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Columnista - 21 agosto, 2023

Más reguetón y menos vallenato

No podemos tapar el son con un dedo. El reguetón llegó para quedarse. Este género nacido en las barriadas de Puerto Rico y Panamá, mezcla de reggae, hip hop y el dembow dominicano, que surgió en la década de los noventa, y que se caracteriza por letras de contenido sensual, ha logrado cautivar el corazón de nuestra juventud, y apoderarse de la radio y televisión de América Latina y el mundo.

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No podemos tapar el son con un dedo. El reguetón llegó para quedarse. Este género nacido en las barriadas de Puerto Rico y Panamá, mezcla de reggae, hip hop y el dembow dominicano, que surgió en la década de los noventa, y que se caracteriza por letras de contenido sensual, ha logrado cautivar el corazón de nuestra juventud, y apoderarse de la radio y televisión de América Latina y el mundo. Sorprende que programas como “Yo me llamo” por cada intérprete vallenato, por lo general Diomedes Díaz, Carlos Vives o Fonseca, hay cinco cantantes de reguetón, imitando a Daddy Yankee, Don Omar, o Karol G. Esto es una pequeña muestra de la fuerza de un género musical que, repito, llegó para quedarse. 

Ahora bien, cabe preguntarnos: ¿por qué el vallenato está siendo desplazado por el reguetón? Bueno, existen varios factores que de alguna manera explican el fenómeno, entre los que podríamos mencionar: i) Los amantes del reguetón disfrutan de un formato con alto contenido erótico, de letra fácil y “pegajosa” y cuyo lenguaje corporal es una invitación al sexo. A diferencia del género vallenato moderno, cuyo formato es romántico, con una temática poco creativa, y muy poca musicalidad.  ii) Fenómenos como “la payola”, es decir, el tener que pagar para que la emisora radial ponga el disco compacto, tiene de capa caída el vallenato. Y iii) El cambio de las reglas del juego. Ahora, el tema es con las plataformas digitales, ya no se imprimen los CD sino que hay que “bajarlos” para poder escuchar una producción discográfica. iv) La piratería. La venta ilegal de los discos compactos, que atenta contra los derechos de autor. A eso, agreguémosle una situación, a nuestro juicio inconcebible. Los muchachos de 20 años, no saben quién es Alfredo Gutiérrez, ni quien es el compositor de ‘La gota fría’, ni saben qué es una dinastía dentro del género vallenato, ni se imaginan que alguien ideó una ‘casa en el aire’ para que la viviera su recién nacida hija. 

El vallenato está en crisis, y no podemos hacernos los de la vista gorda. Hay que enfrentar el fenómeno poniendo especial atención en enseñarle a nuestros hijos y nietos, ese vallenato auténtico ya olvidado, que contaba historias maravillosas, que hablan de tiempos idos, de rumores de viejas voces, de los tiempos de la cometa y de un realismo mágico que se resiste a desaparecer.

El vallenato, a diferencia del reguetón, es nuestro, es patrimonio de toda la humanidad, tenemos deber de defenderlo a capa y espada, haciendo lo que haya que hacer para preservarlo, incluso de aquellas entidades que dicen promoverlo, pero cuyas decisiones reflejan todo lo contrario.

Nota de cierre: En nombre de la familia Arregocés quiero agradecer de todo corazón, todas las muestras de solidaridad recibidas por el sensible fallecimiento de Rosario Elena Arregocés de Arregocés.

Por: Darío Arregocés Baute / [email protected]  

Columnista
21 agosto, 2023

Más reguetón y menos vallenato

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

No podemos tapar el son con un dedo. El reguetón llegó para quedarse. Este género nacido en las barriadas de Puerto Rico y Panamá, mezcla de reggae, hip hop y el dembow dominicano, que surgió en la década de los noventa, y que se caracteriza por letras de contenido sensual, ha logrado cautivar el corazón de nuestra juventud, y apoderarse de la radio y televisión de América Latina y el mundo.


No podemos tapar el son con un dedo. El reguetón llegó para quedarse. Este género nacido en las barriadas de Puerto Rico y Panamá, mezcla de reggae, hip hop y el dembow dominicano, que surgió en la década de los noventa, y que se caracteriza por letras de contenido sensual, ha logrado cautivar el corazón de nuestra juventud, y apoderarse de la radio y televisión de América Latina y el mundo. Sorprende que programas como “Yo me llamo” por cada intérprete vallenato, por lo general Diomedes Díaz, Carlos Vives o Fonseca, hay cinco cantantes de reguetón, imitando a Daddy Yankee, Don Omar, o Karol G. Esto es una pequeña muestra de la fuerza de un género musical que, repito, llegó para quedarse. 

Ahora bien, cabe preguntarnos: ¿por qué el vallenato está siendo desplazado por el reguetón? Bueno, existen varios factores que de alguna manera explican el fenómeno, entre los que podríamos mencionar: i) Los amantes del reguetón disfrutan de un formato con alto contenido erótico, de letra fácil y “pegajosa” y cuyo lenguaje corporal es una invitación al sexo. A diferencia del género vallenato moderno, cuyo formato es romántico, con una temática poco creativa, y muy poca musicalidad.  ii) Fenómenos como “la payola”, es decir, el tener que pagar para que la emisora radial ponga el disco compacto, tiene de capa caída el vallenato. Y iii) El cambio de las reglas del juego. Ahora, el tema es con las plataformas digitales, ya no se imprimen los CD sino que hay que “bajarlos” para poder escuchar una producción discográfica. iv) La piratería. La venta ilegal de los discos compactos, que atenta contra los derechos de autor. A eso, agreguémosle una situación, a nuestro juicio inconcebible. Los muchachos de 20 años, no saben quién es Alfredo Gutiérrez, ni quien es el compositor de ‘La gota fría’, ni saben qué es una dinastía dentro del género vallenato, ni se imaginan que alguien ideó una ‘casa en el aire’ para que la viviera su recién nacida hija. 

El vallenato está en crisis, y no podemos hacernos los de la vista gorda. Hay que enfrentar el fenómeno poniendo especial atención en enseñarle a nuestros hijos y nietos, ese vallenato auténtico ya olvidado, que contaba historias maravillosas, que hablan de tiempos idos, de rumores de viejas voces, de los tiempos de la cometa y de un realismo mágico que se resiste a desaparecer.

El vallenato, a diferencia del reguetón, es nuestro, es patrimonio de toda la humanidad, tenemos deber de defenderlo a capa y espada, haciendo lo que haya que hacer para preservarlo, incluso de aquellas entidades que dicen promoverlo, pero cuyas decisiones reflejan todo lo contrario.

Nota de cierre: En nombre de la familia Arregocés quiero agradecer de todo corazón, todas las muestras de solidaridad recibidas por el sensible fallecimiento de Rosario Elena Arregocés de Arregocés.

Por: Darío Arregocés Baute / [email protected]