La covid-19 sorprendió a todos, tanto que las empresas no prepararon a sus empleados para teletrabajo. Cargas de estrés, tensión en los hogares y guerra de roles llevan a violencia intrafamiliar. Las ARL aseguran que desde antes de la pandemia ya acompañaban a las empresas en estas circunstancias.
En el mundo las empresas y todo tipo de organizaciones se han visto abocadas a implementar el teletrabajo. Esta es una forma de organizar el trabajo que consiste en el desempeño de la actividad profesional bajo un formato flexible que no requiere la presencia física del trabajador, es decir, se puede trabajar a distancia, lejos de las oficinas como lo decretó el Gobierno nacional al iniciar la pandemia, ordenar el confinamiento y autorizando a las organizaciones que pudieren continuar desde casa.
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La llegada de la covid-19 tomó a todo el mundo por sorpresa y por supuesto las empresas privadas y organizaciones estatales no fueron la excepción. ‘A quema ropa y sin preparación alguna’ los empleados fueron enviados a sus casas a continuar trabajando, a entregar lo mejor de sí, pero con un detalle no muy alentador: ninguno estaba preparado para medir las consecuencias de ‘llevar el trabajo a casa’. Esto trajo consigo la educación virtual y el hecho de que todos pelearan por un espacio y por un computador.
A eso se suman cargas de estrés y tensión en los hogares, pues a quienes les ha correspondido hacer teletrabajo, después de dos meses con esta actividad ya se escuchan las quejas de largas jornadas frente a un computador, lo que ha traído consigo estrés laboral, dolores de cabeza, tensiones musculares y episodios de mucha carga emocional que terminan con personas malhumoradas en casa, generando problemas de violencia intrafamiliar.
Para hacer teletrabajo hay que organizarse de tal forma que hay que levantarse, ducharse y hasta vestirse igual como si se tratase de trabajar presencialmente en una oficina.
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“Cuando tu cumples un horario de trabajo lo normal es que lo desarrolles y después te dediques a otras actividades diferentes como irte a tu casa con tu familia o ir al cine, hacer un deporte u otra cosa; con el teletrabajo todo está concentrado en casa y esas opciones no las hay y ello lleva a un agotamiento”, asegura Juan Camilo Lara López, médico especialista en medicina laboral y salud ocupacional.
Como todo lo que ha traído consigo la covid-19 ha sido atípico, las empresas tampoco prepararon a sus empleados para afrontar el teletrabajo. “Deben hacer inducción a los trabajadores y en ello tienen que ver las ARL, porque estas deben capacitar a las empresas para que los empleados tengan una inducción acerca de teletrabajo, el cómo organizarse y del cómo repartir el tiempo”, sostiene Lara López.
Ese cansancio, estrés, malhumor, dolores lumbares y cefaleas entre otras, son una respuesta. “Y es que el cuerpo (del trabajador) pide estar activo porque a excepción de las empresas cuyo negocio o franja laboral es el teletrabajo como tal, los demás estamos acostumbrados a ir a una oficina compartir con unos colegas o compañeros de trabajo, hacer trabajo de campo, dictar conferencias y al estar encerrado en una casa y con tantas horas frente a un computador sobrevienen esos problemas”, agregó el especialista.
Los aspectos psicológicos asociados al teletrabajo hay que considerarlos seriamente. “Se da bajo una situación de tensión y miedo que puede generar ansiedad y depresión. El no estar acostumbrados a compartir el mismo espacio con todos los miembros de la familia durante las 24 horas del día, es una situación nueva que genera múltiples comportamientos y formas de relacionarnos que pueden ser positivos o negativos”, afirma Astrid Ustáriz Guerra, psicóloga clínica.
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Lo positivo se relaciona con el estrechar las relaciones familiares, compartir, conocerse más; lo negativo lleva a resaltar las diferencias, los desacuerdos y los conflictos. “Es entonces cuando no podemos decir: ¡los problemas del trabajo los dejas allá!; o: ¡los problemas de la casa los dejas allá!, porque no hay desconexión de trabajo y casa”, asegura Ustáriz Guerra.
Hacer teletrabajo o estudio virtual requiere conductas y patrones que al estar en casa son difíciles de conjugar. “Son jornadas extenuantes para los estudiantes, la casa tuvo que reacomodarse; lugares privados para estudiar y trabajar es lo que pretendemos, el trabajo en casa en ocasiones no tiene horario y de esta manera no hay diferencia entre la jornada laboral y la de descanso”, indicó.
La gerente de la sucursal Cesar de Positiva Compañía de Seguros que presta sus servicios como ARL en la mayoría de empresas privadas y estatales del Cesar, considera que desde antes del covid-19 la entidad venía trabajando en el tema.
“Nosotros como ARL no solamente en época de asilamiento hemos trabajado; las pausas activas que implementamos a las empresas son necesarias por las jornadas prolongadas de trabajo. Adicional, nos hemos tenido que acoplar a todo el esquema. En las casas es reorganizarse, cada uno en su sitio dependiendo las funciones que tengan”, enfatizó Rita Ocaña Martínez.
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Sin menospreciar que se seguirá en aislamiento (así sea inteligente) y en teletrabajo, la gerente de Positiva ARL tiene claro que el mismo Gobierno nacional autorizó que el 30 % de las empresas debe regresar paulatinamente a sus oficinas.
De acuerdo con la funcionaria las empresas pueden acceder a cursos virtuales y entre las organizaciones que los han solicitado destaca a la Alcaldía de Valledupar y Emdupar entre otras.
