La semana anterior fue capturado en Barranquilla el capo italiano Massimo Gigliotti, en el edificio Altos del Limón, al norte de la ciudad, en un apartamento avaluado en 1.400 millones de pesos; después de un gran trabajo de inteligencia, las autoridades que le seguían los pasos hace más de un año, pero sus constantes movimientos y múltiples identidades hacían que fuera imposible.
La semana anterior fue capturado en Barranquilla el capo italiano Massimo Gigliotti, en el edificio Altos del Limón, al norte de la ciudad, en un apartamento avaluado en 1.400 millones de pesos; después de un gran trabajo de inteligencia, las autoridades que le seguían los pasos hace más de un año, pero sus constantes movimientos y múltiples identidades hacían que fuera imposible.
Desde 2018, Gigliotti, se movía entre Venezuela, República Dominicana y Colombia. Tenía como eje a Santa Marta, donde negociaba droga por armas con los paramilitares Conquistadores de la Sierra, Barranquilla y Cartagena, así supervisaba embarques; mantenía un bajo perfil para transportarse, lo hacía en Uber y algunos carros de baja gama para no despertar sospechas; aunque era asiduo visitante de restaurantes costosos y prostíbulos de alto nivel, amante de las prostitutas de raza negra, con quienes organizaba encuentros que duraban varios días.
Para su seguridad, estaba respaldado por la banda criminal de alias ‘Castor’. El italiano usaba diversas cédulas y pasaportes falsos; pero lo más preocupante es que pertenece a la ‘Ndrangheta, una mafia originaria de la región de Calabria, famosa por sus procederes con violencia extrema; lo más parecido al Cartel de Medellín, en Colombia.
Sobre la ‘Ndrangheta se conoce que su gran líder fue Rocco Morabito, un traficante italiano, capturado en Uruguay, donde protagonizó una espectacular fuga, aunque luego fue recapturado en Brasil y extraditado a su país. Massimo Gigliotti, se había convertido en su reemplazo, estaba vinculado a otros capos y se le atribuye el envío de hasta 30 toneladas de clorhidrato de cocaína a diferentes países.
Sus enlaces colombianos se encargaban de subir la droga a barcos que exportaban frutas (piña y bananos), en los puertos de Barranquilla y Cartagena y la mandaban al puerto italiano de Gioia Tauro, que se convirtió en puerta de entrada de la cocaína en Italia; después, era transportada a Nápoles y, principalmente, a Milán, donde Gigliotti era considerado el rey de la cocaína. Las conexiones de la ‘Ndrangheta con los paramilitares colombianos, inundaron a Europa de cocaína (en los años 2000) cuando Salvatore Mancuso, líder de las autodefensas, negociaba con el italiano Giorgio Sale, quien también tomó a Barranquilla como centro de operaciones.
En Italia la captura de Gigliotti fue ampliamente referenciada en los principales medios, que lo reconocen como un gran capo; incluso, a las autoridades italianas, que he consultado, les preocupa un posible plan de fuga, ya que la ‘Ndrangheta acostumbra a rescatar a su integrantes. La caída de este capo representa un duro golpe para el comercio de drogas en Italia, pero deja una enorme inquietud: ¿se está convirtiendo Barranquilla, poco a poco, en la capital de la mafia?
Ya ocurrió antes, en los años 80, por la bonanza marimbera, cuando traficantes guajiros, como Samuel Alarcón, Kiko Valdeblánquez, Víctor Anicharico y otros, se instalaron en la capital del Atlántico, donde generaron una violencia desbordada. También, en los 90, siguió otra etapa siniestra, la del temible Alberto Orlández Gamboa, alias ‘Caracol’ y el Clan Nasser Arana, que llegaron a controlar todo el tema de rentas criminales; después del año 2000, tomaron el mando gatilleros reconocidos, como Gaby Daza y Jattin Pinto, quienes organizaron bandas, oficinas de cobro, sicariato y tráfico de drogas.
Ahora, más recientemente, el clan Vega Daza, del que varios de sus integrantes fueron protagonistas en su propia casa de una masacre, aliados con Digno Palomino, detenido, mandan en la ciudad; están unidos para enfrentar al venezolano alias ‘Castor’, también detenido, pero que cuenta con una temible estructura delincuencial muy grande. Ambos bandos libran una guerra sin cuartel, una situación que tiene a la ciudad bañada en sangre, como reconoció el alcalde Jaime Pumarejo; 5 muertos en atentados sicariales, solo en el fin de semana anterior.
Un panorama desalentador, que hace necesario reconocer que Barranquilla, es la capital de la extorsión y el sicariato; la presencia de la ‘Ndrangheta, completa la espiral de violencia, por lo tanto, el alcalde entrante, Alex Char, debe estar muy atento, encender todas las alarmas y abordar el tema de seguridad de manera seria y coordinada, ya que este ha sido uno de los lunares de una ciudad con ambiciones de desarrollo que quiere mostrar una cara diferente al mundo.
