Según el último informe preliminar del Instituto de Medicina Legal, entre el mes de enero a marzo del presente año, 20 personas murieron en Valledupar por accidentes de tránsito, de los cuales 14 fueron motociclistas. De acuerdo a la entidad forense la mayoría de los decesos se deben a trauma craneal, una lesión que podría evitarse con el uso del casco.
Tres racimos de globos de color dorado y negro decoraban la pared con el número 21 en grande, ubicado más abajo. En frente de una mesa, estaban ellos de pie y abrazados. Merly Cecilia Ramírez celebraba la vida de su hijo, Juan Carlos Avendaño Ramírez, conocido cariñosamente como ‘Juanki’, aunque esa noche del 18 de marzo del año 2018, la festividad duraría tan solo un momento.
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Todo era alegría y festejo según reflejan las múltiples fotografías que quedaron en el recuerdo. A pesar que ‘Juanki’ había cumplido años el pasado 14 de marzo, la familia quiso festejarlo cuatro días después por ser sábado, fin de semana, tiempo que no entorpecería sus jornadas de trabajo.
Pero siendo aproximadamente la 1:30 del amanecer del domingo 19 de marzo, la alegría se convertiría en llanto: el cumpleañero tomó su motocicleta para llevar a su novia a casa y en el camino sufrieron un accidente de tránsito.
El siniestro tuvo lugar en la carrera 4 con calle 25 del barrio Villa del Rosario, suroriente de Valledupar. ‘Juanki’, según sus familiares, iba en su vía y un carro desde el otro lado hizo la ‘U’ para cruzar y los arrastró.
Al poco tiempo, del otro lado de la ciudad, en la vivienda localizada en el barrio Santa Rita donde continuaba el agasajo, un celular fue el portador de la mala noticia: a Merly Cecilia Ramírez le avisaron que a su hijo lo llevaron gravemente herido a la Clínica Erasmo.
Eran cerca de las 2:00 de la madrugada cuando la mujer se acercó al centro asistencial donde los profesionales de la salud le informaron “que era poco lo que podían hacer por él”. Desde entonces, las horas y minutos pasaron del festejo a las plegarias en favor de la vida por la que celebraban. Sin embargo, al día siguiente, un lunes festivo de marzo, ‘Juanki’ murió a causa de un trauma craneoencefálico severo.
Quizás si ‘Juanki’ hubiese llevado puesto el casco, quizás si no hubiese tomado la motocicleta a esa hora, quizás… Muchas reflexiones quedaron al aire al conocerse la tragedia del joven que se dedicaba al trabajo con acero inoxidable.
“Pienso que si mi hijo hubiese llevado el casco… o no sé. Igual el casco lo protege a uno de muchas cosas. Yo también ando en moto y siempre lo utilizo, pero los jóvenes casi no se lo ponen porque se despeinan. Él lo tenía pero lo usaba poco”, manifestó la madre del afectado.
Agregó que su hijo al parecer también sufrió un fuerte golpe en la nuca, mientras que su compañera sentimental, Macielle Vanesa Cudris Muñoz, resultó herida.
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Aunque en esa ocasión la vida le dio una nueva oportunidad a Macielle Muñoz, dos años después se repitió la tragedia: el 29 de enero del 2020, la joven se movilizaba con su entonces novio, Roselberth Torres Tejeda, cuando se vieron envueltos en un aparatoso accidente de tránsito hacia la entrada de Valledupar que cobró la vida de ambos.
‘Juanki’ es recordado por los familiares como un hombre trabajador que luchaba por superarse, para la fecha del accidente se encontraba realizando un curso de alturas para desempeñarse mejor en el oficio con el que se ganaba la vida.
Su historia es similar a la de muchos motociclistas de la capital del Cesar, que cada año pierden la vida a causa de un trauma craneoencefálico provocado por un accidente de tránsito.
Nada más en lo corrido del año, según el último informe preliminar del Instituto de Medicina Legal, entre el mes de enero a marzo 20 personas murieron en Valledupar por accidentes, de los cuales 14 fueron motociclistas. De acuerdo a la entidad forense la mayoría de los decesos se deben a un trauma craneal.
