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Columnista - 26 abril, 2025

Leviatán gobernando

Cuando pensábamos haberlo visto todo, el gobierno nos sigue sorprendiendo. En la columna de la semana pasada reafirmábamos que “el peor enemigo del gobierno es el gobierno mismo”.

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Cuando pensábamos haberlo visto todo, el gobierno nos sigue sorprendiendo. En la columna de la semana pasada reafirmábamos que “el peor enemigo del gobierno es el gobierno mismo”. Acababa de publicarse la columna, un día después de lo usual a causa del Viernes Santo, y nos encontramos con una verdadera bomba: una carta escrita por Álvaro Leyva Durán, antecesor de Murillo, exconstituyente y exnegociador de paz de varios gobiernos, que no sólo nos dejó pensativos, sino atónitos. 

Asumimos equivocadamente que Leyva era un personaje cercano a Petro, pero en la misiva quedó claro lo contrario. Leyva afirma que Petro no hacía parte del equipo de líderes del M-19 en épocas del proceso de desmovilización -en el que Leyva Durán tuvo roles clave-, y por ende no tuvo mayor contacto con el hoy presidente. Varios ex M-19 han manifestado que esas frases que Petro lanza en la plaza pública relacionadas con su paso por el M, haciéndose ver importante y necesario para esa organización criminal, son falsas, carentes de credibilidad. Petro era un encarte para Carlos Pizarro, éste le hacía el quite constantemente porque se aburría con su retórica, eso ya lo hemos escuchado antes. Ahora estamos seguros de que el gobierno no tiene rumbo, Petro tiene abandonados a los ministerios, no saben cómo llevar el Estado, no saben gobernar. Por ello la desarticulación y la falta de gestión que hemos venido denunciando en este espacio.

Pero, además, Leyva afirma no haberse reunido con Petro para “trazar la política exterior del Estado”. Esas reuniones, necesarias y que trazan la gestión de los gobiernos, no son rutinarias en el actual. Petro no habla con sus ministros, raramente lo hace. Cada uno hace lo que le viene en gana, o no hace, eso allá es un caos absoluto. Los ministros deben reunirse periódicamente con su “big boss” para determinar qué hacer y cómo hacerlo. Leyva escribe que muchas veces lo dejó esperando por varias horas, sin llegar a atenderlo. Dice que en esos momentos estaba el presidente reunido con Laura Sarabia, quien “le satisfacía algunas necesidades personales”. ¡Dios de la vida! El presidente ha convertido la Casa de Nariño en su “Sodoma y Gomorra” personal.

Luego Leyva muestra su gran preocupación por temas de salud de Petro, quien se desapareció por 2 días en París, durante una visita oficial a Francia; en esa capital le perdieron el rastro al presidente, según Leyva, por su adicción a las drogas. Quién sabe dónde estaba metido, Leyva dice saberlo, pero lo obvió en su escrito. ¡Qué peligro!

Leyva habla de constantes episodios en los que Petro dice “cosas sin sentido”, se pierde, no aparece, llega tarde y es claro en determinar que esos comportamientos se deben a temas del resorte de la vida personal del presidente, dando a entender que temas de salud mental lo aquejan permanentemente. Eso lo hemos oído varias veces, son varios los ejemplos; desde la campaña presidencial lo vimos subir a las tarimas alcoholizado y drogado. A pesar de eso, más de 11 millones de personas votaron por él; ¡es que es de no creer!

Más adelante el excanciller califica a Petro de “provocador”, de no medir sus palabras, de incitar a la lucha de clases y de afectar la seguridad de su grandísimo grupo de contradictores. Todo esto es cierto, Petro no tiene filtro, olvida la majestad de su cargo, nos causa vergüenza, es un ramplón.

Leyva no deja títere con cabeza y afirma que Ricardo Roa -presidente de ECOPETROL-, Laura Sarabia -actual canciller- y Armandito Benedetti -ministro del Interior-, tienen secuestrado a Petro. Sabemos que ese sanedrín guarda sus más oscuros secretos, estamos cansados de decirlo. Pero ahora eso es constatado por un exministro, no quedan dudas al respecto. 

Hemos tocado fondo. Todo esto da asco, la degeneración de este gobierno se salió de madre. No hay derecho, ¿cómo pudimos llegar a esto? Ya estamos peor que Nicaragua y Venezuela, donde sus dictadores dan de qué hablar todos los días. Lo de Petro ya es un descaro, estamos en manos de un loco, de un desquiciado, un Leviatán que todo lo destruye y lo corrompe. 

Por: Jorge Eduardo Ávila.