Por: JACOBO SOLANO C. / @JACOBOSOLANOC
La semana anterior fue capturado en Barranquilla el capo italiano Massimo Gigliotti, en el edificio Altos del Limón, al norte de la ciudad, en un apartamento avaluado en 1.400 millones de pesos; después de un gran trabajo de inteligencia, las autoridades que le seguían los pasos hace más de un año, pero sus constantes movimientos y múltiples identidades hacían que fuera imposible.
La semana anterior fue capturado en Barranquilla el capo italiano Massimo Gigliotti, en el edificio Altos del Limón, al norte de la ciudad, en un apartamento avaluado en 1.400 millones de pesos; después de un gran trabajo de inteligencia, las autoridades que le seguían los pasos hace más de un año, pero sus constantes movimientos y múltiples identidades hacían que fuera imposible.
Desde 2018, Gigliotti, se movía entre Venezuela, República Dominicana y Colombia. Tenía como eje a Santa Marta, donde negociaba droga por armas con los paramilitares Conquistadores de la Sierra, Barranquilla y Cartagena, así supervisaba embarques; mantenía un bajo perfil para transportarse, lo hacía en Uber y algunos carros de baja gama para no despertar sospechas; aunque era asiduo visitante de restaurantes costosos y prostíbulos de alto nivel, amante de las prostitutas de raza negra, con quienes organizaba encuentros que duraban varios días.
Para su seguridad, estaba respaldado por la banda criminal de alias ‘Castor’. El italiano usaba diversas cédulas y pasaportes falsos; pero lo más preocupante es que pertenece a la ‘Ndrangheta, una mafia originaria de la región de Calabria, famosa por sus procederes con violencia extrema; lo más parecido al Cartel de Medellín, en Colombia.
Sobre la ‘Ndrangheta se conoce que su gran líder fue Rocco Morabito, un traficante italiano, capturado en Uruguay, donde protagonizó una espectacular fuga, aunque luego fue recapturado en Brasil y extraditado a su país. Massimo Gigliotti, se había convertido en su reemplazo, estaba vinculado a otros capos y se le atribuye el envío de hasta 30 toneladas de clorhidrato de cocaína a diferentes países.
Sus enlaces colombianos se encargaban de subir la droga a barcos que exportaban frutas (piña y bananos), en los puertos de Barranquilla y Cartagena y la mandaban al puerto italiano de Gioia Tauro, que se convirtió en puerta de entrada de la cocaína en Italia; después, era transportada a Nápoles y, principalmente, a Milán, donde Gigliotti era considerado el rey de la cocaína. Las conexiones de la ‘Ndrangheta con los paramilitares colombianos, inundaron a Europa de cocaína (en los años 2000) cuando Salvatore Mancuso, líder de las autodefensas, negociaba con el italiano Giorgio Sale, quien también tomó a Barranquilla como centro de operaciones.
En Italia la captura de Gigliotti fue ampliamente referenciada en los principales medios, que lo reconocen como un gran capo; incluso, a las autoridades italianas, que he consultado, les preocupa un posible plan de fuga, ya que la ‘Ndrangheta acostumbra a rescatar a su integrantes. La caída de este capo representa un duro golpe para el comercio de drogas en Italia, pero deja una enorme inquietud: ¿se está convirtiendo Barranquilla, poco a poco, en la capital de la mafia?
Ya ocurrió antes, en los años 80, por la bonanza marimbera, cuando traficantes guajiros, como Samuel Alarcón, Kiko Valdeblánquez, Víctor Anicharico y otros, se instalaron en la capital del Atlántico, donde generaron una violencia desbordada. También, en los 90, siguió otra etapa siniestra, la del temible Alberto Orlández Gamboa, alias ‘Caracol’ y el Clan Nasser Arana, que llegaron a controlar todo el tema de rentas criminales; después del año 2000, tomaron el mando gatilleros reconocidos, como Gaby Daza y Jattin Pinto, quienes organizaron bandas, oficinas de cobro, sicariato y tráfico de drogas.
Ahora, más recientemente, el clan Vega Daza, del que varios de sus integrantes fueron protagonistas en su propia casa de una masacre, aliados con Digno Palomino, detenido, mandan en la ciudad; están unidos para enfrentar al venezolano alias ‘Castor’, también detenido, pero que cuenta con una temible estructura delincuencial muy grande. Ambos bandos libran una guerra sin cuartel, una situación que tiene a la ciudad bañada en sangre, como reconoció el alcalde Jaime Pumarejo; 5 muertos en atentados sicariales, solo en el fin de semana anterior.
Un panorama desalentador, que hace necesario reconocer que Barranquilla, es la capital de la extorsión y el sicariato; la presencia de la ‘Ndrangheta, completa la espiral de violencia, por lo tanto, el alcalde entrante, Alex Char, debe estar muy atento, encender todas las alarmas y abordar el tema de seguridad de manera seria y coordinada, ya que este ha sido uno de los lunares de una ciudad con ambiciones de desarrollo que quiere mostrar una cara diferente al mundo.
Por: JACOBO SOLANO C. / @JACOBOSOLANOC