Al terminarse el último día del año, algunas practican con los agüeros, desde las doce uvas a cada campanazo de año nuevo, la corrida con la maleta por la calle y algunos utilizan ropa interior amarilla.
Hoy, al terminarse el último día del año, algunas practican desde las doce uvas a cada campanazo de año nuevo, la corrida con la maleta por la calle y algunos utilizan ropa interior amarilla.
“Para estos días aumenta la venta de uvas, uno se supone que es porque al llegar el 31 se congestiona por aquello de los agüeros, la gente cree en esa tradición para tener el próximo año buenas cosas”, dijo Carlos Bechara, vendedor de frutas en Valledupar.
Las prendas de vestir también toman la atención de los cesarense, “vienen preguntando mucho por ropa interior, camisas, jeans, algo amarillo y se echan a reír diciendo que es para que les vaya bien”, señaló Daniela Melo, vendedora.
Hay quienes son apáticos con el tema y no creen en los agüeros que se aplican en el Cesar. “Yo no creo en eso, pues a mí en lo personal nunca me ha hecho ningún milagro, nada”, señaló Sara Maestre.
Por: Eduardo Moscote
[email protected]
Al terminarse el último día del año, algunas practican con los agüeros, desde las doce uvas a cada campanazo de año nuevo, la corrida con la maleta por la calle y algunos utilizan ropa interior amarilla.
Hoy, al terminarse el último día del año, algunas practican desde las doce uvas a cada campanazo de año nuevo, la corrida con la maleta por la calle y algunos utilizan ropa interior amarilla.
“Para estos días aumenta la venta de uvas, uno se supone que es porque al llegar el 31 se congestiona por aquello de los agüeros, la gente cree en esa tradición para tener el próximo año buenas cosas”, dijo Carlos Bechara, vendedor de frutas en Valledupar.
Las prendas de vestir también toman la atención de los cesarense, “vienen preguntando mucho por ropa interior, camisas, jeans, algo amarillo y se echan a reír diciendo que es para que les vaya bien”, señaló Daniela Melo, vendedora.
Hay quienes son apáticos con el tema y no creen en los agüeros que se aplican en el Cesar. “Yo no creo en eso, pues a mí en lo personal nunca me ha hecho ningún milagro, nada”, señaló Sara Maestre.
Por: Eduardo Moscote
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