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Columnista - 25 octubre, 2017

‘La Vieja’ Sara y su sobrino Simón

Hace unos años, me contó Emilianito Zuleta Díaz que su abuela Sara, cuando se enojaba decía: ‘yo me llamo Sara, pero mi apelativo es María’, pero nunca pudo saber el significado de esa frase. El lunes anterior durante el sepelio de Rafael Enrique ‘Wicho’ Sánchez, célebre compositor de ‘La banda borracha’, me saludé con ‘Poncho’ […]

Hace unos años, me contó Emilianito Zuleta Díaz que su abuela Sara, cuando se enojaba decía: ‘yo me llamo Sara, pero mi apelativo es María’, pero nunca pudo saber el significado de esa frase.

El lunes anterior durante el sepelio de Rafael Enrique ‘Wicho’ Sánchez, célebre compositor de ‘La banda borracha’, me saludé con ‘Poncho’ Zuleta en la Tarima de la Plaza Alfonso López y cuando le dije que estaba escribiendo un libro sobre ‘La Vieja’ Sara me dijo, “Jesucristo, mi abuela era de raca mandaca, lo máximo”.

Estas dos frases llenas de contenidos, son señales de que Sara María Baquero Salas no pasó por este mundo terrenal desapercibida; por el contrario, su más empedernido compadre, Rafael Escalona, le impuso por cariño el apodo preciso y locuaz: ‘La Vieja’ Sara (9 de agosto de 1892 -17 de junio de 1975).

He venido dándole vueltas a la idea del libro sobre esta mítica mujer desde hace seis años, y como diría ‘Gabo’, creo que ya la tengo bastante madura y por eso llevará por nombre ‘La Vieja Sara y su sobrino Simón’.

Escribo estas líneas como homenaje póstumo a Emiliano Zuleta Baquero (+30 de octubre del 2005), el único hijo que tuvo con Cristóbal Zuleta porque Cristóbal la abandonó, ella se las arregló como pudo con sus hermanas, su mamá Santa y sus tías.

Cuando su hijo Emiliano tenía entre 5 y 6 años, ‘La Vieja Sara’ conoció a Rafael Araujo en El Plan. Con Rafael tuvo nueve hijos: Rafaela, Andrés, Santa, Encarnación, Antonio ‘Toño’, Matilde, Mario, María y Carlos Jeremías.

‘La Vieja’ Sara fue altanera y esplendorosa, podrían ser los dos extremos de esta mujer que logró tener al mismo tiempo la pobreza rodeándola y la riqueza alrededor.

Los más enconados músicos la idolatraron y le guardaron respeto, se les rindieron a sus pies, porque ella tenía una fina percepción para distinguir y darle el valor a las cosas terrenales y espirituales.

Hace unos años entrevisté a Simón Salas Núñez (95 años), su sobrino, en una finca de Chimichagua. Con Simón tuvo un percance por el ofrecimiento que le hizo a Rafael Escalona de unas gallinas y ‘La Vieja’ Sara lo trató de mentiroso. Al final quedó una enemistad entre ellos y Simón se fue del pueblo y de su finca ‘La Quinta’, en la Sierra Montaña.
“Mi mamá era una mujer contenta, muy espiritual. Siempre que se iba para una fiesta a un pueblo nos llevaba a mis hermanas y a mí para no dejarnos solas en la casa. Ella siempre iba a las fiestas de Urumita, Manaure, La Jagua, Villanueva, Becerril. Ella tenía un hablar recio, mi papá Rafael Araujo fue parrandero, pero no sabía ni tocar las palmas. En cambio, mi mamá era fácil para echar un verso,” afirman sus hijos.

Rafael Escalona aparece en la vida de Sara Baquero, cuando su hijo Emiliano Zuleta Baquero, siendo muchacho, aprende a tocar acordeón, en un acordeón que le “robó” a su tío Francisco. Años después también se forma como acordeonero y verseador su otro hijo Antonio ‘Toño’ Salas Araujo. Empieza la era de los hermanos Emiliano y ‘Toño’.

