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Columnista - 4 junio, 2016

Lugares como La Danta, muy pocos

En varias de mis columnas he hecho énfasis sobre lo sub-explotado del turismo en nuestro departamento, teniendo este todos los ingredientes y atractivos para ser un obligado destino turístico, no solo a nivel nacional sino internacional. Colombia es un país privilegiado en cuanto a fauna, flora y paisajes, los cual sin duda son tres pilares […]

En varias de mis columnas he hecho énfasis sobre lo sub-explotado del turismo en nuestro departamento, teniendo este todos los ingredientes y atractivos para ser un obligado destino turístico, no solo a nivel nacional sino internacional.

Colombia es un país privilegiado en cuanto a fauna, flora y paisajes, los cual sin duda son tres pilares fundamentales del tipo de turismo que hoy día predomina en el planeta, pues el mundo está tomando conciencia del daño que hemos hecho a la tierra y hoy estamos en una desesperada búsqueda de redención tratando de resarcir el daño y sobre todo buscando también conocer esa biodiversidad que aun sobrevive, generando sanos espacios de convivencia, en donde podamos coexistir equilibradamente con la naturaleza antes de que sea demasiado tarde, por eso hoy día el turismo ecológico ha tomado una gran relevancia y nuestro departamento desde todo punto de vista es el lugar ideal para practicarlo.

Tuve la dicha de poder visitar La Danta, una especie de eco-parque multiservicios enclavado en las estribaciones de la vertiente occidental de la Serranía del Perijá, más específicamente en el municipio de Manaure, población que poco a poco ha venido haciéndole honor a su bien ganado nombre de Balcón Turístico del Cesar, dado su bello entorno y su agradable clima y por su cercanía a Valledupar, pues forma parte de su área metropolitana, allí en esa bonita región, y en predios de su finca de recreo familiar, Rodrigo Gómez, a quien conozco hace muchos años, padre de mis amigos Susan, Mónica y José Rodrigo Gómez, un antioqueño de Yolombó, y como todo paisa soñador, aventurero y emprendedor, decidió montar este negocio el cual con sacrificio ha logrado adquirir prestigio a través de los años y ha venido creciendo convirtiéndose en un eco-agro-parque turístico, en donde lo exuberante de la vegetación, lo bello del mágico entorno, lo agradable del clima y el variado portafolio de servicios que ofrecen lo convierten en un sitio único en la región.

Allí el núcleo familiar puede pasar un agradable día, extasiándose con el aire puro, admirando el paisaje, deleitándose con platos típicos en su restaurante, practicando senderismo, dando una cabalgata ecoturística, conociendo animalitos en la granja de Mateo, bautizada así en honor de su inquieto hijo menor, un concepto didáctico en donde tienen: Pavos, patos gansos, gallinas, cerdos vietnamitas o mini-pigs (unas curiosas mascotas exóticas que solo allí había visto aquí en Colombia), palomas, guacamayas, conejos, ardillas, corderos, ovejas, caballos y animales silvestres en vía de extinción en donde allí los preservan para posteriormente liberarlos; ponches, ñeques y guartinajas, también los niños pueden recrearse pescando en los estanques piscícolas, tilapias y cachamas para su consumo, o simplemente refrescándose con un baño en la piscina natural con tobogán o en el mismo rio cuando su caudal así lo permite.

La Danta también sirve como sitio de descanso pues presta servicio de alojamiento, con agradables y confortables habitaciones o en el corredor de las hamacas, lo cierto es que es un lugar singular del departamento y podría decirse que también en la costa, un lugar eco-sostenible en donde el visitante se relaja y se recrea, en un ambiente natural, bucólico y totalmente ecológico, con una bonita vegetación, decoración rustica acorde con su estilo campestre.

En el día y sobre todo los fines de semana, también reina un ambiente festivo, con gran movimiento y afluencia de público, al final de la tarde, la calma comienza a reinar y llega el momento del descanso, del relax, de tranquilidad, vale la pena ir.