Este tipo de lesiones, que pueden prevenirse con el uso del casco u otros elementos de seguridad, es una de las más comunes junto con los politraumatismos, los cuales han cobrado la vida de 12 personas en la ciudad.
Los traumas craneales y politraumatismos son heridas tan complejas que su nivel de afectación es comparable con las muertes naturales más comunes que se presentan en los ciudadanos de Valledupar.
De acuerdo a la Secretaría de Salud Municipal, este año 11 personas han fallecido por síndrome de dificultad respiratoria y otras 11 por shock cardiogénico. Otras han muerto por paro cardiorrespiratorio, parada cardiorrespiratoria, PCR, falla multiorgánica y choque séptico, con 16 casos, respectivamente.
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Para el Código Nacional de Tránsito Terrestre de Colombia el uso del casco es una herramienta importante para los conductores de bicicletas, triciclos, motocicletas, motociclos y mototriciclos, que permite amortiguar el golpe en la cabeza durante un eventual accidente. Además protege la cabeza de elementos extraños contundentes mientras se desplazan en las vías.
No obstante, no basta con usarlos sino saber elegir los adecuados. El Ministerio de Transporte reglamenta que estos implementos deben permitir la visión periférica, tener extensión en la coraza, un ángulo de apertura del visor, transmitancia luminosa y espectral. Pero los conocedores del tema indican que a veces la ciudadanía utiliza el casco solo para evitar la imposición de un comparendo más que por el beneficio que les pueda brindar.
“La gente no tiene consciencia de la importancia de usar el casco, de lo beneficiosos que es. Incluso cuando compran un casco no caen en cuenta que estos tienen unos requerimientos específicos que se rigen en normas técnicas y estamos tomando malas decisiones hasta en la compra. Vemos personas que los usan y en el momento son muy pequeños o muy grandes y en el impacto puede generar afectaciones porque no va a salvaguardar a la persona”, manifestó Pedro Londoño Jiménez, ingeniero especialista en movilidad y transporte.
Basta con caminar por las calles de la capital del Cesar para notar que muy pocos aplican las normas. Las autoridades de movilidad han batallado para mejorar la perspectiva. En el año 2018 la Fundación Emprendamos en coordinación con la Alcaldía Municipal y mediante el apoyo financiero de la Agencia de Seguridad Vial realizaron actividades de prevención.
“Con el tema de las motos, en ese momento pedimos acompañamiento de la Policía que nos ayudaba a ejercer un control, ellos llegaban paraban a la gente y nosotros aprovechábamos que los teníamos en un lapso de tiempo para brindar unas charlas y en algunos casos armábamos unos circuitos o hacíamos revisiones del equipo operativo gratuito como el marcado de la moto y aprovechábamos para socializar temas de seguridad vial”, acotó Londoño Jiménez, quien participó en la iniciativa.
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Durante la administración municipal anterior también se aplicó el proyecto de Convivencia y Cultura Ciudadana que contaba con un equipo interdisciplinario para el mejoramiento de las conductas en las vías y otros aspectos fundamentales en la sociedad vallenata, pero algunos consideran que no se reflejaron los resultados.
“Ellos lo vieron en función de inversiones realizadas pero no de resultados efectivos en ahorros de gastos médicos por atropellamientos o de pérdidas de vidas”, explicó el secretario de Tránsito Municipal, Roberto Carlos Daza.
Tanto el ingeniero en movilidad como el secretario de tránsito consultados por EL PILÓN coinciden en que el futuro del mejoramiento de la seguridad está en la población infantil de las instituciones educativas.
“Estamos tratando de estructurar un esquema de formación que permita entender a los ciudadanos cómo debe ser su comportamiento para que la misma ciudadanía ayude a tener una mejor ciudad, a vivir en un mejor ambiente en las vías desde los diferentes roles”, precisó Daza.
