Sobre la actual epidemia de coronavirus originada en Wuhan, China, se ha dicho de todo (verdades y mentiras), lo que ha generado enorme confusión y nerviosismo, que en los medios de comunicación suelen denominarlo pánico, por su parecido con el terror excesivo. En los más de 70 años que he vivido no había visto tanto […]
Sobre la actual epidemia de coronavirus originada en Wuhan, China, se ha dicho de todo (verdades y mentiras), lo que ha generado enorme confusión y nerviosismo, que en los medios de comunicación suelen denominarlo pánico, por su parecido con el terror excesivo.
En los más de 70 años que he vivido no había visto tanto miedo ante la posibilidad del contagio de una enfermedad que, a menudo, acontece en cualquier latitud de la tierra -unas más mortíferas que otras-, pero la realidad es que los virus permanecen en las regiones a donde llegan; es decir, epidemiológicamente, quedan endémicos; sin embargo, siempre hay medidas preventivas de control, cuyos propósitos son erradicar el contagio o minimizarlo.
Por ejemplo, el virus de la fiebre amarilla, del dengue, del chikunguña y del zika proceden del África, y por la migración de las personas se han extendido a los territorios con clima similar, en el cual su vector, el mosquito Aedes Aegypti, es endémico, y el creciente cambio climático van aumentando las zonas propicias para la proliferación del mencionado zancudo, lo que conlleva al incremento de tales enfermedades.
La mejor prevención contra las enfermedades contagiosas son las vacunas que, realmente, no son fácil de producir. Entre las enfermedades mencionadas solo se ha logrado materializar la vacuna contra la fiebre amarilla. Por ende, puedo decir que el covid-19 tarde o temprano llegara a nuestro país.
Entonces, lo importante es esforzarnos en la práctica de los demás métodos preventivos, especialmente en evitar que se contagie la población propensa a mayor mortalidad con la infección de este coronavirus, como aquellas que tienen menos defensa inmunológica, entre las cuales tenemos los niños menores de 5 años, las personas mayores de 60 años y las que padecen enfermedades crónicas, como el cáncer, nefropatías, diabetes, neurodegenerativas, desnutrición entre otras.
Es laborioso y meritorio el empeño de los científicos de la medicina en procura de lograr la vacuna contra el covid-19, no obstante, es una labor de largo plazo, teniendo en cuenta que la humanidad ha sufrido epidemias por otros coronavirus, como el SARS (síndrome respiratorio agudo) también aparecido en China en 2002 con mortalidad de 10 % y el MERS (síndrome respiratorio de oriente medio) originado en Arabia Saudita en 2012 con mortalidad cercana al 30 %. La diferencia de estos dos coronavirus con el covid-19, es que este último es más contagioso que los anteriores, pero menos letal.
El comportamiento del covid-19 se podría comparar con la gripe porcina H1N1, virus con baja mortalidad y alta transmisibilidad, es un virus que sigue infectando a la humanidad. Es factible que el covid-19 evolucione de manera similar al H1N1, pasando a ser un virus estacional.
Benjamín Cowling, profesor de Epidemiología de la Universidad de Hong Kong, en declaraciones a la BBC, enfáticamente afirmó que el covid-19 es “definitivamente menos grave que los otros coronavirus”.
Ojalá, prontamente se produzcan vacunas no solo contra los coronavirus, sino también contra los 4 tipos de dengue causantes de muchas muertes en nuestro país, el chikunguña que a veces deja a la gente con artritis crónica y el zika que produce microcefalia en los fetos cuando lo padecen mujeres embarazadas.
Sobre la actual epidemia de coronavirus originada en Wuhan, China, se ha dicho de todo (verdades y mentiras), lo que ha generado enorme confusión y nerviosismo, que en los medios de comunicación suelen denominarlo pánico, por su parecido con el terror excesivo. En los más de 70 años que he vivido no había visto tanto […]
Sobre la actual epidemia de coronavirus originada en Wuhan, China, se ha dicho de todo (verdades y mentiras), lo que ha generado enorme confusión y nerviosismo, que en los medios de comunicación suelen denominarlo pánico, por su parecido con el terror excesivo.
En los más de 70 años que he vivido no había visto tanto miedo ante la posibilidad del contagio de una enfermedad que, a menudo, acontece en cualquier latitud de la tierra -unas más mortíferas que otras-, pero la realidad es que los virus permanecen en las regiones a donde llegan; es decir, epidemiológicamente, quedan endémicos; sin embargo, siempre hay medidas preventivas de control, cuyos propósitos son erradicar el contagio o minimizarlo.
Por ejemplo, el virus de la fiebre amarilla, del dengue, del chikunguña y del zika proceden del África, y por la migración de las personas se han extendido a los territorios con clima similar, en el cual su vector, el mosquito Aedes Aegypti, es endémico, y el creciente cambio climático van aumentando las zonas propicias para la proliferación del mencionado zancudo, lo que conlleva al incremento de tales enfermedades.
La mejor prevención contra las enfermedades contagiosas son las vacunas que, realmente, no son fácil de producir. Entre las enfermedades mencionadas solo se ha logrado materializar la vacuna contra la fiebre amarilla. Por ende, puedo decir que el covid-19 tarde o temprano llegara a nuestro país.
Entonces, lo importante es esforzarnos en la práctica de los demás métodos preventivos, especialmente en evitar que se contagie la población propensa a mayor mortalidad con la infección de este coronavirus, como aquellas que tienen menos defensa inmunológica, entre las cuales tenemos los niños menores de 5 años, las personas mayores de 60 años y las que padecen enfermedades crónicas, como el cáncer, nefropatías, diabetes, neurodegenerativas, desnutrición entre otras.
Es laborioso y meritorio el empeño de los científicos de la medicina en procura de lograr la vacuna contra el covid-19, no obstante, es una labor de largo plazo, teniendo en cuenta que la humanidad ha sufrido epidemias por otros coronavirus, como el SARS (síndrome respiratorio agudo) también aparecido en China en 2002 con mortalidad de 10 % y el MERS (síndrome respiratorio de oriente medio) originado en Arabia Saudita en 2012 con mortalidad cercana al 30 %. La diferencia de estos dos coronavirus con el covid-19, es que este último es más contagioso que los anteriores, pero menos letal.
El comportamiento del covid-19 se podría comparar con la gripe porcina H1N1, virus con baja mortalidad y alta transmisibilidad, es un virus que sigue infectando a la humanidad. Es factible que el covid-19 evolucione de manera similar al H1N1, pasando a ser un virus estacional.
Benjamín Cowling, profesor de Epidemiología de la Universidad de Hong Kong, en declaraciones a la BBC, enfáticamente afirmó que el covid-19 es “definitivamente menos grave que los otros coronavirus”.
Ojalá, prontamente se produzcan vacunas no solo contra los coronavirus, sino también contra los 4 tipos de dengue causantes de muchas muertes en nuestro país, el chikunguña que a veces deja a la gente con artritis crónica y el zika que produce microcefalia en los fetos cuando lo padecen mujeres embarazadas.