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Los pendientes en la salud

Como el uso es la norma, el árbitro y la ley del lenguaje, se impone el habla popular, de ahí que el Nobel de la literatura colombiana, Gabriel García Márquez, afirmara que “el mejor idioma no es el más puro, sino el más vivo”, el que más se entiende.

Los pendientes en la salud

Los pendientes en la salud

Por: Miguel

@el_pilon

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Como el uso es la norma, el árbitro y la ley del lenguaje, se impone el habla popular, de ahí que el Nobel de la literatura colombiana, Gabriel García Márquez, afirmara que “el mejor idioma no es el más puro, sino el más vivo”, el que más se entiende.

Hoy una de las expresiones de más uso son los pendientes en la salud, término que la Real Academia Española podría acoger en el Diccionario de la Lengua, para significar que pendiente quiere decir que no hay, en este caso, el medicamento en los dispensarios de las EPS, diferente al aplazamiento con la esperanza de obtenerlo.

Más frustración que respuesta porque se acumulan los “pendientes”, para cansar al paciente, que al final se ve obligado a comprar el fármaco, para salvar su vida, podría ser el argumento de la máxima rectora de la lengua para la inclusión del vocablo en la diversidad de acepciones de la RAE.

Cuando estalló el escándalo de corrupción en el Ministerio de las Tecnologías, Información y Comunicaciones -MinTic-, en junio del 2021, tras el incumplimiento de los compromisos contractuales de Centros Poblados, teniendo en cuenta que para el 30 de abril de ese año no se había instalado ni un solo de los puntos digitales, se acuñó el verbo “abudinear” como sinónimo de robar, en alusión a la entonces ministra de las Tic, Karen Abudinen, tras anunciar el 9 de diciembre de 2020 la adjudicación del proyecto de conectividad rural más grande en la historia del país.

El proceso de adjudicación fue dividido en dos regiones (A y B).

La región A fue adjudicada al operador Comcel S.A. para adelantar la conexión de 7.468 Centros Digitales. La región B fue adjudicada al operador Unión Temporal Centros Poblados, con el compromiso de conectar 7.277 centros digitales hasta 2031, por 1,7 billones de pesos colombianos.

El Caso Centros Poblados, al fragor del gobierno de Iván Duque, también conocido como “caso Min TIC”, está documentado como un escándalo de corrupción política en Colombia desatado en agosto de 2021, derivado de los manejos irregulares en la contratación pública de tecnologías de conectividad e implementación de cobertura de internet en escuelas de zonas rurales.

Y como cada época es marcada por su generación, así ocurre en el deporte, la música, la política, y en todo, dado el relevo generacional, -difícil de aceptar-, ahora la palabra de moda es “pendiente”, empleada por los operadores que contratan las EPS para la distribución de los medicamentos, proceso que se convierte en una tortura y un suplicio para afiliados y beneficiarios.

La salud, colapsada hace varias décadas, desde cuando se promulgó la Ley 100 de 1993, se sumergió en cuidados intensivos, y moribunda exhaló: ¡sálvese quien pueda y prohibido enfermarse, como decía la heroína Policarpa Yepes “Polita”!, porque perdimos el estatus de paciente y hoy somos clientes, definida la salud como bien explotable que se maneja como una mercancía, porque no es bailar, sino saber dar la vuelta, y no es vestirse de marimonda, sino  los saltos que hay que dar, creyeron que con  acabar el Seguro Social se iba a solucionar el problema de la corrupción que ha crecido más en lo privado. 

Y a propósito de este engendro que todo lo permea, donde el récord de entramado se lo lleva lejos la contratación pública, surge una paremia: “El día que en Colombia se apruebe una Ley para ahorcar a los corruptos, no quedarán árboles ni sogas”, aunque entre más corrupto es el Estado, hay más leyes, y hasta se ha perdido la cuenta de cuántas han sido expedidas, se calcula que más de 6 millones, aunque es mejor cumplir la ley que hacerla, porque los suecos gobiernan mejor con 4 leyes.

Por: Miguel Aroca Yepes.

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