Por: Leonardo José Maya
La Buganvilla conocida en nuestra región como trinitaria es una flor que particularmente me deleita mirar. Esta planta, que se reproduce por esquejes o estacas, es originaria de Brasil, tiene la particularidad de que se adapta a cualquier clima y florece todo el tiempo, sus flores de múltiples colores: Rojas, violetas, blancas, púrpura, rosadas etc., son realmente hermosas, se ha adaptado muy bien a nuestro clima y hoy por hoy es la flor característica de nuestra ciudad.
Hermosos jardines y enramadas de esta planta trepadora embellecen Valledupar todo el día, todos los días, todo el año y sorprendentemente tienen cosas en común.
En realidad la verdadera flor de la trinitaria es blanca, pequeña y frágil pero sus hojas se transforman, crecen de diversos colores, se encorvan, la cubren y forman una especie de cuna para protegerla, se exponen al polvo, viento, a la luz y calor intenso del sol. Es como si supieran que deben proteger las próximas generaciones de trinitarias. Paradójicamente esos cambios las hacen vistosas, sobresalen entre las otras y cautivan nuestros sentidos, de ahora en adelante y para siempre recordarás que esas hermosas “flores” que ven tus ojos en realidad no son flores son hojas modificadas, solo te basta mirarlas de cerca y observarás que son hojas, pero, de que la protegen? Pues de los parásitos que viven de ella: Ácaros, pulgones, cochinillas etc., pero aun así esta planta bella resiste. Con razón algunos dicen que entre más sufrida más florida.
Valledupar, la tierra de cantores eternos y suspirar perpetuo, la ciudad de nuestros amores es también blanca, pequeña y frágil, y al igual que la trinitaria resiste, pero a diferencia de la flor, nuestra ciudad entre mas sufrida más querida porque en realidad eso es lo que percibo en una Pléyade de jóvenes profesionales comprometidos con la ciudad. Lo percibo en los trabajadores, los periodistas, los padres de familia, en los universitarios, en las mujeres y en todos sus habitantes.
Es una determinación firme, los vallenatos estamos decididos a proteger y defender nuestra ciudad porque al hacerlo, estamos protegiendo nuestras próximas generaciones.
Es la responsabilidad civil como ciudadanos de bien lo que nos obliga a tomar esa actitud decidida para reclamar, denunciar y exigir el respeto y correcta administración de la ciudad. Este es el camino que hemos elegido y que no se ponga en duda la firmeza de nuestra determinación; no bastan las permanentes explicaciones y disculpas, queremos acciones transparentes y limpias, sin engaños, sin excusas, sin mentiras.
Pero tengamos presentes que, al igual que la flor, debemos proteger nuestra ciudad todo el día, todos los días todo el año, la acunaremos en nuestros sentimientos mas sublimes para no permitir que la sigan lastimando, por ella nos expondremos a polvos oscuros, vientos borrascosos y soles perversos, esto no lo olvidaremos, porque a cada cuadra las trinitarias nos recordarán como es que se protege algo que tu corazón ama.
Si permanecemos quietos y no ponemos algo de nuestra parte no estaremos en lo cierto, unidos todos por la defensa de Valledupar. Recuerda, no siempre es cierto lo que tus oídos escuchan ni lo que tus ojos ven.
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