Por Marllelys Salinas Mercado / EL PILÓN
Según el último informe preliminar del Instituto de Medicina Legal, entre el mes de enero a marzo del presente año, 20 personas murieron en Valledupar por accidentes de tránsito, de los cuales 14 fueron motociclistas. De acuerdo a la entidad forense la mayoría de los decesos se deben a trauma craneal, una lesión que podría evitarse con el uso del casco.
Tres racimos de globos de color dorado y negro decoraban la pared con el número 21 en grande, ubicado más abajo. En frente de una mesa, estaban ellos de pie y abrazados. Merly Cecilia Ramírez celebraba la vida de su hijo, Juan Carlos Avendaño Ramírez, conocido cariñosamente como ‘Juanki’, aunque esa noche del 18 de marzo del año 2018, la festividad duraría tan solo un momento.
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Todo era alegría y festejo según reflejan las múltiples fotografías que quedaron en el recuerdo. A pesar que ‘Juanki’ había cumplido años el pasado 14 de marzo, la familia quiso festejarlo cuatro días después por ser sábado, fin de semana, tiempo que no entorpecería sus jornadas de trabajo.
Pero siendo aproximadamente la 1:30 del amanecer del domingo 19 de marzo, la alegría se convertiría en llanto: el cumpleañero tomó su motocicleta para llevar a su novia a casa y en el camino sufrieron un accidente de tránsito.
El siniestro tuvo lugar en la carrera 4 con calle 25 del barrio Villa del Rosario, suroriente de Valledupar. ‘Juanki’, según sus familiares, iba en su vía y un carro desde el otro lado hizo la ‘U’ para cruzar y los arrastró.
Al poco tiempo, del otro lado de la ciudad, en la vivienda localizada en el barrio Santa Rita donde continuaba el agasajo, un celular fue el portador de la mala noticia: a Merly Cecilia Ramírez le avisaron que a su hijo lo llevaron gravemente herido a la Clínica Erasmo.
Eran cerca de las 2:00 de la madrugada cuando la mujer se acercó al centro asistencial donde los profesionales de la salud le informaron “que era poco lo que podían hacer por él”. Desde entonces, las horas y minutos pasaron del festejo a las plegarias en favor de la vida por la que celebraban. Sin embargo, al día siguiente, un lunes festivo de marzo, ‘Juanki’ murió a causa de un trauma craneoencefálico severo.
Quizás si ‘Juanki’ hubiese llevado puesto el casco, quizás si no hubiese tomado la motocicleta a esa hora, quizás… Muchas reflexiones quedaron al aire al conocerse la tragedia del joven que se dedicaba al trabajo con acero inoxidable.
“Pienso que si mi hijo hubiese llevado el casco… o no sé. Igual el casco lo protege a uno de muchas cosas. Yo también ando en moto y siempre lo utilizo, pero los jóvenes casi no se lo ponen porque se despeinan. Él lo tenía pero lo usaba poco”, manifestó la madre del afectado.
Agregó que su hijo al parecer también sufrió un fuerte golpe en la nuca, mientras que su compañera sentimental, Macielle Vanesa Cudris Muñoz, resultó herida.
No dejes de leer: Licor y gasolina, una mezcla fatal en las carreteras
Aunque en esa ocasión la vida le dio una nueva oportunidad a Macielle Muñoz, dos años después se repitió la tragedia: el 29 de enero del 2020, la joven se movilizaba con su entonces novio, Roselberth Torres Tejeda, cuando se vieron envueltos en un aparatoso accidente de tránsito hacia la entrada de Valledupar que cobró la vida de ambos.
‘Juanki’ es recordado por los familiares como un hombre trabajador que luchaba por superarse, para la fecha del accidente se encontraba realizando un curso de alturas para desempeñarse mejor en el oficio con el que se ganaba la vida.
Su historia es similar a la de muchos motociclistas de la capital del Cesar, que cada año pierden la vida a causa de un trauma craneoencefálico provocado por un accidente de tránsito.
Nada más en lo corrido del año, según el último informe preliminar del Instituto de Medicina Legal, entre el mes de enero a marzo 20 personas murieron en Valledupar por accidentes, de los cuales 14 fueron motociclistas. De acuerdo a la entidad forense la mayoría de los decesos se deben a un trauma craneal.
