del desarrollo de actividades comerciales, de alojamiento, transporte, alimentación y obviamente las relacionadas con la industria del espectáculo ya que gracias al gran número de eventos que para estos días se ofrecen al público la demanda de personas para apoyar en la Logística requerida para su realización es alta, lo anterior es un aspecto muy positivo para la ciudad conociendo que desde hace varios años a Valledupar no le ha ido tan bien en materia de empleo pues se sitúa como una de las ciudades con el más bajo índice de empleabilidad del país ubicándose en un deshonroso segundo lugar con una tasa de desempleo que ronda el 16.5%

Si duda siempre será emocionante poder asistir y disfrutar del festival, pero lastimosamente por sus altos costos hoy acceder a él se torna imposible para muchos, ojalá esto pueda cambiar a través de políticas que promocionen un mejor acceso de la población a este tipo de eventos culturales, mientras tanto por ahora con mucha nostalgia solo me resta decir que este año “me Invitaron al festival, pero no pude ir”.