El currículum del magistrado Farfán Molina es hartamente relevante, colmado de muchas excelencias.
El día 7 de febrero la Corte Suprema de Justicia, lamentó públicamente la muerte de Luis Alfonso Farfán Curuvelo, padre del magistrado de la Sala Especial de Instrucción, Francisco Javier Farfán Molina.
Mi contemporáneo y coterráneo Luis Alfonso era hijo de los esposos, Enemislo Farfán Baquero– por tanto mi pariente– y Tomasa Curuvelo Gamez, caracterizados cultivadores de café en su finca llamada ‘La Gran China’, situada en la fértil vertiente de la cordillera de Perijá nombrada allí ‘Tierra Nueva’, y cuyas laderas se prolongan cuesta abajo hasta el asentamiento de la próspera y atractiva población de Urumita, donde fungían como connotados líderes de la caficultura.
LA FAMILIA
Ese matrimonio abnegado y ejemplar educó a su hijo Luis como Contador Público en la Escuela Colombiana de Alto Comercio y Finanzas — Escolombia– de la ciudad de Cartagena, y quién con los años prestó sus servicios profesionales, entre otros, al prestigiado hotel Sicarare, de Valledupar y a la Contraloría General de la República. Dicho de paso, tal hotel fue construido por el ingeniero Julio Villazón Baquero y el arquitecto Raúl López Araújo, este último oriundo de Urumita y el anterior, por ancestro; con la integra aportación económica de la familia Villazon Baquero; hotel que aún goza de principalía en la ciudad de Valledupar.
Luis contrajo matrimonio con su distinguida e inteligente paisana, Marith Molina Calderón, de cuya unión nacieron sus hijos, el referido magistrado, Gloria Sofía y Tulia Inés. En su longeva vida, gozó del notorio aprecio de urumiteros y valduparenses , por su reconocida hoja de vida, su dignidad profesional, solidaridad familiar, amable espíritu de amistad. Fue, además, un exitoso aficionado ganadero en su bonita finca ” El Progreso “—significante sustantivo—, a la vera de la carretera Zanjón – Pueblo Bello. Felizmente acompañado por su esposa, sus últimos años de vida discurrieron en la acogedora Valledupar.
Entre sus nombrados hijos, Francisco Javier se formó como abogado en la Universidad de los Andes, de Bogotá; especializado en derecho penal de la Universidad Externado de Colombia y en derechos fundamentales de la Universidad Complutense de Madrid, España. Es decir, se hizo jurisconsulto.
ILUSTRES PERSONALIDADES
Debo recordar aquí que este hombre como los eminentes, Fernando Hinestrosa Daza, fundador, rector y catedrático de la Universidad Externado de Colombia y su hijo, Fernando Hinestrosa Forero, su sucesor en la rectoría y en la cátedra, ambos ex presidentes de la Corte Suprema de Justicia; los ex magistrados de ella, Juan Manuel Gutiérrez Lacouture fue su presidente, oriundo de San Juan del César, titulado por la Pontificia Universidad Javeriana, Rafael Baquero Herrera– quien solía abstenerse de ser su presidente–, nacido en Villanueva, hijo de padre urumitero, el actual presidente de la Corte, Aroldo Quiroz Monsalvo, valduparense, formado en la Universidad Libre de Bogotá, el ex procurador y ex contralor general de la Nación, Edgardo Maya Villazón, natural de Valledupar pero concebido en Urumita, tienen por origen común la genuina cepa étnica y cultural de mi siempre recordadas entrañables Provincias de Valledupar y Padilla.
Por consiguiente, todos ellos son otros tributarios vernáculos del patrimonio cultural y espiritual de Colombia.
El currículum vitae — que por extenso debo apretar aquí—del magistrado Farfán Molina es hartamente relevante, colmado de muchas excelencias: magistrado auxiliar del Consejo Superior de la Judicatura, procurador delegado ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia; director nacional de Investigaciones Especiales de la Procuraduría General– algo así como 20 años acompañando al ejemplarizante ético, ex procurador y ex contralor general de la Nación, antes mencionado—; director de la Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla; asesor del Programa Presidencial Antisecuestro; docente de posgrado del área de derecho penal de la Universidad Externado de Colombia; catedrático de las universidades de Los Andes, La Javeriana; tratadista de varias áreas del derecho.
Sus coterráneos despedimos con nostalgia la persona muy grata de su padre, y en cuánto a usted le manifestamos que Urumita, Valledupar y la patria, se encuentran muy agradecidas por los esfuerzos personales de usted como estudiante y profesional, cuyas virtudes proponemos como la más segura guía para lograr los valores morales, culturales e intelectuales, sin los cuales no puede haber prosperidad ni felicidad personal ni colectiva, y que en general echamos de menos en Colombia, afectados como estamos por la práctica cotidiana y generalizada de los disvalores. Desde los montes de Pueblo Bello.