Este tipo de lesiones, que pueden prevenirse con el uso del casco u otros elementos de seguridad, es una de las más comunes junto con los politraumatismos, los cuales han cobrado la vida de 12 personas en la ciudad.
Los traumas craneales y politraumatismos son heridas tan complejas que su nivel de afectación es comparable con las muertes naturales más comunes que se presentan en los ciudadanos de Valledupar.
De acuerdo a la Secretaría de Salud Municipal, este año 11 personas han fallecido por síndrome de dificultad respiratoria y otras 11 por shock cardiogénico. Otras han muerto por paro cardiorrespiratorio, parada cardiorrespiratoria, PCR, falla multiorgánica y choque séptico, con 16 casos, respectivamente.
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Para el Código Nacional de Tránsito Terrestre de Colombia el uso del casco es una herramienta importante para los conductores de bicicletas, triciclos, motocicletas, motociclos y mototriciclos, que permite amortiguar el golpe en la cabeza durante un eventual accidente. Además protege la cabeza de elementos extraños contundentes mientras se desplazan en las vías.
No obstante, no basta con usarlos sino saber elegir los adecuados. El Ministerio de Transporte reglamenta que estos implementos deben permitir la visión periférica, tener extensión en la coraza, un ángulo de apertura del visor, transmitancia luminosa y espectral. Pero los conocedores del tema indican que a veces la ciudadanía utiliza el casco solo para evitar la imposición de un comparendo más que por el beneficio que les pueda brindar.
“La gente no tiene consciencia de la importancia de usar el casco, de lo beneficiosos que es. Incluso cuando compran un casco no caen en cuenta que estos tienen unos requerimientos específicos que se rigen en normas técnicas y estamos tomando malas decisiones hasta en la compra. Vemos personas que los usan y en el momento son muy pequeños o muy grandes y en el impacto puede generar afectaciones porque no va a salvaguardar a la persona”, manifestó Pedro Londoño Jiménez, ingeniero especialista en movilidad y transporte.
Basta con caminar por las calles de la capital del Cesar para notar que muy pocos aplican las normas. Las autoridades de movilidad han batallado para mejorar la perspectiva. En el año 2018 la Fundación Emprendamos en coordinación con la Alcaldía Municipal y mediante el apoyo financiero de la Agencia de Seguridad Vial realizaron actividades de prevención.
“Con el tema de las motos, en ese momento pedimos acompañamiento de la Policía que nos ayudaba a ejercer un control, ellos llegaban paraban a la gente y nosotros aprovechábamos que los teníamos en un lapso de tiempo para brindar unas charlas y en algunos casos armábamos unos circuitos o hacíamos revisiones del equipo operativo gratuito como el marcado de la moto y aprovechábamos para socializar temas de seguridad vial”, acotó Londoño Jiménez, quien participó en la iniciativa.
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Durante la administración municipal anterior también se aplicó el proyecto de Convivencia y Cultura Ciudadana que contaba con un equipo interdisciplinario para el mejoramiento de las conductas en las vías y otros aspectos fundamentales en la sociedad vallenata, pero algunos consideran que no se reflejaron los resultados.
“Ellos lo vieron en función de inversiones realizadas pero no de resultados efectivos en ahorros de gastos médicos por atropellamientos o de pérdidas de vidas”, explicó el secretario de Tránsito Municipal, Roberto Carlos Daza.
Tanto el ingeniero en movilidad como el secretario de tránsito consultados por EL PILÓN coinciden en que el futuro del mejoramiento de la seguridad está en la población infantil de las instituciones educativas.
“Estamos tratando de estructurar un esquema de formación que permita entender a los ciudadanos cómo debe ser su comportamiento para que la misma ciudadanía ayude a tener una mejor ciudad, a vivir en un mejor ambiente en las vías desde los diferentes roles”, precisó Daza.
Por Marllelys Salinas Mercado / EL PILÓN