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Como en esos partidos de fútbol donde el técnico es juzgado no solo por los goles anotados sino por cómo encontró el equipo y cómo lo dejó, evaluemos a nuestros presidentes desde 1990 hasta la fecha, pero ordenados del mejor al peor según el impacto de su gestión.
Como en esos partidos de fútbol donde el técnico es juzgado no solo por los goles anotados sino por cómo encontró el equipo y cómo lo dejó, evaluemos a nuestros presidentes desde 1990 hasta la fecha, pero ordenados del mejor al peor según el impacto de su gestión.
Medalla de Platino: Álvaro Uribe Vélez. Uribe ocupa un lugar especial. No solo derrotó a las FARC y redujo su influencia territorial, sino que desarmó a los paramilitares con acuerdos de paz imperfectos pero efectivos. Su mandato trajo un crecimiento económico promedio del 4.6 %, una reducción notable de la violencia y la inversión extranjera se disparó. Recuperó la confianza de los colombianos para transitar por el país, y su enfoque en la seguridad fue un parteaguas en la historia reciente.
Medalla de Oro: César Gaviria. Gaviria se lleva la medalla de oro por liderar una transición crucial. Fue el presidente que, con firmeza, enfrentó el narcoterrorismo, y, lo más importante, logró la muerte de Pablo Escobar. Su mayor legado, la Constitución de 1991, modernizó el país, fortaleció las instituciones democráticas y amplió derechos fundamentales. Un periodo de cambios profundos, a pesar de los retos.
Medalla de Plata: Iván Duque. Duque, en medio de la pandemia del COVID-19, se enfrentó a uno de los mayores desafíos de la historia reciente. Su gestión económica logró que Colombia creciera un 7.5 % en 2021, con récords en exportaciones e inversión extranjera. Pese a las críticas por la inseguridad y las protestas, su enfoque en la reactivación económica fue esencial para evitar un colapso total.
Medalla de Bronce: Juan Manuel Santos. Santos, un presidente contradictorio. Si bien impulsó un crecimiento económico del 4.4 % y redujo la pobreza, su acuerdo con las FARC, aunque le valió el Nobel de la Paz, abrió la puerta a nuevos grupos armados y un aumento de los cultivos ilícitos. Le faltó manejar con mayor visión las complejas realidades del país. Pudo haber sido más prudente.
Medalla de Cobre: Andrés Pastrana. Pastrana, quien decidió regalarle el país a las FARC en nombre de la paz, se ganó su medalla de cobre porque “peló el cobre”. Intentó un proceso de paz con las FARC y terminó fortaleciendo al grupo armado con su política de despejar el Caguán. No solo fracasó estrepitosamente, sino que dejó el país en una situación más grave de la que heredó. Como si no fuera suficiente, el drama de los “delfines” es un mal endémico: la presidencia parece quedarle pequeña y prefieren legados globales, aunque se lleven a Colombia por delante.
Medalla de Lata: Ernesto Samper. Samper, con su proceso 8.000, fue una verdadera lata. Su gobierno quedó marcado por el escándalo del narcotráfico, donde la campaña presidencial fue financiada por el Cartel de Cali. Su incapacidad para liderar y los graves problemas de corrupción le pasaron factura al país, y su mandato se hundió bajo la sombra del escándalo. Fue una lata política y una mancha en la historia reciente.
Medalla de Plomo: Gustavo Petro. Y la medalla de plomo se la lleva Gustavo Petro, porque lo que ha habido en su gobierno es literalmente plomo: violencia. La promesa de la “Paz Total” se ha convertido en un fiasco. En menos de dos años, el país ha visto un aumento en desplazamientos forzados y enfrentamientos en regiones como el Catatumbo. La economía, que había crecido al 7.5 % bajo Duque, se desplomó al 1 %, mientras que la inversión extranjera ha disminuido. En lugar de unir al país, Petro ha logrado profundizar las divisiones, mientras que su polémico enfrentamiento con Trump no hace más que generar sanciones que afectan a los colombianos. Un gobierno que, en lugar de Paz Total, ha traído Violencia Total, y ellos viviendo sabroso tal y como lo prometieron, mientras el resto del país come m…
Por: Hernán José Restrepo Muñoz.