Desde que la conoció Escalona no dio un paso sin Sara Baquero y era el padrino de varios de sus hijos y de sus nietos. Entonces, surge Escalona con el apelativo ‘Vieja Sara’ y se esparce por toda la provincia. Entre ellos se arma la mayor amistad de la región, al punto que Escalona llenaba de piropos y dadivas la casa de ‘La Vieja’ Sara cada vez que iba a El Plan. Hasta la próxima semana.

tiochiro@hotmail.com
@tiochiro

Por Aquilino Cotes Zuleta

 

Columnista
25 octubre, 2017

‘La Vieja’ Sara y su sobrino Simón

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

Hace unos años, me contó Emilianito Zuleta Díaz que su abuela Sara, cuando se enojaba decía: ‘yo me llamo Sara, pero mi apelativo es María’, pero nunca pudo saber el significado de esa frase. El lunes anterior durante el sepelio de Rafael Enrique ‘Wicho’ Sánchez, célebre compositor de ‘La banda borracha’, me saludé con ‘Poncho’ […]


Hace unos años, me contó Emilianito Zuleta Díaz que su abuela Sara, cuando se enojaba decía: ‘yo me llamo Sara, pero mi apelativo es María’, pero nunca pudo saber el significado de esa frase.

El lunes anterior durante el sepelio de Rafael Enrique ‘Wicho’ Sánchez, célebre compositor de ‘La banda borracha’, me saludé con ‘Poncho’ Zuleta en la Tarima de la Plaza Alfonso López y cuando le dije que estaba escribiendo un libro sobre ‘La Vieja’ Sara me dijo, “Jesucristo, mi abuela era de raca mandaca, lo máximo”.

Estas dos frases llenas de contenidos, son señales de que Sara María Baquero Salas no pasó por este mundo terrenal desapercibida; por el contrario, su más empedernido compadre, Rafael Escalona, le impuso por cariño el apodo preciso y locuaz: ‘La Vieja’ Sara (9 de agosto de 1892 -17 de junio de 1975).

He venido dándole vueltas a la idea del libro sobre esta mítica mujer desde hace seis años, y como diría ‘Gabo’, creo que ya la tengo bastante madura y por eso llevará por nombre ‘La Vieja Sara y su sobrino Simón’.

Escribo estas líneas como homenaje póstumo a Emiliano Zuleta Baquero (+30 de octubre del 2005), el único hijo que tuvo con Cristóbal Zuleta porque Cristóbal la abandonó, ella se las arregló como pudo con sus hermanas, su mamá Santa y sus tías.

Cuando su hijo Emiliano tenía entre 5 y 6 años, ‘La Vieja Sara’ conoció a Rafael Araujo en El Plan. Con Rafael tuvo nueve hijos: Rafaela, Andrés, Santa, Encarnación, Antonio ‘Toño’, Matilde, Mario, María y Carlos Jeremías.

‘La Vieja’ Sara fue altanera y esplendorosa, podrían ser los dos extremos de esta mujer que logró tener al mismo tiempo la pobreza rodeándola y la riqueza alrededor.

Los más enconados músicos la idolatraron y le guardaron respeto, se les rindieron a sus pies, porque ella tenía una fina percepción para distinguir y darle el valor a las cosas terrenales y espirituales.

Hace unos años entrevisté a Simón Salas Núñez (95 años), su sobrino, en una finca de Chimichagua. Con Simón tuvo un percance por el ofrecimiento que le hizo a Rafael Escalona de unas gallinas y ‘La Vieja’ Sara lo trató de mentiroso. Al final quedó una enemistad entre ellos y Simón se fue del pueblo y de su finca ‘La Quinta’, en la Sierra Montaña.
“Mi mamá era una mujer contenta, muy espiritual. Siempre que se iba para una fiesta a un pueblo nos llevaba a mis hermanas y a mí para no dejarnos solas en la casa. Ella siempre iba a las fiestas de Urumita, Manaure, La Jagua, Villanueva, Becerril. Ella tenía un hablar recio, mi papá Rafael Araujo fue parrandero, pero no sabía ni tocar las palmas. En cambio, mi mamá era fácil para echar un verso,” afirman sus hijos.

Rafael Escalona aparece en la vida de Sara Baquero, cuando su hijo Emiliano Zuleta Baquero, siendo muchacho, aprende a tocar acordeón, en un acordeón que le “robó” a su tío Francisco. Años después también se forma como acordeonero y verseador su otro hijo Antonio ‘Toño’ Salas Araujo. Empieza la era de los hermanos Emiliano y ‘Toño’.

Desde que la conoció Escalona no dio un paso sin Sara Baquero y era el padrino de varios de sus hijos y de sus nietos. Entonces, surge Escalona con el apelativo ‘Vieja Sara’ y se esparce por toda la provincia. Entre ellos se arma la mayor amistad de la región, al punto que Escalona llenaba de piropos y dadivas la casa de ‘La Vieja’ Sara cada vez que iba a El Plan. Hasta la próxima semana.

tiochiro@hotmail.com
@tiochiro

Por Aquilino Cotes Zuleta