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Columnista - 18 abril, 2016

Llegó la aplicación Uber a Valledupar

Sucedió por fin lo que se temía. Llegó la aplicación Uber a la ciudad de los Santos Reyes y con ella, se desata la polémica en torno a la calidad en la prestación del servicio de los “taxis amarillos” en nuestra ciudad; la forma como los taxistas formales se ven obligados a pagar impuestos, el […]

Sucedió por fin lo que se temía. Llegó la aplicación Uber a la ciudad de los Santos Reyes y con ella, se desata la polémica en torno a la calidad en la prestación del servicio de los “taxis amarillos” en nuestra ciudad; la forma como los taxistas formales se ven obligados a pagar impuestos, el tema tarifario y el de la competencia ilegal.

Empecemos diciendo que la aplicación Uber es una plataforma digital que funciona en las principales ciudades del mundo, que prestan un servicio costoso, pero eficiente y seguro. El Ministerio de Transporte, no ha legalizado la prestación de este servicio digital, pero tampoco ha dicho que no pueden funcionar. En Bogotá y en otras ciudades del país, el gremio de “taxis amarillos”, bloquearon algunas vías con carteles y arengas de rechazo a Uber incluso, llegaron a agredir a los colegas que no se sumaron a la protesta. El alcalde le pasó la pelotica a la ministra de transporte y viceversa.

En conclusión: Poco o nada se consiguió. A todas estas, pregunto: ¿Le ha tocado alguna vez llegar a la terminal de transporte de Valledupar un domingo en horas de la noche, y no encontrar un taxi que le haga la carrera? ¿Se ha visto en la necesidad de tomar un taxi en medio de un aguacero, y llamar a las centrales de taxi y nadie le responde? ¿Alguna vez ha sido víctima de la descortesía de un taxista que se niega a llevarlo a un alejado barrio de la ciudad, o pretende cobrarle más por la carrera? ¿Le ha tocado alguna vez soportar la incomodidad de tener que acomodar las maletas en las sillas del pasajero, porque no caben en el baúl del taxi? Sí la respuesta a la mayoría de estos interrogantes es afirmativa, debemos forzosamente concluir que el servicio de taxi en Valledupar, no es el mejor. Ahora bien, sí el servicio de los taxis amarillos no es óptimo y nada se hace para mejorarlo ¿Tendrá el consumidor que resignarse a cargar con esta cruz por los siglos de los siglos? Considero que no y menos en el mundo globalizado de hoy.

Sí bien, el transporte formal es una actividad económica que genera empleo y a la que se le exige el pago de impuestos, y es por ello que se habla y con razón de la competencia desleal, también lo es, que la competencia desleal entre el comercio formal y el informal es el pan nuestro de cada día, y la administración municipal no le mete el diente a eso, precisamente por ser un problema de alta complejidad.

Por mi parte quiero decirles que ya descargué la aplicación Uber en mi celular y estoy a la espera de que caiga un fuerte aguacero para hacer uso de este servicio y comentarles.

Columnista
18 abril, 2016

Llegó la aplicación Uber a Valledupar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Sucedió por fin lo que se temía. Llegó la aplicación Uber a la ciudad de los Santos Reyes y con ella, se desata la polémica en torno a la calidad en la prestación del servicio de los “taxis amarillos” en nuestra ciudad; la forma como los taxistas formales se ven obligados a pagar impuestos, el […]


Sucedió por fin lo que se temía. Llegó la aplicación Uber a la ciudad de los Santos Reyes y con ella, se desata la polémica en torno a la calidad en la prestación del servicio de los “taxis amarillos” en nuestra ciudad; la forma como los taxistas formales se ven obligados a pagar impuestos, el tema tarifario y el de la competencia ilegal.

Empecemos diciendo que la aplicación Uber es una plataforma digital que funciona en las principales ciudades del mundo, que prestan un servicio costoso, pero eficiente y seguro. El Ministerio de Transporte, no ha legalizado la prestación de este servicio digital, pero tampoco ha dicho que no pueden funcionar. En Bogotá y en otras ciudades del país, el gremio de “taxis amarillos”, bloquearon algunas vías con carteles y arengas de rechazo a Uber incluso, llegaron a agredir a los colegas que no se sumaron a la protesta. El alcalde le pasó la pelotica a la ministra de transporte y viceversa.

En conclusión: Poco o nada se consiguió. A todas estas, pregunto: ¿Le ha tocado alguna vez llegar a la terminal de transporte de Valledupar un domingo en horas de la noche, y no encontrar un taxi que le haga la carrera? ¿Se ha visto en la necesidad de tomar un taxi en medio de un aguacero, y llamar a las centrales de taxi y nadie le responde? ¿Alguna vez ha sido víctima de la descortesía de un taxista que se niega a llevarlo a un alejado barrio de la ciudad, o pretende cobrarle más por la carrera? ¿Le ha tocado alguna vez soportar la incomodidad de tener que acomodar las maletas en las sillas del pasajero, porque no caben en el baúl del taxi? Sí la respuesta a la mayoría de estos interrogantes es afirmativa, debemos forzosamente concluir que el servicio de taxi en Valledupar, no es el mejor. Ahora bien, sí el servicio de los taxis amarillos no es óptimo y nada se hace para mejorarlo ¿Tendrá el consumidor que resignarse a cargar con esta cruz por los siglos de los siglos? Considero que no y menos en el mundo globalizado de hoy.

Sí bien, el transporte formal es una actividad económica que genera empleo y a la que se le exige el pago de impuestos, y es por ello que se habla y con razón de la competencia desleal, también lo es, que la competencia desleal entre el comercio formal y el informal es el pan nuestro de cada día, y la administración municipal no le mete el diente a eso, precisamente por ser un problema de alta complejidad.

Por mi parte quiero decirles que ya descargué la aplicación Uber en mi celular y estoy a la espera de que caiga un fuerte aguacero para hacer uso de este servicio y comentarles.