POR RODRIGO LÓPEZ BARROS/ESPECIAL PARA EL PILÓN
El currículum del magistrado Farfán Molina es hartamente relevante, colmado de muchas excelencias.
El día 7 de febrero la Corte Suprema de Justicia, lamentó públicamente la muerte de Luis Alfonso Farfán Curuvelo, padre del magistrado de la Sala Especial de Instrucción, Francisco Javier Farfán Molina.
Mi contemporáneo y coterráneo Luis Alfonso era hijo de los esposos, Enemislo Farfán Baquero– por tanto mi pariente– y Tomasa Curuvelo Gamez, caracterizados cultivadores de café en su finca llamada ‘La Gran China’, situada en la fértil vertiente de la cordillera de Perijá nombrada allí ‘Tierra Nueva’, y cuyas laderas se prolongan cuesta abajo hasta el asentamiento de la próspera y atractiva población de Urumita, donde fungían como connotados líderes de la caficultura.
LA FAMILIA
Ese matrimonio abnegado y ejemplar educó a su hijo Luis como Contador Público en la Escuela Colombiana de Alto Comercio y Finanzas — Escolombia– de la ciudad de Cartagena, y quién con los años prestó sus servicios profesionales, entre otros, al prestigiado hotel Sicarare, de Valledupar y a la Contraloría General de la República. Dicho de paso, tal hotel fue construido por el ingeniero Julio Villazón Baquero y el arquitecto Raúl López Araújo, este último oriundo de Urumita y el anterior, por ancestro; con la integra aportación económica de la familia Villazon Baquero; hotel que aún goza de principalía en la ciudad de Valledupar.
Luis contrajo matrimonio con su distinguida e inteligente paisana, Marith Molina Calderón, de cuya unión nacieron sus hijos, el referido magistrado, Gloria Sofía y Tulia Inés. En su longeva vida, gozó del notorio aprecio de urumiteros y valduparenses , por su reconocida hoja de vida, su dignidad profesional, solidaridad familiar, amable espíritu de amistad. Fue, además, un exitoso aficionado ganadero en su bonita finca ” El Progreso “—significante sustantivo—, a la vera de la carretera Zanjón – Pueblo Bello. Felizmente acompañado por su esposa, sus últimos años de vida discurrieron en la acogedora Valledupar.
Entre sus nombrados hijos, Francisco Javier se formó como abogado en la Universidad de los Andes, de Bogotá; especializado en derecho penal de la Universidad Externado de Colombia y en derechos fundamentales de la Universidad Complutense de Madrid, España. Es decir, se hizo jurisconsulto.
ILUSTRES PERSONALIDADES
Debo recordar aquí que este hombre como los eminentes, Fernando Hinestrosa Daza, fundador, rector y catedrático de la Universidad Externado de Colombia y su hijo, Fernando Hinestrosa Forero, su sucesor en la rectoría y en la cátedra, ambos ex presidentes de la Corte Suprema de Justicia; los ex magistrados de ella, Juan Manuel Gutiérrez Lacouture fue su presidente, oriundo de San Juan del César, titulado por la Pontificia Universidad Javeriana, Rafael Baquero Herrera– quien solía abstenerse de ser su presidente–, nacido en Villanueva, hijo de padre urumitero, el actual presidente de la Corte, Aroldo Quiroz Monsalvo, valduparense, formado en la Universidad Libre de Bogotá, el ex procurador y ex contralor general de la Nación, Edgardo Maya Villazón, natural de Valledupar pero concebido en Urumita, tienen por origen común la genuina cepa étnica y cultural de mi siempre recordadas entrañables Provincias de Valledupar y Padilla.
Por consiguiente, todos ellos son otros tributarios vernáculos del patrimonio cultural y espiritual de Colombia.
El currículum vitae — que por extenso debo apretar aquí—del magistrado Farfán Molina es hartamente relevante, colmado de muchas excelencias: magistrado auxiliar del Consejo Superior de la Judicatura, procurador delegado ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia; director nacional de Investigaciones Especiales de la Procuraduría General– algo así como 20 años acompañando al ejemplarizante ético, ex procurador y ex contralor general de la Nación, antes mencionado—; director de la Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla; asesor del Programa Presidencial Antisecuestro; docente de posgrado del área de derecho penal de la Universidad Externado de Colombia; catedrático de las universidades de Los Andes, La Javeriana; tratadista de varias áreas del derecho.
Sus coterráneos despedimos con nostalgia la persona muy grata de su padre, y en cuánto a usted le manifestamos que Urumita, Valledupar y la patria, se encuentran muy agradecidas por los esfuerzos personales de usted como estudiante y profesional, cuyas virtudes proponemos como la más segura guía para lograr los valores morales, culturales e intelectuales, sin los cuales no puede haber prosperidad ni felicidad personal ni colectiva, y que en general echamos de menos en Colombia, afectados como estamos por la práctica cotidiana y generalizada de los disvalores. Desde los montes de Pueblo Bello.
POR RODRIGO LÓPEZ BARROS/ESPECIAL PARA EL PILÓN