Columnista
26 abril, 2025

Leviatán gobernando

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Eduardo Ávila

Cuando pensábamos haberlo visto todo, el gobierno nos sigue sorprendiendo. En la columna de la semana pasada reafirmábamos que “el peor enemigo del gobierno es el gobierno mismo”.


Cuando pensábamos haberlo visto todo, el gobierno nos sigue sorprendiendo. En la columna de la semana pasada reafirmábamos que “el peor enemigo del gobierno es el gobierno mismo”. Acababa de publicarse la columna, un día después de lo usual a causa del Viernes Santo, y nos encontramos con una verdadera bomba: una carta escrita por Álvaro Leyva Durán, antecesor de Murillo, exconstituyente y exnegociador de paz de varios gobiernos, que no sólo nos dejó pensativos, sino atónitos. 

Asumimos equivocadamente que Leyva era un personaje cercano a Petro, pero en la misiva quedó claro lo contrario. Leyva afirma que Petro no hacía parte del equipo de líderes del M-19 en épocas del proceso de desmovilización -en el que Leyva Durán tuvo roles clave-, y por ende no tuvo mayor contacto con el hoy presidente. Varios ex M-19 han manifestado que esas frases que Petro lanza en la plaza pública relacionadas con su paso por el M, haciéndose ver importante y necesario para esa organización criminal, son falsas, carentes de credibilidad. Petro era un encarte para Carlos Pizarro, éste le hacía el quite constantemente porque se aburría con su retórica, eso ya lo hemos escuchado antes. Ahora estamos seguros de que el gobierno no tiene rumbo, Petro tiene abandonados a los ministerios, no saben cómo llevar el Estado, no saben gobernar. Por ello la desarticulación y la falta de gestión que hemos venido denunciando en este espacio.

Pero, además, Leyva afirma no haberse reunido con Petro para “trazar la política exterior del Estado”. Esas reuniones, necesarias y que trazan la gestión de los gobiernos, no son rutinarias en el actual. Petro no habla con sus ministros, raramente lo hace. Cada uno hace lo que le viene en gana, o no hace, eso allá es un caos absoluto. Los ministros deben reunirse periódicamente con su “big boss” para determinar qué hacer y cómo hacerlo. Leyva escribe que muchas veces lo dejó esperando por varias horas, sin llegar a atenderlo. Dice que en esos momentos estaba el presidente reunido con Laura Sarabia, quien “le satisfacía algunas necesidades personales”. ¡Dios de la vida! El presidente ha convertido la Casa de Nariño en su “Sodoma y Gomorra” personal.

Luego Leyva muestra su gran preocupación por temas de salud de Petro, quien se desapareció por 2 días en París, durante una visita oficial a Francia; en esa capital le perdieron el rastro al presidente, según Leyva, por su adicción a las drogas. Quién sabe dónde estaba metido, Leyva dice saberlo, pero lo obvió en su escrito. ¡Qué peligro!

Leyva habla de constantes episodios en los que Petro dice “cosas sin sentido”, se pierde, no aparece, llega tarde y es claro en determinar que esos comportamientos se deben a temas del resorte de la vida personal del presidente, dando a entender que temas de salud mental lo aquejan permanentemente. Eso lo hemos oído varias veces, son varios los ejemplos; desde la campaña presidencial lo vimos subir a las tarimas alcoholizado y drogado. A pesar de eso, más de 11 millones de personas votaron por él; ¡es que es de no creer!

Más adelante el excanciller califica a Petro de “provocador”, de no medir sus palabras, de incitar a la lucha de clases y de afectar la seguridad de su grandísimo grupo de contradictores. Todo esto es cierto, Petro no tiene filtro, olvida la majestad de su cargo, nos causa vergüenza, es un ramplón.

Leyva no deja títere con cabeza y afirma que Ricardo Roa -presidente de ECOPETROL-, Laura Sarabia -actual canciller- y Armandito Benedetti -ministro del Interior-, tienen secuestrado a Petro. Sabemos que ese sanedrín guarda sus más oscuros secretos, estamos cansados de decirlo. Pero ahora eso es constatado por un exministro, no quedan dudas al respecto. 

Hemos tocado fondo. Todo esto da asco, la degeneración de este gobierno se salió de madre. No hay derecho, ¿cómo pudimos llegar a esto? Ya estamos peor que Nicaragua y Venezuela, donde sus dictadores dan de qué hablar todos los días. Lo de Petro ya es un descaro, estamos en manos de un loco, de un desquiciado, un Leviatán que todo lo destruye y lo corrompe. 

Por: Jorge Eduardo Ávila.