Descubrir una vacuna no es “soplá y hacé botella”, como se predica en el argot popular. Es algo complejo que exige tiempos determinados de ejecución y fases adicionales de investigación.

Es mejor bregar en el conocimiento y profundizar en los estudios de Ken Frazier, director de la farmacéutica Merk&Co, la mayor productora de vacunas en el mundo, y no en la charlatanería.

Frazier, reconocido científico, revela cronogramas en la consecución del biológico y advierte que descubrir la vacuna contra la varicela tardó 28 años, el rotavirus 15, la vacuna en prevención de la tuberculosis 13 años y 5 años y medio tener a disposición la del ébola y, apenas este mes fue aprobada en Europa.

La que más rápido se ha encontrado es la vacuna contra la papera que demoró 4 años. Todavía es objeto de estudio para darle un mayor margen de efectividad a la vacuna contra la malaria, cuya invención corresponde al científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo, con una capacidad de protección menor al 50 % entre los años 1986-1988, ensayo que no reconoce el departamento de Inmunología del Instituto de Investigación de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, según la revista médica británica The Lancet.

No se trata entonces de anuncios de carteles de cine, ni de una contrarreloj al mejor estilo del tour de Francia, sino de lograr una vacuna segura, efectiva y sin efectos secundarios que no ponga en riesgo la vida de las personas.

Ya hay dos salidas en  falso, primero con la vacuna que ensaya la multinacional Johson&Johson que por rebrotes tuvo que suspenderla, y ahora la farmacéutica AstraZeneca y la Universidad de Oxfod, corren peor suerte al morir un voluntario de 28 años en Brasil, deceso atribuido a la vacuna.

Frazier enfatiza que: “no entendemos el covid-19 y ni siquiera sabemos cómo afecta el sistema inmunológico”. Falta mucho por aprender, remarca el científico vallenato Rafael Valle, mientras que Anthony Fauci, talentoso investigador estadounidense y asesor del presidente Donald Trump es menospreciado por el Jefe de Estado Norteamericano, lo que pone en evidencia el viejo aforismo: “La ignorancia es atrevida”.