Aunque no sepas de medicina, ni seas un profesional de la salud, seguramente alguna vez en la vida habrás escuchado que el consumo de antioxidantes es bueno para evitar muchas enfermedades como cáncer, hipertensión y diabetes, o a lo mejor por diferentes medios de comunicación te encontraste con publicaciones promocionando a estas moléculas para evitar el envejecimiento. 

Lo cierto es que definitivamente los antioxidantes tienen muchas propiedades y deberíamos tener en nuestra alimentación, fuentes adecuadas que los proporcionen.

Todos los procesos químicos y metabólicos del cuerpo generan radicales libres, que son especies químicas caracterizadas por tener uno o más electrones libres y desapareados, lo que los convierte en extremadamente inestables y muy reactivos. Estas especies reactivas causan destrucción de las membranas de las células, alteran el funcionamiento celular, se acumulan en los tejidos y las consecuencias de esto son enfermedad, envejecimiento y muerte. Parece sensato y la ciencia así lo soporta, que debemos hacer algo para evitar que esos radicales libres se formen y nos enfermen.

Casi siempre nos enfocamos en cómo resolver el problema y no está mal, un ejemplo de ello es el consumo de antioxidantes, que interactúan con los radicales libres y los neutralizan evitando el daño en los tejidos y la aparición de enfermedades y el envejecimiento celular. Encontramos sustancias antioxidantes en las frutas, especialmente en los frutos rojos, todas las hojas y ramas, es decir verduras como acelga, espinaca, brócoli, apio, perejil, etc, vitaminas como la C y la E. El té verde, el café y el vino tinto, en las dosis adecuadas, también son buena fuente de sustancias antioxidantes.

Además de una buena alimentación, existen otras estrategias para reducir los radicales libres y tal vez la más importante es el ejercicio, que para muchos es considerado el antioxidante más poderoso que hay.  El sueño es el único momento del día en que el cuerpo tiene la posibilidad de restaurar el daño en las células y reparar los tejidos, por eso un buen descanso también es un buen antioxidante.

En medicina siempre será más costo efectivo prevenir que tratar. Ya sabemos cómo solucionamos el daño causado por los radicales libres, pero a mi juicio lo más importante es saber cómo evitamos la formación de esos radicales a niveles que nos enferman. La respuesta, como te lo imaginabas, está en la alimentación y el estilo de vida.

En los alimentos, así como existen sustancias antioxidantes, también aquellas que favorecen a la formación de radicales libres.

Si quieres alejarte de los radicales libres debes evitar el consumo de grasas trans que encontramos en toda la comida occidental, mejor conocida como comida chatarra (hamburguesa, perro caliente, salchipapa, etc.), fritos, las harinas refinadas y azúcares como pan y pastelería, embutidos y ultraprocesados, bebidas azucaradas (gaseosas, jugos de caja o embotellados industrializados) y exceso de carbohidratos como el arroz blanco.

Si quieres estar sano, disminuir la incidencia de enfermedades y verte más joven, un estilo de vida antioxidante es fundamental y para ello hay que alejarse de algunos alimentos, incluir otros, mantenerse activo físicamente y dormir bien.

Por Ricardo Guerra Fuentes