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Columnista - 7 enero, 2014

Los camaleones de la política

Por Jaime Murgas Arzuaga El camaleón es un pequeño lagarto famoso por su habilidad de cambiar de color según las circunstancias. Hoy la política colombiana y de acuerdo con nuestras normas electorales son muchos los políticos a quienes podemos llamar los camaleones de la política; pues en cada evento o campaña electoral nos sorprenden cambiándose […]

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Por Jaime Murgas Arzuaga

El camaleón es un pequeño lagarto famoso por su habilidad de cambiar de color según las circunstancias. Hoy la política colombiana y de acuerdo con nuestras normas electorales son muchos los políticos a quienes podemos llamar los camaleones de la política; pues en cada evento o campaña electoral nos sorprenden cambiándose de partidos o movimientos políticos.

Con mucho descaro y sinvergüenzura en cada campaña política salen aspirantes a pescar en río revuelto, incluso hay casos en que intentan conseguir su aval político en los distintos movimientos o partidos. En nuestro departamento ya los conocemos por esa habilidad de cambiar de color como el camaleón. Por eso, es oportuno y conveniente señalarle al pueblo del Cesar, especialmente a su electorado, que debemos ser responsables al depositar nuestro voto para elegir a nuestros voceros en el Congreso de la República.

Si nuestra Constitución Política consagra ese derecho de elegir y ser elegido, es una buena oportunidad para escoger libremente a nuestros mejores voceros en el parlamento colombiano. Por tratarse de un derecho que tenemos los ciudadanos, cabe advertir que el elector debe ejercer ese derecho en forma libre sin vender su conciencia, escogiendo dentro de la baraja de candidatos a la Cámara de Representantes y al Senado de la República a los mejores aspirantes, teniendo en cuenta sus capacidades intelectuales, su comportamiento moral y social, y si es posible su trayectoria pública, que estimamos de mucha relevancia, para saber qué servicios ha prestado a la comunidad cesarense, en las distintas dignidades que ha ostentado en el campo de la actividad pública.

Si nuestra Constitución Política nos concede ese derecho fundamental y no lo ejercemos con responsabilidad y civismo, seguramente los colombianos seguiremos viviendo el espectáculo triste de elegir a unos congresistas, carentes de principios y de ideologías políticas. Vuelvo a repetirlo, seremos nosotros los directos responsables al elegir voceros mediocres, que vienen en franca decadencia denigrando de la majestad de nuestras instituciones democráticas.

Columnista
7 enero, 2014

Los camaleones de la política

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime Murgas

Por Jaime Murgas Arzuaga El camaleón es un pequeño lagarto famoso por su habilidad de cambiar de color según las circunstancias. Hoy la política colombiana y de acuerdo con nuestras normas electorales son muchos los políticos a quienes podemos llamar los camaleones de la política; pues en cada evento o campaña electoral nos sorprenden cambiándose […]


Por Jaime Murgas Arzuaga

El camaleón es un pequeño lagarto famoso por su habilidad de cambiar de color según las circunstancias. Hoy la política colombiana y de acuerdo con nuestras normas electorales son muchos los políticos a quienes podemos llamar los camaleones de la política; pues en cada evento o campaña electoral nos sorprenden cambiándose de partidos o movimientos políticos.

Con mucho descaro y sinvergüenzura en cada campaña política salen aspirantes a pescar en río revuelto, incluso hay casos en que intentan conseguir su aval político en los distintos movimientos o partidos. En nuestro departamento ya los conocemos por esa habilidad de cambiar de color como el camaleón. Por eso, es oportuno y conveniente señalarle al pueblo del Cesar, especialmente a su electorado, que debemos ser responsables al depositar nuestro voto para elegir a nuestros voceros en el Congreso de la República.

Si nuestra Constitución Política consagra ese derecho de elegir y ser elegido, es una buena oportunidad para escoger libremente a nuestros mejores voceros en el parlamento colombiano. Por tratarse de un derecho que tenemos los ciudadanos, cabe advertir que el elector debe ejercer ese derecho en forma libre sin vender su conciencia, escogiendo dentro de la baraja de candidatos a la Cámara de Representantes y al Senado de la República a los mejores aspirantes, teniendo en cuenta sus capacidades intelectuales, su comportamiento moral y social, y si es posible su trayectoria pública, que estimamos de mucha relevancia, para saber qué servicios ha prestado a la comunidad cesarense, en las distintas dignidades que ha ostentado en el campo de la actividad pública.

Si nuestra Constitución Política nos concede ese derecho fundamental y no lo ejercemos con responsabilidad y civismo, seguramente los colombianos seguiremos viviendo el espectáculo triste de elegir a unos congresistas, carentes de principios y de ideologías políticas. Vuelvo a repetirlo, seremos nosotros los directos responsables al elegir voceros mediocres, que vienen en franca decadencia denigrando de la majestad de nuestras instituciones democráticas.