Como en esos partidos de fútbol donde el técnico es juzgado no solo por los goles anotados sino por cómo encontró el equipo y cómo lo dejó, evaluemos a nuestros presidentes desde 1990 hasta la fecha, pero ordenados del mejor al peor según el impacto de su gestión.
Como en esos partidos de fútbol donde el técnico es juzgado no solo por los goles anotados sino por cómo encontró el equipo y cómo lo dejó, evaluemos a nuestros presidentes desde 1990 hasta la fecha, pero ordenados del mejor al peor según el impacto de su gestión.
Medalla de Platino: Álvaro Uribe Vélez. Uribe ocupa un lugar especial. No solo derrotó a las FARC y redujo su influencia territorial, sino que desarmó a los paramilitares con acuerdos de paz imperfectos pero efectivos. Su mandato trajo un crecimiento económico promedio del 4.6 %, una reducción notable de la violencia y la inversión extranjera se disparó. Recuperó la confianza de los colombianos para transitar por el país, y su enfoque en la seguridad fue un parteaguas en la historia reciente.
Medalla de Oro: César Gaviria. Gaviria se lleva la medalla de oro por liderar una transición crucial. Fue el presidente que, con firmeza, enfrentó el narcoterrorismo, y, lo más importante, logró la muerte de Pablo Escobar. Su mayor legado, la Constitución de 1991, modernizó el país, fortaleció las instituciones democráticas y amplió derechos fundamentales. Un periodo de cambios profundos, a pesar de los retos.
Medalla de Plata: Iván Duque. Duque, en medio de la pandemia del COVID-19, se enfrentó a uno de los mayores desafíos de la historia reciente. Su gestión económica logró que Colombia creciera un 7.5 % en 2021, con récords en exportaciones e inversión extranjera. Pese a las críticas por la inseguridad y las protestas, su enfoque en la reactivación económica fue esencial para evitar un colapso total.
Medalla de Bronce: Juan Manuel Santos. Santos, un presidente contradictorio. Si bien impulsó un crecimiento económico del 4.4 % y redujo la pobreza, su acuerdo con las FARC, aunque le valió el Nobel de la Paz, abrió la puerta a nuevos grupos armados y un aumento de los cultivos ilícitos. Le faltó manejar con mayor visión las complejas realidades del país. Pudo haber sido más prudente.
Medalla de Cobre: Andrés Pastrana. Pastrana, quien decidió regalarle el país a las FARC en nombre de la paz, se ganó su medalla de cobre porque “peló el cobre”. Intentó un proceso de paz con las FARC y terminó fortaleciendo al grupo armado con su política de despejar el Caguán. No solo fracasó estrepitosamente, sino que dejó el país en una situación más grave de la que heredó. Como si no fuera suficiente, el drama de los “delfines” es un mal endémico: la presidencia parece quedarle pequeña y prefieren legados globales, aunque se lleven a Colombia por delante.
Medalla de Lata: Ernesto Samper. Samper, con su proceso 8.000, fue una verdadera lata. Su gobierno quedó marcado por el escándalo del narcotráfico, donde la campaña presidencial fue financiada por el Cartel de Cali. Su incapacidad para liderar y los graves problemas de corrupción le pasaron factura al país, y su mandato se hundió bajo la sombra del escándalo. Fue una lata política y una mancha en la historia reciente.
Medalla de Plomo: Gustavo Petro. Y la medalla de plomo se la lleva Gustavo Petro, porque lo que ha habido en su gobierno es literalmente plomo: violencia. La promesa de la “Paz Total” se ha convertido en un fiasco. En menos de dos años, el país ha visto un aumento en desplazamientos forzados y enfrentamientos en regiones como el Catatumbo. La economía, que había crecido al 7.5 % bajo Duque, se desplomó al 1 %, mientras que la inversión extranjera ha disminuido. En lugar de unir al país, Petro ha logrado profundizar las divisiones, mientras que su polémico enfrentamiento con Trump no hace más que generar sanciones que afectan a los colombianos. Un gobierno que, en lugar de Paz Total, ha traído Violencia Total, y ellos viviendo sabroso tal y como lo prometieron, mientras el resto del país come m…
Por: Hernán José Restrepo Muñoz.