POR: JOSÉ URBANO CÉSPEDES/EL PILÓN
La covid-19 sorprendió a todos, tanto que las empresas no prepararon a sus empleados para teletrabajo. Cargas de estrés, tensión en los hogares y guerra de roles llevan a violencia intrafamiliar. Las ARL aseguran que desde antes de la pandemia ya acompañaban a las empresas en estas circunstancias.
En el mundo las empresas y todo tipo de organizaciones se han visto abocadas a implementar el teletrabajo. Esta es una forma de organizar el trabajo que consiste en el desempeño de la actividad profesional bajo un formato flexible que no requiere la presencia física del trabajador, es decir, se puede trabajar a distancia, lejos de las oficinas como lo decretó el Gobierno nacional al iniciar la pandemia, ordenar el confinamiento y autorizando a las organizaciones que pudieren continuar desde casa.
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La llegada de la covid-19 tomó a todo el mundo por sorpresa y por supuesto las empresas privadas y organizaciones estatales no fueron la excepción. ‘A quema ropa y sin preparación alguna’ los empleados fueron enviados a sus casas a continuar trabajando, a entregar lo mejor de sí, pero con un detalle no muy alentador: ninguno estaba preparado para medir las consecuencias de ‘llevar el trabajo a casa’. Esto trajo consigo la educación virtual y el hecho de que todos pelearan por un espacio y por un computador.
A eso se suman cargas de estrés y tensión en los hogares, pues a quienes les ha correspondido hacer teletrabajo, después de dos meses con esta actividad ya se escuchan las quejas de largas jornadas frente a un computador, lo que ha traído consigo estrés laboral, dolores de cabeza, tensiones musculares y episodios de mucha carga emocional que terminan con personas malhumoradas en casa, generando problemas de violencia intrafamiliar.
Para hacer teletrabajo hay que organizarse de tal forma que hay que levantarse, ducharse y hasta vestirse igual como si se tratase de trabajar presencialmente en una oficina.
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“Cuando tu cumples un horario de trabajo lo normal es que lo desarrolles y después te dediques a otras actividades diferentes como irte a tu casa con tu familia o ir al cine, hacer un deporte u otra cosa; con el teletrabajo todo está concentrado en casa y esas opciones no las hay y ello lleva a un agotamiento”, asegura Juan Camilo Lara López, médico especialista en medicina laboral y salud ocupacional.
Como todo lo que ha traído consigo la covid-19 ha sido atípico, las empresas tampoco prepararon a sus empleados para afrontar el teletrabajo. “Deben hacer inducción a los trabajadores y en ello tienen que ver las ARL, porque estas deben capacitar a las empresas para que los empleados tengan una inducción acerca de teletrabajo, el cómo organizarse y del cómo repartir el tiempo”, sostiene Lara López.
Ese cansancio, estrés, malhumor, dolores lumbares y cefaleas entre otras, son una respuesta. “Y es que el cuerpo (del trabajador) pide estar activo porque a excepción de las empresas cuyo negocio o franja laboral es el teletrabajo como tal, los demás estamos acostumbrados a ir a una oficina compartir con unos colegas o compañeros de trabajo, hacer trabajo de campo, dictar conferencias y al estar encerrado en una casa y con tantas horas frente a un computador sobrevienen esos problemas”, agregó el especialista.
Los aspectos psicológicos asociados al teletrabajo hay que considerarlos seriamente. “Se da bajo una situación de tensión y miedo que puede generar ansiedad y depresión. El no estar acostumbrados a compartir el mismo espacio con todos los miembros de la familia durante las 24 horas del día, es una situación nueva que genera múltiples comportamientos y formas de relacionarnos que pueden ser positivos o negativos”, afirma Astrid Ustáriz Guerra, psicóloga clínica.
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Lo positivo se relaciona con el estrechar las relaciones familiares, compartir, conocerse más; lo negativo lleva a resaltar las diferencias, los desacuerdos y los conflictos. “Es entonces cuando no podemos decir: ¡los problemas del trabajo los dejas allá!; o: ¡los problemas de la casa los dejas allá!, porque no hay desconexión de trabajo y casa”, asegura Ustáriz Guerra.
Hacer teletrabajo o estudio virtual requiere conductas y patrones que al estar en casa son difíciles de conjugar. “Son jornadas extenuantes para los estudiantes, la casa tuvo que reacomodarse; lugares privados para estudiar y trabajar es lo que pretendemos, el trabajo en casa en ocasiones no tiene horario y de esta manera no hay diferencia entre la jornada laboral y la de descanso”, indicó.
La gerente de la sucursal Cesar de Positiva Compañía de Seguros que presta sus servicios como ARL en la mayoría de empresas privadas y estatales del Cesar, considera que desde antes del covid-19 la entidad venía trabajando en el tema.
“Nosotros como ARL no solamente en época de asilamiento hemos trabajado; las pausas activas que implementamos a las empresas son necesarias por las jornadas prolongadas de trabajo. Adicional, nos hemos tenido que acoplar a todo el esquema. En las casas es reorganizarse, cada uno en su sitio dependiendo las funciones que tengan”, enfatizó Rita Ocaña Martínez.
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De acuerdo con la funcionaria las empresas pueden acceder a cursos virtuales y entre las organizaciones que los han solicitado destaca a la Alcaldía de Valledupar y Emdupar entre otras.
POR: JOSÉ URBANO CÉSPEDES/EL PILÓN