Columnista
4 junio, 2016

Lugares como La Danta, muy pocos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio Mario Celedon

En varias de mis columnas he hecho énfasis sobre lo sub-explotado del turismo en nuestro departamento, teniendo este todos los ingredientes y atractivos para ser un obligado destino turístico, no solo a nivel nacional sino internacional. Colombia es un país privilegiado en cuanto a fauna, flora y paisajes, los cual sin duda son tres pilares […]


En varias de mis columnas he hecho énfasis sobre lo sub-explotado del turismo en nuestro departamento, teniendo este todos los ingredientes y atractivos para ser un obligado destino turístico, no solo a nivel nacional sino internacional.

Colombia es un país privilegiado en cuanto a fauna, flora y paisajes, los cual sin duda son tres pilares fundamentales del tipo de turismo que hoy día predomina en el planeta, pues el mundo está tomando conciencia del daño que hemos hecho a la tierra y hoy estamos en una desesperada búsqueda de redención tratando de resarcir el daño y sobre todo buscando también conocer esa biodiversidad que aun sobrevive, generando sanos espacios de convivencia, en donde podamos coexistir equilibradamente con la naturaleza antes de que sea demasiado tarde, por eso hoy día el turismo ecológico ha tomado una gran relevancia y nuestro departamento desde todo punto de vista es el lugar ideal para practicarlo.

Tuve la dicha de poder visitar La Danta, una especie de eco-parque multiservicios enclavado en las estribaciones de la vertiente occidental de la Serranía del Perijá, más específicamente en el municipio de Manaure, población que poco a poco ha venido haciéndole honor a su bien ganado nombre de Balcón Turístico del Cesar, dado su bello entorno y su agradable clima y por su cercanía a Valledupar, pues forma parte de su área metropolitana, allí en esa bonita región, y en predios de su finca de recreo familiar, Rodrigo Gómez, a quien conozco hace muchos años, padre de mis amigos Susan, Mónica y José Rodrigo Gómez, un antioqueño de Yolombó, y como todo paisa soñador, aventurero y emprendedor, decidió montar este negocio el cual con sacrificio ha logrado adquirir prestigio a través de los años y ha venido creciendo convirtiéndose en un eco-agro-parque turístico, en donde lo exuberante de la vegetación, lo bello del mágico entorno, lo agradable del clima y el variado portafolio de servicios que ofrecen lo convierten en un sitio único en la región.

Allí el núcleo familiar puede pasar un agradable día, extasiándose con el aire puro, admirando el paisaje, deleitándose con platos típicos en su restaurante, practicando senderismo, dando una cabalgata ecoturística, conociendo animalitos en la granja de Mateo, bautizada así en honor de su inquieto hijo menor, un concepto didáctico en donde tienen: Pavos, patos gansos, gallinas, cerdos vietnamitas o mini-pigs (unas curiosas mascotas exóticas que solo allí había visto aquí en Colombia), palomas, guacamayas, conejos, ardillas, corderos, ovejas, caballos y animales silvestres en vía de extinción en donde allí los preservan para posteriormente liberarlos; ponches, ñeques y guartinajas, también los niños pueden recrearse pescando en los estanques piscícolas, tilapias y cachamas para su consumo, o simplemente refrescándose con un baño en la piscina natural con tobogán o en el mismo rio cuando su caudal así lo permite.

La Danta también sirve como sitio de descanso pues presta servicio de alojamiento, con agradables y confortables habitaciones o en el corredor de las hamacas, lo cierto es que es un lugar singular del departamento y podría decirse que también en la costa, un lugar eco-sostenible en donde el visitante se relaja y se recrea, en un ambiente natural, bucólico y totalmente ecológico, con una bonita vegetación, decoración rustica acorde con su estilo campestre.

En el día y sobre todo los fines de semana, también reina un ambiente festivo, con gran movimiento y afluencia de público, al final de la tarde, la calma comienza a reinar y llega el momento del descanso, del relax, de tranquilidad, vale la pena ir.