Este viernes, el grupo ciudadano ‘Amigos de Valledupar’, compuesto por personas mayores que se reúnen cada semana en el Centro Comercial Guatapurí, sostuvo un diálogo con alrededor de 30 asistentes, entre los que figuraron agricultores, ingenieros agrónomos, economistas, exfuncionarios y líderes gremiales, quienes analizaron las opciones de cultivos que tiene el departamento para retomar el nivel de producción que décadas atrás tuvo con el algodón.
La conversación estuvo dirigida por Osvaldo Mestre, productor de mango del corregimiento de Mariangola, quien aportó una visión técnica sobre cultivos alternativos, afirmando que es posible aumentar las áreas de mango como parte de la diversificación, sobre todo porque este producto tiene alta aceptación en el mercado internacional.
Algunas voces manifestaron que es posible sembrar de 10.000 a 30.000 hectáreas de mango en el norte del Cesar, pero requiere riego, tecnología, comercialización y transformación del producto. No obstante, agricultores como Jorge Eliécer Quintero compartieron su experiencia con la cosecha de mango y reafirmaron que las posibilidades de este fruto están en la zona norte.
Papaya: rentable, pero con retos en infraestructura y mercado
“Con el mango hicimos el intento, con el melón y la remolacha también, pero como todos los negocios, hay que seguir insistiendo. Aquí condenan el fracaso, pero no hemos tenido apoyo grupal para aguantar la caída”, reflexionó Quintero, quien también ve posibilidades en convertir la yuca, el plátano y otros alimentos en snacks.
Por otro lado, Enrique Aponte manifestó que una alternativa es la papaya, fruta que ha cultivado en Varas Blancas, corregimiento de La Paz, y que en años anteriores era enviada a los mercados de Barranquilla y Bogotá, pero que hoy necesita más apoyo técnico y financiero debido a la alta inversión que demanda. “Tenía 6 o 7 hectáreas, pero tuvimos que disminuir costos, no se puede cultivar un solo producto, sino escalonados y construir un cuarto frío para el almacenamiento”, expresó Aponte. No obstante, Mestre reconoció su rentabilidad, pero advirtió limitaciones de mercado e infraestructura.
“Es muy buen cultivo y muy rentable, pero tiene el problema de que el mercado es limitado. Y es un perecedero que necesita mucho enfriamiento, mucha infraestructura de frío, que aquí no la hay. Mientras no haya infraestructura de frío, el cultivo es un fracaso”, dijo a EL PILÓN.
Cultivos de ciclo corto, una alternativa para pequeñas áreas
En contraste, propone hortalizas como cultivos de ciclo corto que pueden desarrollarse en pequeñas áreas: “Por ejemplo, cilantro. La Costa Atlántica, por su cocina, consume todo el cilantro que se produzca, entonces esa es otra alternativa”. El agricultor mencionó otros cultivos de ciclo corto que se adaptan bien a la región, siempre que haya riego: “Los cultivos de periodo vegetativo corto, por ejemplo, maíz, sorgo, ajonjolí, frijol, son cultivos que aquí dan muy bien, pero tenemos que tener infraestructura de riego. Sin riego no se puede hacer nada, sin agua no se puede hacer nada”.
El presidente del Comité Agropecuario del Cesar, Joaquín Ovalle, también estuvo presente y recordó los desafíos para el agro frente a las ventajas de diversidad climática y productiva del departamento. “Afortunadamente el Cesar tiene todos los pisos térmicos y se puede producir de todo. Especialmente la zona norte del Cesar es muy buena para la producción de frutas”, dijo. Sin embargo, alertó sobre el envejecimiento del campo y la falta de jóvenes en el sector: “El campo se envejeció, no vemos gente joven que esté pensando en dedicarse al tema del campo”.
Aunque ha habido cultivos de transición, no han prosperado, y Ovalle también criticó que los recursos de las regalías del carbón no hayan sido aprovechados para el reverdecer del campo y lograr parte de la transición productiva. “Eso se acabó y no hemos podido, desde hace tres o cuatro décadas, reemplazar al algodón. Lo poquito que queda de arroz está que se acaba. Lo poquito que creció fue la palma africana, pero no logró reemplazar lo que se perdió… Perdimos más de 30 años de regalías del carbón que pudimos haber aprovechado y sembrado en el departamento del Cesar, y hoy estuviéramos hablando de unos idiomas totalmente diferentes”, precisó.
Investigación y universidad, claves para el éxito productivo
Otro problema sobrediagnosticado es la falta de voluntad del Gobierno para planificar y ejecutar una política agroindustrial efectiva. Incluso zonas con riego, como el corregimiento de Badillo con el arroz, están en crisis por los bajos precios al productor. Además, según Ovalle, los gremios han perdido fuerza. “Los gremios agropecuarios en el Cesar se acabaron, no existen para la clase política. Para la gobernadora, los parlamentarios, los alcaldes, no hay un peso gremial porque lo acabaron los politiqueros”, concluyó.
Además de una política pública clara en materia agroindustrial y la unión de los gremios, los agricultores manifestaron que “todos los proyectos productivos exitosos han estado acompañados de investigación y una universidad”, haciendo un llamado a las instituciones de educación superior y a la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia) a aportar en innovación para la recuperación del suelo y los procesos de comercialización.
Por Andrea Guerra, EL PILÓN.











